¿Por qué los Pumas?

Rogelio López Guillemain
Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista
en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes,
Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes
(reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra
historia" por radio sucesos, Córdoba.
Luego de leer un post de Guido Cohen (a quien
no conozco) que se viralizó en las redes, se instaló en mi mente la inevitable
pregunta que nace de tan brillante análisis. ¿Por qué el efecto Pumas?
El rugby no es el deporte más popular de
Argentina, tampoco hemos salido campeones mundiales (como en el hockey sobre
patines), incluso ni siquiera entendemos del todo sus reglas ni la mecánica de
juego. Entonces ¿A qué se debe este
fenómeno?
Creo que Los Pumas despiertan una reacción
(lamentablemente pequeña y apenas declamatoria) en nuestra memoria genética
cultural de argentinos. Son el emblema
de un ideario, el reflejo que esperamos encontrar en el espejo de la vida, el
recuerdo de un pasado más armónico y regido por valoresnacidos del sentido
común.
Un encuentro deportivo no es más que un
pequeño ensayo de lo que es la vida en sociedad, el ser o el deber ser del
individuo en su convivencia con el otro.
Acatamiento de las reglas, dimensiónreal del
alcance del juego, honestidad deportiva, desprecio por la viveza criolla,
utilización de la tecnología para promover lo justo, espíritu de superación, consideración
a los compañeros, trabajo en equipo, reconocimiento del mérito propio y ajeno, respetoal
rival (al que se lo considera un adversario, no un enemigo), admisión del error,
son algunas sensaciones que ellos transmiten.Dignos en la derrota, modestos en
la victoria.
¿Quién no sueña con estas condiciones en el
juego de nuestra vida, dentro de este estadio que se llama Argentina?
Podemos ensayar muchas explicaciones de por
qué sucede lo que sucede en nuestra patria. Falta de educación, corrupción,
subversión de valores o decadencia de las instituciones; todas esas causas son
ciertas.
Pero hay una causa más importante, que
posiblemente sea la responsable de que todas las causas que nombre antes se
hayan desarrollado. Esa causa es la
falta de participación de los argentinos de a pie en la vida institucional del
país. La abulia de cada uno de los
hombres y de cada una de las mujeres de bien nos entierra más y más.
Involucrarse no implica meterse en un partido
político o ser candidato en una elección.
¿Acaso imaginamos que un presidente solo podría cambiar esta decadencia?
¿O suponemos que el poder legislativo sí sería capaz de hacerlo? Lo dudo.
Esto se resuelve ocupando espacios en las
instituciones intermedias, en los clubes de barrio, en los centros vecinales,
en las cooperativas de las escuelas, en las bibliotecas, en las ONG, en todos
los lugares donde podamos exigir se cumpla con las reglas, en todos los lugares
donde podamos influir sobre los otros y producir un cambio de mentalidad y de
espíritu.
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