Recuperar la credibilidad. Asignatura para la nueva clase política
Richard Leslie Ramsay
Director de "Desafío Exportar".


Cuando un barco comienza a hundirse, son las ratas las primeras en abandonarlo. Buscan maderas o elementos que floten en su intento por salvarse… cualquier analogía corre por cuenta del lector.

La desesperación por conseguir fueros, por parte de funcionarios y políticos, a nuestro entender,  es aceptar en forma implícita que son culpables de todas las sospechas que se los acusa: corrupción, malversación de fondos, desvío de subsidios, declaraciones fraudulentas, y todo un rosario de “pecados capitales….” que si fueran inocentes, nada tendría que preocuparlos confiando en la justicia que ellos mismos conformaron a su gusto y paladar.

Decíamos en nuestro editorial anterior, que el tiempo que nos separa de un nuevo gobierno, es muchísimo, para desgracia nuestra, dado que el Ejecutivo puede seguir profundizando sus políticas destructivas para la economía, la industria y el campo. 

Escaso, si en un rapto de patriotismo quisieran corregir algunas políticas negativas que complicarán seriamente la gestión del nuevo gobierno.

Los diputados y senadores que votaron favorablemente, a libro cerrado,  las leyes que brindarán impunidad para escapar – si pueden - de las manos de la Justicia, no resultan ser otra cosa que simples cómplices de delitos que, aunque per se no los hayan realizado, son cómplices, como lo son quienes amparan a un hampón que acaba de cometer un asesinato, pero en esto caso son delitos en masa que les han inferido a nuestra sociedad.

Argentina, uno de los principales países productores de alimento, podría ingresar Libro Guinnes 2015, como el país que recuperó la tuberculosis que había sido erradicada, y que hay muertos por desnutrición…¡¡¡

Gracias a la ineptitud imperante en el Congreso Nacional, se alentaron las políticas que se ordenaban desde la presidencia,  y que fueron destruyendo lenta pero sistemáticamente las instituciones columnas vertebrales de la Nación. El Congreso transformado en Escribanía para avalar los despropósitos que se les ordenaba desde el Ejecutivo.

Triste, que a puertas cerradas se manifestaban contrarios a los proyectos de ley que votaron favorablemente, y que fueron cercenando las bases de la Nación. ¿Podrían ser juzgados por una renovada Justicia, como traidores a la Patria?.

El futuro gobierno – no importa el signo político- tendrá una ímproba labor para ordenar el país, y devolverle la condición de serio, confiable y predecible. No bastará un período de gobierno y exigirá de la ciudadanía gran tolerancia y paciencia, ya que las declaraciones de los dirigentes políticos que sostienen que en 100 días se podrían resolver muchos de los problemas, deben ser tomadas como parte de la campaña proselitista, pero alejadas de la realidad nacional. Parafraseando al extinto líder del PJ: “la única verdad es la realidad”, y el futuro nos enfrentará con muchas realidades difíciles de resolver.

Es de esperar de los líderes políticos, el cumplimiento de la palabra empeñada, respecto de pedir a la Justicia investigar a fondo todos los actos de corrupción que envolvieron desde el principio a este gobierno.  Sin acuerdos espúreos- de los que nos acostumbraron Norberto Oyarbide, Gils Carbó o Sebastian Casanello, colaborando desde el cargo para desviar las investigaciones por lavado de dinero; coimas; desvío de subsidios; favorecer el tráfico de drogas; enriquecimiento ilícito, entre tantos otros delitos.

Los políticos debieran trabajar intensamente para recuperar la fe de la ciudadanía en ellos. Los congresistas y funcionarios de FpV le hicieron flaco favor  a la clase política a la que pertenecen: no tienen credibilidad, y lo lamentable que este descreimiento alcanza a toda la clase política, sin distinción de signo o partido.

Ningún país puede darse el lujo de no tener clase política. Lo importante que dicha clase sea confiable, creíble, honesta e idónea.

Hacemos votos por que los nuevos políticos sean una bisagra respecto de los que han imperado hasta hoy, reñidos absolutamente con los compromisos asumidos hacia a Nación y sus  ciudadanos. La grandeza que han jurado defender, se han reducido a su propia grandeza: la económica.   
 

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