El Mompou de Acardi Volodos
Carlos Goedder
Carlos Goedder es el seudónimo de un escritor venezolano nacido en Caracas, Venezuela, en 1975. El heterónimo de Carlos Goedder fue alumbrado en 1999 (un juego de palabras con el nombre de pila correspondiente al autor y el apellido de Goethe, a quien leyó con fruición en ese año. La combinación de nombre algo debe también a la del director orquestal Carlos Kleiber).


El más reciente disco publicado por el gran pianista ruso Arcadi Volodos está íntegramente dedicado a piezas del gran compositor español Frederic Mompou (1893-1987)

A la notable soprano Giuliana Boccalini, gran artista y madre

Acaba de publicarse por el sello Sony el disco VOLODOS PLAYS MOMPOU. Es una valiente decisión artística del virtuoso pianista ruso Arcadi Volodos (nacido en 1972), intérprete de esta magnífica grabación. Volodos cuenta con la técnica e inspiración para deleitar con compositores más populares y que generan inmediato éxito. Opta, en lugar de ello, por abordar el repertorio de un compositor catalán insuficientemente conocido, Frederic Mompou (1893-1987), de quien se cumplen 120 años del natalicio. Si un homenaje es oportuno para este acontecimiento y devuelve universalidad a Mompou es este disco interpretado por uno de los mejores pianistas jóvenes.

Tuve el gusto de asistir a un recital de Volodos en el año 2006, en el Auditorio Nacional de Música en Madrid. La Fundación Scherzo organizó entonces un Ciclo de Grandes Intérpretes del piano con presentaciones a ritmo de un pianista por mes. Al abordarle en camerino, Volodos revelaba una humildad y timidez que le colocaban en la misma liga de otros dos geniales pianistas que vi ese año: Elisabeth Leonskaja fue la primera, una dama genial y quien incluso registró en disco dúos con el titánico Sviatoslav Richter; el otro personaje que me sorprendió por su ausencia de poses fue el joven pianista británico Paul Lewis, quizás el mejor beethoveniano actual y discípulo del gran Alfred Brendel – también presente en aquel afortunado ciclo.

Al año siguiente Volodos publicó un disco con repertorio de Liszt, donde pudo hacer gala de su virtuosismo. La habilidad de Volodos con las blancas y las negras ya quedó patente desde su primera grabación a finales de los noventa, donde pudo interpretar la complicada transcripción de una pieza de la ópera Carmen hecha por el genial  e insuperable pianista Vladimir Horowitz (es la escena del baile en la taberna por Carmen y sus amigas). La formación de Volodos incluyó una temporada en España, en la Escuela Superior de Música Reina Sofía y atesoro grabaciones suyas de juventud junto a otros jóvenes talentos en esa promoción – grabación que obtuve gracias a la Fundación Banco Santander y donde se debe destacar el entusiasta trabajo de Da. Paloma O’Shea y Artiñano.

Dicho lo cual, la invitación es obvia a escuchar a Volodos y sólo se puede lamentar que su discografía es escasa. Uno desearía la misma productividad de un Lang Lang, por ejemplo. Me temo que Volodos debe ser de los músicos que sólo graba cuando siente que ya sabe lo que quiere decir y que elabora mucho sus proyectos antes de llevarlos a cabo. En el caso del nuevo disco dedicado a Mompou, la grabación se ha ejecutado en dos sesiones, entre el 25 y 28 de octubre de 2012, y luego del 17 al 19 de diciembre de 2012. Me sorprende cómo en tan poco tiempo se logró una grabación tan formidable y seguramente fue porque estaba todo previamente preparado en la mente del genial Volodos. No nos ofrecía un disco desde 2009 y la espera se compensa con esta entrega.

VOLODOS PLAYS MOMPOU tiene por programa 24 piezas compuestas por el también sencillo y discreto pianista catalán. Incorpora partes de sus preludios y la obra “Escenas de Niños”, esta última compuesta entre 1915 y 1918. Volodos también adapta para piano un par de canciones de Mompou. Ahora bien, la revelación, la maravilla entre todas estas maravillosas piezas, son once selecciones de “Música Callada”, el summum del cuerpo musical compuesto por Mompou y que este elaboró entre 1951 y 1967. El folleto que acompaña el disco incluye una sección en castellano, lo cual se agradece y es inusual. En ella figura el ensayo “Frederic Mompou 1893-1987. Conciencia y Esencia”, hecho por el especialista Adolf Pla – quien ha publicado el libro “El eterno recomenzar” sobre Mompou con la Editorial La Mà de Guido en 2012. El ensayo del disco es en sí mismo una obra artística y con un poder expresivo sorprendente. Sobre “Música Callada” nos cuenta:

Música Callada está integrada por 28 piezas editadas en cuatro cuadernos compuestos en 1951 (publicado en 1957), 1962, 1965 y 1967. Mompou identificó su música con el significado de un poema del Cántico espiritual del poeta místico español del Siglo XVI, San Juan de la Cruz:

«La noche sosegada

en par de los levantes de la aurora,

la música callada, la soledad sonora,

la cena que recrea y enamora.»

Este poema hace referencia al gozo que podemos experimentar en la experiencia transformadora de nuestro espíritu cuando podemos escuchar nuestra propia música interna, aquella que no suena en el exterior sino en nuestro interior. Mompou se sintió plenamente identificado con este poema en el que reconoció concordancia con el sentido de su música. Por esta razón dio el nombre a su mejor opus Música callada, punto de llegada y culminación de su estética.” (c.f. al folleto que acompaña al disco, sin numeración de página en la versión para iTunes)

Mompou tuvo otra biógrafa notable en Clara Janés, quien publicó con la Editorial Vaso Roto, en 2012, una biografía llamada La Vida Callada de Federico Mompou. La revista de creación ADAMAR publicó en Internet una reseña de Janés sobre el compositor, con el título “Mompou: Absorto en la bóveda de la soledad.” (c.f. http://www.adamar.org/archivo/iii_epoca/numero_15/000016.janes.htm ) En ella se comenta lo siguiente sobre Música Callada:

“… En su discurso de recepción en la Academia de Bellas Artes de San Jorge, él mismo definió de este modo: «Esta música es callada porque su audición es interna. Contención y reserva. Su emoción es secreta y solamente toma forma sonora en sus resonancias bajo la gran bóveda fría de nuestra soledad. Deseo que en mi música callada, este niño recién nacido, nos aproxime a un nuevo calor de vida y a la expresión del corazón humano, siempre la misma y siempre renovando.»”

Y tras darnos las palabras del propio Mompou sobre la obra, Janés agrega:

“Por su itinerario de despojamiento y desnudez, Vladimir Jankelevitch compara a Mompou con Manuel de Falla y dice que llega «al punto intangible donde la música se ha convertido en voz misma del silencio, donde el silencio mismo se ha hecho música. Aspira a dejar cantar la voz del alma pura, del alma sola, del alma misma en ella misma (ipsa), es el canto de la ‘ipseidad’ espiritual.» Mompou, que desde sus años jóvenes definió su obra como un «recomenzar», es decir, una vuelta al origen de la creación pero con todo el bagaje que la historia nos ha deparado, consideró estos cuadernos de Música Callada como su «máxima y más auténtica expresión.»”  

Tras leer todo esto, es importante trasmitir precaución. Música Callada es todo menos arrogante en sus miras y las piezas tampoco se escapan de la tonalidad. Es una música despojada, humilde, sencilla. Pretende ofrecer un instante de encuentro personal con nuestra propia trascendencia. Las piezas que interpreta Volodos y que representan casi un 40% del total de esa colección se entrelazan de manera coherente y se resuelve cada una en 3 minutos o menos. Podría decir que es un experimento de música metafísica y con una economía de medios sorprendente. Indudablemente un pianista o compositor puede añadir elementos técnicos a estas definiciones, mas algo que da aliento es que el propio Mompou explica su obra y la intención que posee, alejándonos de una falsa descripción de su composición. De alguna forma Volodos nos lleva a Música Callada desde las escenas de infancia que Mompou había escrito cuarenta años antes, señalándonos el nexo con la niñez, esa época de la vida en que el alma está más expuesta al mundo y hacia la cual quizás debamos apuntar para reencontrar el alma que se nos escondió entre tantas otras cosas, emociones y pensamientos. Y si bien las piezas de Música Callada son fundamentalmente lentas y así denotadas (Lento, Moderato, Calme), Volodos nos incorpora una pieza movida y alegre, con colores hispánicos, el “Música callada XI Allegretto”.

Volodos señala, en su propia nota dentro del folleto que acompaña el álbum:

“Pero la experiencia más sorprendente y reveladora llegó más adelante, cuando empecé a sumergirme en las profundidades de su Música Callada. Es, sin duda, la cumbre de su obra, su opus 111, la música alrededor de la cual discurre toda su vida. Cuanto más me adentro en ella, más me doy cuenta de hasta qué punto se eleva el espíritu de Mompou. Parece que la música, más que compuesta, ha sido rasgada de la eternidad, que ya existía en las esferas antes y después de la creación del mundo. El compositor simplemente nos da acceso a esta eternidad sonora…”

¿Qué más se puede decir? Al final del artículo doy algunos enlaces de Internet para apreciar algo de esta bella música, un experimento filosófico en el piano. Quizás toda la música para piano tenga su metafísica, mas esta la aborda de manera explícita e intencionada. Nos quita también la idea de que la música clásica española se concentra en apelar a motivos de corte folclórico, gitano y de evocaciones al paisaje de la bella tierra hispana. Si bien Mompou fue profundamente barcelonés, aun viviendo una significativa etapa de su vida en Francia, Música Callada se refiere a un tema universal desde una óptica simplemente  humana, sin patrias ni gentilicios. Los enlaces para disfrutar el binomio Mompou-Volodos son:

http://www.youtube.com/watch?v=A9yH4Co829U

http://www.youtube.com/watch?v=3UvhZaKkyDc

http://www.youtube.com/watch?v=KiOz6kjK79A

http://www.youtube.com/watch?v=iM6SqiLRyNs


[Nota Biográfica:

Federico Mompou nació en Barcelona. Una de sus impresiones de infancia fue el sonido de campanas en la fábrica que su abuelo tenía para elaborar estos bellos instrumentos que nos invitan a Dios. Su primer recital fue a los 15 años (4 de mayo de 1908). Se trasladó a los 18 años a París. Allí tomó lecciones con Ferdinand Motte-Lacroix, primer difusor de las composiciones que hizo Mompou. Las primeras obras de Mompou incluyeron Pesebres (1914-17), Escenas de niños (1915-1918) y Charmes (1920-21). Tuvo influencias de Fauré y Satie. Se radicó en Francia y volvió a Barcelona durante vacaciones y también a radicarse durante las Guerras Mundiales, en 1914 y 1941. En París escribió sus Preludios y sus Variaciones sobre un tema de Chopin (1938-57). Contrajo nupcias con la joven y también pianista Carmen Bravo en 1957. Esta dama ha mantenido vivo el legado del compositor mediante la Fundació Frederic Mompou, cuyos contenidos en Internet sólo están escritos en catalán, restando algo de universalidad para difundir el valioso material que contienen (c.f. www.fundaciomompou.cat ). Mompou compuso en 1964 el oratorio Los Improperios. En 1976 homenajeó a Pau Casals, fallecido en 1973, con El pont, homenatje a Pau Casals. Recibió distinciones en su España natal como el Premio Nacional de Música y la membresía a la Real Academia Catalana de Bellas Artes de San Jorge. Desconozco su opinión sobre el régimen de Franco, del cual fue feral adversario Casals.

Grandes intérpretes como la catalana Alicia de Larrocha (1923-2009) y Arthur Rubinstein dejaron grabaciones de Mompou. De particular interés es un disco publicado a bajo precio por el sello neerlandés Newton en 2012, en el cual Alicia de Larrocha nos deleita con selecciones de los preludios y la serie Canciones y Danzas de Mompou, más accesibles que Música Callada. Es una reedición de las grabaciones de Larrocha con el sello RCA.]



 

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