Hazte fama y échate a emitir
Nicolás Márquez
Abogado y escritor. Galardonado con el Premio a la Libertad, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.


Tanto demonizar la década del 90´ (de la que el kirchnerismo participó y disfrutó) y tanto bastardear la Ley de Convertibilidad, al final de cuentas el mismísimo régimen de Cristina acabó imponiendo una suerte de sistema similar, a los efectos de captar dólares (pero de origen sórdido). En efecto, eso y no otra cosa es el CEDIN, una suerte de bono o moneda de fantasía que emite el Banco Central a cambio del equivalente en dólares depositados por los particulares, a cambio de que éstos introduzcan en el mercado legal dólares sin especificar de dónde fueron obtenidos. Es decir, las reservas de los “cedines” serían los dólares depositados por los particulares.

Pero hay un detalle no menor; para que este tipo de mecanismos funcionen, se necesita, entre otras cosas, “un shock de confianza”, conforme la jerga que siempre utilizó Alvaro Alsogaray. Luego, el CEDIN tendrá aceptación en el mercado en la medida en que exista el convencimiento popular de que el gobierno no emitirá este bono sin el respaldo exacto de la cantidad de moneda norteamericana depositada.

Como parámetro, no es de extrañar entonces que el potencial adquirente de “cedines” previamente tome nota acerca de cuál ha sido el comportamiento del BCRA respecto de la emisión de pesos con respecto a las reservas en dólares, a modo de parangón estimativo.

Luego, advertimos que según lo informa el propio Banco Central,
en el año 2011, las reservas eran de U$S 52 mil millones mientras que los pesos emitidos eran $ 167 mil millones, o sea que, por cada dólar de reserva, había en circulación prácticamente 3 pesos. Ya en el año 2012, las reservas eran de U$S 48 mil millones y los pesos emitidos subieron a $ 223 mil millones, o sea que, por cada dólar, había emitidos casi 5 pesos. En lo que va del año 2013, las reservas vuelven a disminuir a U$S 38 mil millones mientras que los pesos emitidos vuelven a subir a $287 mil millones, es decir, por cada dólar de reserva, hay emitidos más de 7 pesos (lo cual es conteste con el precio aproximado del dólar paralelo).

Estos antecedentes alimentan el temor de que la suerte corrida por el peso también la sufra el CEDIN. Es decir, que deje de ser convertible a dólares debido a que el Banco Central emita “cedines” sin respaldo de moneda extranjera suficiente.

Si tenemos en cuenta que el régimen ha estado siempre dispuesto a financiar su despilfarro demagógico envileciendo la moneda local y con ello afectando principalmente el salario de los trabajadores (que son quienes han votado mayormente por el oficialismo en estos años), entonces: ¿porqué no haría lo mismo el gobierno con un puñado de inversionistas que no sólo poseen dólares de origen sospechoso sino que electoralmente no importan un número relevante?

Quizás estas suspicacias sean las que han despertado la desconfianza suficiente como para que el movimiento de cedines hasta el momento haya sido un renovado fracaso para el quinteto de “expertos” que manejan la desaprovechada economía Argentina.


 

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