Cuba, entre Eisenhower y Obama

Pedro Corzo
Periodista de Radio Martí.
La ruptura de relaciones entre Estados Unidos y Cuba fue
una decisión de la Casa Blanca, que puso punto final al deterioro de las
relaciones entre los dos países.
El presidente Dwight Eisenhower, en la nota ejecutiva al
efecto refería "es mi esperanza y mi convicción que en
un futuro no muy lejano será posible que la amistad histórica entre nosotros
encuentre una vez más su reflejo en relaciones normales, de todo tipo". La
parte final del documento apuntaba, "Mientras tanto, nuestra simpatía está
con el pueblo de Cuba, que ahora sufre bajo el yugo de un dictador".
Eisenhower, tampoco el futurólogo más calificado, podía presagiar que Estados
Unidos restablecería relaciones diplomáticas con una Cuba que cincuenta y cinco
años después muestra la penosa
distinción de contar con dos dictadores y no con uno, como sucedía el 3 de
enero de 1961.
Este 20 de julio los gobiernos radicados en Washington y
La Habana restablecieron relaciones diplomáticas, una decisión que como afirman
muchos analistas, abre una ruta en la que no faltaran desencuentros y
problemas, reto que ambos gobiernos han decidido afrontar.
Aunque la ruptura fue una decisión de Washington una
somera investigación permite conocer que
el presidente John F. Kennedy hizo al menos un intento por descongelar las
relaciones con Cuba, gestión que no
recibió respuesta de La Habana.
El republicano Ronald Reagan dispuso que el embajador
Vernon Walter volara a la isla y sostuviera una entrevista con Fidel Castro.
Antes, en el primer año de su gobierno, determinó que
Alexander Haig, secretario de Estado, se encontrara en México con Carlos
Rafael Rodríguez, vicepresidente del régimen de la isla.
Antes que Reagan, y bajo el gobierno de Richard Nixon, se
afirma que el mandatario ignoraba la gestión, el secretario de estado Henry
Kissinger envió un mensaje a Fidel Castro planteando que consideraba absurda la
política de su país hacia la isla.
Los esfuerzo de aproximación de Kissinger a la dictadura cubana se acentuaron bajo la
presidencia de Gerald Ford, cuando Washington
determinó no oponerse a la decisión
de de la Organización de Estados Americanos de que los estados miembros, que
así lo desearan, estaban en libertad de normalizar sus relaciones con La
Habana. Ford también eliminó el embargo comercial impuesto a Cuba de comerciar
con subsidiarias de corporaciones de Estados Unidos.
Kissinger en su afán de repetir laureles hizo que dos
enviados suyos se reunieran con sendos
funcionarios cubanos con el fin de explorar la posibilidad de
restablecer relaciones. Los representantes de La Habana fueron categóricos, las
relaciones pasaban al menos por un relajamiento del embargo, a los pocos días
Cuba enviaba miles de soldados a Angola. La frustración del inefable secretario
de Estado fue tan visceral que propuso a Ford aplastar a Castro.
El presidente
James Carter fue el mandatario que más se esforzó por establecer
relaciones con Cuba a excepción del presidente Barack Obama, sin embargo sus
esfuerzos fueron torpedeados por los Castro porque entre sus requerimientos
demandaba un irrestricto respeto a los
derechos humanos, compensación por las propiedad confiscadas a ciudadanos de
Estados Unidos y el cese de las intervenciones militares de Cuba mas allá de
sus costas.
Carter entre otras decisiones suspendió los vuelos de
aviones espías sobre Cuba, firmó un acuerdo pesquero y de limites marítimos,
autorizó los viajes de estadounidenses a la isla y estableció contactos diplomáticos
directos al acordar ambos gobiernos la apertura de oficinas de interese en las
respectivas capitales. Esfuerzos que inexplicablemente La Habana congeló al
incrementar su presencia militar en Angola y enviando un contingente de miles
de soldados a Etiopia.
Por último la dictadura obsequió al mandatario
estadounidense el éxodo de El Mariel, lo que afectó dramáticamente la política migratoria de
Estados Unidos y la figura presidencial.
Durante su mandato Bill Clinton firma un segundo acuerdo
migratorio con Cuba, pero La Habana impide otro tipo de aproximación cuando
derriba las avionetas de hermanos al rescate, por su parte el presidente George
W. Bush incrementó las sanciones contra el gobierno cubano, sin dar muestras de
estar interesado en establecer mejores relaciones.
En cambio el presidente Barack Obama, durante la campaña
electoral en el 2007 declaró enfáticamente que la política hacia la isla era
fallida y que era preciso cambiarla, promesa que se materializó el pasado 20 de julio.
La realidad es que hasta ahora el gobierno de Cuba había
ignorado todos los esfuerzos de Estados Unidos a favor de un acercamiento
diplomático, quizás porque en el pasado la voluntad de Washington de
descongelar las relaciones pasaba por
demandas que los hermanos Castro nunca han estado dispuestos a satisfacer,
porque consideran que la Casa Blanca debe otorgarlo todo y el Palacio de la
Revolución nada.
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