Progresismo educativo
Edgardo Zablotsky
Ph.D. en Economía en la
Universidad de Chicago, 1992. Rector de UCEMA. En Noviembre 2015 fue electo Miembro de la Academia
Nacional de Educación. Miembro del Consejo Académico de la
Fundación Atlas para una Sociedad Libre. Consultor y conferencista en políticas públicas en el
área educativa, centra su interés en dos campos de research: filantropía no
asistencialista y los problemas asociados a la educación en nuestro país.
Cómo definir
hoy el progresismo? Es difícil, ser calificado de progresista está bien visto
por nuestra sociedad y hasta el actual gobierno en algún momento se apropió de
la palabra. Nadie podría disentir que desde una visión progresista las
condiciones de un individuo al nacer no deberían limitar sus posibilidades
durante el resto de su vida. El Estado tendría un claro rol: generar las
condiciones para que sea el esfuerzo de cada ser humano la única variable que
ponga límite a sus aspiraciones, independientemente de su cuna.
Por ejemplo, al lanzar su candidatura, Margarita Stolbizer exclamó: “Quiero ser presidenta para levantar las banderas del progresismo que no se negocian. Vamos a volver a llenar de contenido la idea de progresismo que tanto se ha bastardeado”. Al respecto, en una posterior entrevista expresó su preferencia por “priorizar la democracia como garantía de derechos sociales, (…) por eso nuestros dos pilares son igualdad y decencia, algo de lo que no hablan los demás”.
Igualdad y
decencia, o mejor dicho, quiero creer, igualdad de oportunidades, no de
resultados. De ser así la declaración de Margarita Stolbizer satisface mi
caracterización de progresismo, descartando la decencia, la cual debería ser un
atributo común de todo candidato.
Igualar
oportunidades, ¿cómo lograrlo sin el acceso más inclusivo posible a una
adecuada educación? Es claro que la educación debería ser parte de toda
propuesta progresista. Ejemplo de ello lo encontramos en las declaraciones de
la diputada Victoria Donda, reportadas en la web del Movimiento Libres del Sur.
Donda, quien buscará renovar su banca acompañando la candidatura de Stolbizer,
señala: “Hablamos de democracia participativa, lucha contra la pobreza, acceso
a la educación y salud de calidad, y a condiciones de vida dignas. Estas metas
que hoy son solamente parte de un relato falaz e inescrupuloso, son los pilares
en donde se debe asentar una propuesta progresista”.
Igualdad de
oportunidades, acceso a la educación, dos conceptos de utilidad para realizar
un sencillo test en cuanto al nivel de progresismo educativo
de cualquier candidato a un cargo electivo.
de cualquier candidato a un cargo electivo.
En junio pasado el gobernador de Nevada, Estados Unidos, convirtió en ley una legislación aprobada por el congreso de tal Estado, que crea el Programa de Cuentas de Ahorro para Educación (ESA). Como sintetiza la web del Cato Institute, “cuando un padre residente en el Estado decida retirar a su hijo de la escuela pública a la que ha sido asignado, el Estado tomará el 90% del costo promedio de educar a un niño en Nevada y lo depositará en una cuenta de ahorro con fines determinados, para que la familia lo utilice ya sea para pagar parte o la totalidad del costo de educación en una institución privada, o para adquirir una amplia variedad de productos y servicios educativos, tales como libros de texto, terapia educativa, tutores privados en caso de necesitarlos, etc. Los estudiantes de familias de bajos ingresos o con necesidades especiales recibirán el 100% del importe”. Se agrega que “el programa, en la actualidad, está dirigido a estudiantes que hayan asistido a escuelas públicas al menos cien días en el año anterior, pero se estudia en la Legislatura extenderlo a la totalidad de los estudiantes”.
Ninguna
familia podría estar peor por tener más alternativas para educar a sus hijos, independientemente
de sus restricciones económicas. Una ley de estas características otorga una
mayor igualdad de oportunidades que el status quo, por lo cual debería ser
calificada de progresista.
¿Por qué no
preguntarles a nuestros candidatos a legisladores si estarían dispuestos a
apoyar una legislación similar? ¿Por qué no preguntarles a los candidatos a
presidente si estarían dispuestos a convertirla en ley?
Un ejercicio como el propuesto nos permitiría discriminar entre candidatos que no dudan en denominarse progresistas, frente a una realidad en la cual hasta el actual gobierno intentó apropiarse de dicho adjetivo calificativo.
Un ejercicio como el propuesto nos permitiría discriminar entre candidatos que no dudan en denominarse progresistas, frente a una realidad en la cual hasta el actual gobierno intentó apropiarse de dicho adjetivo calificativo.
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