Parte de la farsa argentina
María Mercedes Barbosa

Investigadora, especializada en Finanzas Públicas. Contadora Pública. Premio a la Libertad 2011, Fundación Atlas para una Sociedad Libre. Titular del blog "Pensadores malditos".



Dicen que los argentinos son solidarios pero se olvidan de contextualizar esa tan mentada solidaridad.
 
La solidaridad que se muestra y que hace que se cree el slogan de que los argentinos son solidarios no es más que una fachada para esconder la verdadera esencia del ser humano argentino.
 
Esa solidaridad solo se presenta marketineramente en campañas masivas de recolección de ayuda de todo tipo, según sea la catástrofe que haya ocurrido, para todos los que las miran por tevé.
 
Hoy en día, llevar a alguien en una recorrida humilde en silla de ruedas es una odisea. Veredas rotas por doquier,  rampas rotas y  uniones de distintas diseños de veredas a largo de una cuadra, no son mas que amenazas a la vida.
 
Mi madre paseaba conmigo en su silla de ruedas, y ante cada obstáculo en el piso, me veía haciendo malabares para procurar  un transitar de corrido. Llegada a una rampa, que tenia un tope asesino, las ruedas de la silla frenaron, mi madre se desplazó por la silla hacia delante y cayó  de rodillas. Mal se pudo reincorporar sola y peor aún pude ayudarla a volverla a sentar debido a su rigidez física. Pero lo logré con mucho esfuerzo. Mas nadie de los tantos transeúntes dominicales del barrio ofreció una mano para intentar solucionar la situación o complementar su fuerza con la mía  o bien calmar las lagrimas que me corrían por los ojos ante mi impericia en el manejo de la situación. Eso sí observaron toda la escena sin decir una palabra.
 
Sólo recorrí siete cuadras; un periplo de obstáculos, angustia y toma de consciencia de que el “vecino” es sólo un espectador, que no se conmisera con la situación ajena y que es no-solidario.
 
El vecino es marketineramente solidario cuando por alguna razón de fuerza mayor, se hace una campaña de “solidaridad”, un político se apersona en una plaza del barrio (en épocas de campaña) y ni contar si las cámaras de la televisión están presentes!
 
Y entonces, si la solidaridad se esfuma en estas situaciones tan cercanas, que se palpan en lo cotidiano, que debería ser inmediata la pregunta de “necesitas una mano?”, “te ayudo?” por qué deberíamos pensar que todos serán solidarios al momento de votar, cuando estamos poniendo en juego el destino de una ciudad o de nuestro propio país? Cuanta solidaridad demostramos cuando tenemos que votar a los representantes del pueblo de la nación, diputados, de las provincias, senadores, o de las municipalidades, concejales?
 
Por eso, ampliemos la visión de nuestro alrededor y tomemos conciencia de la realidad que nos circunda. Toda la realidad, desde los sillaruedistas hasta los pobres que descansan en colchones en medio de las veredas, la gente que pide limosna y aquellos que cada día tenemos que afrontar nuestras obligaciones aquejados por la epidemia inflacionaria que ha propagado la mala política, el egoísmo, la desidia y la ignorancia. Incluso la clase política, casta de individuos que muerden la mano que les da de comer, deberían amplificar la conciencia y aplicar zoom a todas las realidades.
 
Mientras tanto seguiremos cambiando figuritas de estos personajes populares. Y mientras tanto, démonos cuenta de que solos no podemos porque nos necesitamos todos…no sólo en la campañas solidarias, sino en la vida del llano, la mía, la tuya…
 
La fortaleza de una nación hace agua cuando la unión es inexistente…y nosotros nos estamos hundiendo.
 

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