Relaciones, Inversiones y de los derechos, ¿Qué?
Pedro Corzo
Periodista de Radio Martí.
El pragmatismo en las relaciones internacionales,
incluido los negocios, siempre ha
existido, la diferencia es que en la actualidad muchos de los que promueven esa
práctica, salvo contadas excepciones, encubren sus verdaderas intenciones de
beneficio personal, cualquiera que estas sean, con declaraciones
grandilocuentes en las que afirman que por medio de la cooperación, se lograra
que los derechos humanos se respeten, mientras mejoran las condiciones de vida
de los más desposeídos.
Por ejemplo, sin excluir las buenas intenciones que
pudieran haber albergado los mandatarios estadounidenses, Richard Nixon al
visitar la República Popular China en 1972 y Jimmy Carter de establecer
relaciones diplomáticas plenas con Pekín, 1978,
la realidad es que en el coloso asiático continúan imperando una
dictadura ideológica que prohíbe el pluralismo político, ejerce un férreo
control sobre los medios de divulgación y mantiene en prisión a numerosas
personas por motivos políticos.
Algo similar ocurrió con la decisión del presidente William Clinton,
1995, de establecer relaciones con la República Socialista de Vietnam. El
mandatario estadounidense expresó, “Es la hora de mirar hacia adelante con
respecto a Vietnam”, pero en ese país, a pesar de los cambios económicos,
similares a los que han tenido lugar en China, los derechos continúan
conculcados y el individuo sigue estando controlado por una clase política que
no ha sido elegida libremente.
Por su parte el presidente Barack Obama, el pasado primero de julio desde la Casa
Blanca dijo “Este es un paso histórico hacia adelante en nuestros esfuerzos
para normalizar las relaciones con el gobierno y el pueblo cubano”, otra buena intención que en la opinión de
algunos analistas, quizás solo ayude a
empedrar el camino del infierno por el
que transitan los cubanos hace casi seis décadas.
Sin entrar a valorar las contradicciones éticas en la que incurre una democracia
cuando reconoce una dictadura, hay una realidad, y es que el establecimiento de relaciones
diplomáticas con gobiernos identificados con alguna modalidad marxista solo
repercute favorablemente, en el mejor de los casos, en la economía, beneficiando particularmente a la clase
dirigente y por supuesto a los empresarios extranjeros o nacionales que
radicados en el exterior, buscan mano de obra de costo reducido para
incrementar sus riquezas.
Los que defienden las inversiones en Cuba deberían tener
en cuenta que sus negocios siempre los
suscribirán con el gobierno. Nunca discutirán con un hombre libre, y sí con el
funcionario que mejor represente los intereses de la dictadura.
Particularmente los cubanoamericanos que proyecten
invertir en la isla deberían tener en cuenta que en su país, o el de sus
padres, no hay elecciones plurales y libres, tampoco libertad de prensa, y que
los derechos humanos son violados de manera sistemática y permanente.
Por otra parte deberían considerar que su origen es un
agravante, en caso de que tuvieran una diferencia con el gobierno. Hay múltiples ejemplos de que el régimen
cubano criminaliza a su conveniencia las inversiones y si es conveniente, a los
inversionistas.
Lamentablemente tanto en China como en Vietnam se ha
demostrado que las inversiones
económicas, y las posibilidades de que algunos ciudadanos comunes pudieran
enriquecerse, no ha repercutido en lo que concierne a cambios políticos y
sociales que beneficien a la población.
El individuo está indefenso ante el estado sin importar
la fortuna que haya acumulado.
No hay dudas que el fracaso del modelo impuesto por el
castrismo en Cuba, 1959, ha conducido a la nomenclatura insular a realizar
ajustes económicos que han incidido favorablemente en una minoría, por lo que es válido suponer que el incremento futuro de las
inversiones en la isla tendrán un alcance mayor y otros sectores de la
población disfrutaran de una mayor prosperidad, condición que siempre estará
amenazada por la ausencia de un estado de derecho como el que se disfruta en
las democracias.
Los que esperan cambios políticos en Cuba porque
Washington decidió establecer una embajada en La Habana, o los que creen que la
oposición a la dictadura, interna o externa, va a desfallecer por el mismo
motivo, están equivocados.
Si algo hay que reconocerle a la dictadura de los
hermanos Castro es su vocación de poder. Nunca han hecho concesiones que
pudieran afectar el control que ejercen en la isla. El castrismo no es una
ideología, sino una fórmula para llegar al gobierno y continuar controlándolo.
Por otra parte la oposición cubana, en cualquiera de sus
modalidades, e independiente a la estrategia que hayan usado o usen en su
enfrentamiento con el régimen, y sin importar la orilla en la que desarrolle
sus actividades, ha dado muestras de la firmeza de sus convicciones a favor de
la democracia en su país, por lo tanto, la falta de aliados, no quebrara su
compromiso.
Últimos 5 Artículos del Autor
16/05 |
Reason Weekend 2024
10/07 |
Freedom Fest - Las Vegas
.: AtlasTV
.: Suscribite!
Dejanos tu email y recibí novedades y todo lo que te podemos ofrecer!