Donald Trump: más que ofensivo, equivocado
Maximiliano Bauk
Es Analista de
Políticas Económicas en el Centro de Estudios Libertad y Responsabilidad.
Actualmente cursa una Maestría en Políticas Económicas en la SMC University.
Participó del “Programa de Jóvenes Investigadores y Comunicadores Sociales” de
Fundación Atlas para una Sociedad Libre.
Más allá de todo cuestionamiento
moral hacia la latente xenofobia del multimillonario estadounidense devenido en
candidato presidencial, Donald Trump, quiero explicar de manera sencilla y con
ejemplos fácticos la razón por la cual los inmigrantes no son enemigos de los
Estados Unidos ni de cualquier otro país, sino que todo lo contrario,
contribuyen enormemente a una mayor prosperidad.
El magnate propone construir un muro
que separe a los Estados Unidos de su vecino del sur, México, para así evitar
el arribo de aquellos ciudadanos argumentando entre otras cosas, que se quedan
con el trabajo de los norteamericanos, generando desempleo y disminuyendo por
lo tanto la calidad de vida, pensamiento bastante común pero totalmente
erróneo.
Cuando alguien emigra de un país a
otro, supongamos de Angola a los Estados Unidos, la economía global crece. Esto
es así porque la misma persona con las mismas capacidades produce en el mismo
tiempo una mayor cantidad de bienes y servicios en un país desarrollado que en
uno que no lo es, debido a las herramientas disponibles en el primero y
ausentes en el segundo. Por ejemplo, digamos que el inmigrante sea un
campesino; en Norteamérica contará con la más avanzada tecnología agrícola que
le permitirá cosechar cientos de toneladas en un día, cuando en su país de
origen lograr más de 100 kilogramos diarios era todo un éxito. Es decir, la
misma persona en diferentes contextos multiplica su productividad y, a mayor productividad,
mayor ahorro, mayor inversión y mayor empleo.
Pero más allá de la teoría, los
hechos indican que el precandidato republicano está confundido, puesto que si
observamos las estadísticas al respecto realizadas entre los años 1970 y 2008
por la Oficina del Censo de los Estados Unidos, veremos que existe una relación
inversamente proporcional entre las variables de desempleo e inmigración, ya
que a medida que crecía esta última, disminuía la primera y viceversa.
Posiblemente Trump no sepa que por cada
inmigrante mexicano, principales agraviados con su discurso, se generan 1,2
empleos en los Estados Unidos tanto de manera individual como por los más de 570.000
negocios cuya propiedad poseen, los cuales a su vez generan un ingreso de unos
17.000 millones de dólares.
A su vez es bueno recordar queel
28,5% de las empresas fundadas en el país del norte durante el 2014 han sido
creadas por inmigrantes. Sin ir más lejos, Google, empresa que hoy vale más de
176.000 millones de dólares, fue fundada en 1998 por Larry Page y Serguéi
Brin, siendo este último un inmigrante proveniente de la
Unión Soviética, por lo que, de haberse negado Estados Unidos a recibirlo, no
hubiera contado con las herramientas necesarias para crear al buscador por
excelencia, por lo que la segunda empresa más grande del planeta jamás hubiera
existido.
Son muchos los políticos que tienen
ese infundado temor a los extranjeros, pero llama mucho la atención que un caso
tan extremo se de en un país construido por inmigrantes de todos los rincones
del planeta, quienes aportaron a lo largo de la historia su grano de arena para
convertir a los Estados Unidos en la principal potencia mundial, por lo que el
eslogan de campaña de Donald Trump,MakeAmericagreatagain (Hacer
grande de nuevo a América), es una contradicción en términos tanto económicos
como históricos.
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