Mad Men
María Mercedes Barbosa

Investigadora, especializada en Finanzas Públicas. Contadora Pública. Premio a la Libertad 2011, Fundación Atlas para una Sociedad Libre. Titular del blog "Pensadores malditos".



Consumí en tres semanas, las siete temporadas de Mad Men. Una serie ambientada en los años 60 que muestra, entre varios avatares de la vida de los protagonistas, esas miserias humanas que hasta que no se las ve reflejadas en algún lugar ajeno a nuestra propia vida, no las internalizamos.
 
Algo similar ocurre con el paro del 28 de Agosto. Pareciera que las disputas llegan a un punto tal de determinar qué gremio adhiere o cual no, cuando en el medio de toda esta hecatombe kicillofiana, estamos el pueblo de la Nación.
 
Que la UTA sí, que la UTA no. Me pregunto, los trabajadores de este gremio (y de cualquier gremio que se halle en dubitación) no están afectados por las desgracias ofrecidas por la economía en decadencia? Claro que me van a responder que no se trata de los trabajadores de base, sino que es más bien una disputa entre las cabezas de quienes convocan al paro y los que no se dejan convencer porque el poder de turno “negocia” otros valores.
 
Estamos todos convencidos en que la situación macroeconómica es desfavorable para cualquier actividad que se quiera lograr, cualquier meta básica como el “ahorro”, en muchos casos y ni que hablar de casos en los que quisiéramos tener un proyecto de vida medianamente modesto….la Argentina, con gobiernos como este es imprevisible.
 
Volviendo al tema, esa empatía que hubimos generado entre todos los argentinos para demostrar la antipatía y el descontento a la situación reinante, debería ser suficiente como para apoyar la medida del paro del jueves. Empero hay quienes a horas de la medida, aún duda de su acatamiento.
 
La base de esta pirámide, el llano, la clase trabajadora que cada día, es más débil que los gremios? Permiten que los gremios negocien en la madre de todos los males, valores distintos a los que otorga no sólo la dignidad del trabajo, sino también la satisfacción de llevar a casa el sustento para la familia?
 
Cada ciudadano otorga poder, al ejercer su derecho político del voto, lo que quiere decir que el poder reside en la base. Por lo que creo, en lo personal, que más allá de las decisiones de los gremios, los trabajadores deberíamos comenzar a alzar la voz, antes de que nos avasallen los representantes gremiales y el propio gobierno agonizante.
 
Las promesas de cualquier gobierno a cualquier gremio para acallar las voces populares son parte del gran círculo vicioso nac&pop populista, cuyos resultados salen de nuestros bolsillos. Así, no funciona.
 
Estamos frente a gente demente, que afiebrados por la codicia y el afán de un poder ajeno, negocian nuestro futuro y claudican en la defensa de los valores por los que fueron electos.
 
Y así, vemos nuestras miserias cada vez más arraigadas. No será hora ya de dejar de “mostrarlas”, en realidad, para hacerlas sentir en carne propia?
 

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