Con la pluma y la palabra
María Mercedes Barbosa

Investigadora, especializada en Finanzas Públicas. Contadora Pública. Premio a la Libertad 2011, Fundación Atlas para una Sociedad Libre. Titular del blog "Pensadores malditos".



Que grave que es escuchar en boca de dirigentes politicos, ensayistas, periodistas y gente como vos y yo que el miedo ha vuelto a la Argentina. Y que grave que es sentirnos desprotegidos y cuanto mas aun, en democracia.
Este hecho de la desaparición física del fiscal Nisman marca un punto de inflexión para la patria: o comenzamos a transitar el camino evidente de la perdida de Libertad, el miedo y la impunidad o comenzamos a romper las cadenas que nos atan…y matan.
La muerte del fiscal Alberto Nisman, no solamente deja una papa caliente como lo es, a esta altura con todas sus implicancias, la causa AMIA, sino que puede hacer morir la posibilidad de justicia en la que todos -sin excepcion- queremos sentirnos resguardados.
Quizás no sea en si misma la muerte del fiscal, lo que nos espante sino la debilidad a la que han llevado a las instituciones de la Republica y el desparpajo del gobierno en tratarnos como idiotas.
De “mentiroso” a repentino “muerto”, Nisman se convierte en una víctima del desentendimiento y del abandono y en un virtual verificador de hechos que tememos queden impunes.
Esta muerte por causas politicas debiera convertirse en el nacimiento del deseo de vivir tranquilos, libres, en paz y con instituciones serias y fuertes.
Nos merecemos una Republica.
Pero también la Republica merece que la habiten ciudadanos comprometidos con la cosa publica e interesados en el cumplimiento de las normas y las regulaciones.
Borges ha escrito que “no nos une el amor sino el espanto”. El problema a resolver es analizar que vamos a hacer para evitar que sea ese espanto el sentimiento que nos una o bien, la ambición patriótica de vivir orgullosos en un pais libre y justo.
Hay mucho por hacer y mucho lo que hay que traccionar en la clase politica. Así tenemos que optar por una posición activa y defender las bases de la Republica.
Mas allá de los colores partidarios debemos apoyar a la clase política para que pueda crear un escenario en el que se permita el esclarecimiento de hechos que tiñen de sangre a la patria.
Debemos aportar nuestra voz a la politica, porque si no hablamos no nos escuchan. Debemos actuar, participar, debatir e involucrarnos y fomentar que los distintos formen parte de un nuevo pais; porque los que están arriba provienen de abajo y si no nos gusta lo que están debemos sucederlos en su rol.
Quizás este hecho desgraciado nos ayude a todos: a la oposición para que se amalgame en una alternativa fuerte e indestructible en pos del bienestar de todos; a la justicia para reivindicar su imagen y demostrar que nos todos los magistrados son Oyarbides o Casanellos y llevar acabo la tan mentada formula de “Será Justicia”.
Sepamos que hay algo mas poderoso y mas fuerte que la violencia: nuestra voz, llena de verbos de Libertad.
Hablemos.
 
 

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