Catálisis social para la esperanza ciudadana
Eloy Soneyra

Doctor en Psicología de la Universidad de Belgrano especializado en Calidad y Factor Humano. Es autor y editor de libros como: “Gerencia y Excelencia, Calidad de la A a la Z” (el primer diccionario enciclopédico de la calidad y la gerencia en el Mundo), “Autodiagnóstico de la Gestión empresaria” (primer sistema cuantificado con las Bases del Premio Nacional a la Calidad). Director Ejecutivo del Estudio Soneyra, organismo destinado a la Psicología Aplicada a la Clínica y a asesorar a personas de empresas sobre Calidad y Factor Humano. Mención especial, Concurso Internacional de Ensayos: Juan Bautista Alberdi: Ideas en Acción. A 200 Años de su Nacimiento (1810-2010).



En estos momentos históricos de nuestra República Argentina, de centenares de ciudadanos opositores sin líderes portadores de ideas  convocantes para canalizar el sentir popular, ese acontecer social vivido por gentes de todas las intendencias, pueblos y ciudades, como de todo tipo de organizaciones sindicales, industriales, empresarias, políticas del abanico nacional, nos lleva a recordar el proceso llamado catalítico.
 
En química son llamados catalíticos, los productos que aceleran una reacción química, que sin su intervención, hubiera llevado mayor tiempo en producirse.
 
Así incorporamos  el concepto de la química a la Psicología Social, diciendo que hay un “hecho social catalítico” cuando grupos antagónicos que por largo tiempo no concretaron su unión, son compulsivamente llevados a hacerla especialmente ante el sentir que el Calígula dominante, está usando su poder para coartar los derechos inalienables a la libertad, a la vida, a la propiedad y a la búsqueda de la felicidad, a la par que lo usa para privilegiar el acrecentamiento de las arcas fiscales, vaciando el bolsillo de los asalariados; sostenido por  los burócratas que usan el Estado para acrecentar su estado, y se olvidan que desde su estado deben servir al Ciudadano.
 
El pasado 25 de octubre día de las elecciones presidenciales,  puede considerarse, un hecho social catalítico pues ha unido de un día para el otro,  a grupos antagónicos que por largo tiempo no concretaban una convergencia. Además ha desencadenado constantes protestas y opiniones de censura al modelo K en todos los estratos sociales, como en empresarios, sindicalistas, y los mismos peronistas duros, hasta hoy todos silenciosos ante el avance de la imposibilidad de comerciar, transportar, producir, exportar, importar, opinar, comprar un pasaje o atesorar dólares y no papeles sin valor.
 
Recordemos  en la historia significativos “hechos sociales catalíticos” como la toma de la Bastilla el 14 de julio de 1789, que provocó la caída de la monarquía;  la marcha de la sal  en la India en 1930 que inició el proceso de su liberación de la Gran Bretaña; la caída del Muro de Berlín  del 9 al  10 de noviembre de  1989 que concluyó el aislamiento de millones de berlineses; la concurrencia el sábado 11 de junio de  1955 en nuestra República a la Procesión Corpus Christi por personas de distintos  partidos no peronistas  y religiones no católicas  que aceleró la caída del régimen del dictador; también  la ruptura de lanzas de Perón con los Montoneros, al llamarlos imberbes y estúpidos el 1º de mayo de 1974; el fin  de la guerra de Malvinas el 14 de junio de 1982 que implicó la destrucción  de la imagen gubernamental del Proceso y su fin político.
 
              Los hechos sociales catalíticos se concretan sin  avisar, por eso sorprenden especialmente  a reyes y presidentes  cuando provocan el corte del autoritarismo que ejercen, ávidos de permanecer sin término en el trono monárquico o sillón presidencial,   hecho además los llena de miedo.  Son por ello esos hechos sociales catalíticos, el sueño que un día se hace realidad de libertad, en las mentes y corazones  de los ciudadanos de los pueblos sometidos, que solo necesita para darse la activa  participación en muchos frentes, como en homenajes, conmemoraciones, en los barrios, en las plazas, y  en los múltiples  corazones. Por eso la pasada votación del 25 de octubre se presenta como el hecho catalítico social, que concretará el cambio que mejorará y consolidará  la calidad de vida ciudadana en un futuro de libertad. 
 

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