Cuba, un año después
Ian Vásquez
Director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute, Washington D.C. Miembro del Consejo Internacional de Fundación Atlas para una Sociedad Libre.


¿Qué ha cambiado en Cuba a un año del relajamiento del embargo estadounidense y el deshielo diplomático entre los dos países? Un relato sostiene que el cambio de políticas ha respaldado reformas internas, activando la economía y llevando a una mayor apertura. Los más optimistas prevén un pronto fin al embargo que dará un gran impulso a la democratización del país caribeño.

Una visión más aterrizada me la dio esta semana en Washington D.C. el activista cubano Antonio Rodiles. El régimen castrista recientemente le levantó la prohibición de viajar fuera de Cuba luego de que se viralizara en las redes sociales la foto de su rostro ensangrentado y nariz quebrada tras una golpiza brutal a manos de agentes del Estado.

Cuando le pregunté a Rodiles qué hay de bueno en el cambio en las relaciones bilaterales, me dijo que ha reanimado a la oposición a trabajar con más intensidad. Reportó que hay un poco más de acceso a Internet, pero es todavía muy limitado, caro y vigilado. El aumento de pequeñas empresas privadas tampoco impresiona; el régimen se asegura que sigan siendo pequeñas y marginales (los que ganan mas de US$2.000 al año pagan 50% de impuesto). Cuba está viviendo una crisis económica y “la pobreza es descomunal”, según Rodiles, quien describe a La Habana como “un gran barrio marginal”.

Los activistas cubanos reportan que la represión ha aumentado. Según las Naciones Unidas, hubo 1.500 detenciones arbitrarias en las primeras dos semanas de diciembre, un récord. Ante esta realidad, el Foro por los Derechos y Libertades, grupo del que forma parte Rodiles, empezó la campaña Todos Marchamos para reclamar derechos civiles y que Cuba ratifique tratados internacionales sobre derechos humanos. Los activistas parten todos los domingos de la plaza Gandhi hacia la plaza en la que se manifiestan las Damas de Blanco, grupo que marcha por la libertad de familiares que son presos políticos. A pesar de las regulares palizas y detenciones, estas manifestaciones ahora se están reproduciendo a menor escala en otras ciudades del país.

Esta estrategia, según Rodiles, es importante para evitar la mutación del régimen comunista en un régimen autoritario al estilo de Putin o del antiguo PRI (Partido Revolucionario Institucional) de México. Él dice que la mutación ya está sucediendo y que es una distracción poner la vista en las elecciones anunciadas para el 2018, año en que Raúl Castro dice que dejará el poder. Según Rodiles, a quien le están preparando el mando real es a Alejandro Castro Espín, el hijo militar de Raúl dentro del Ministerio del Interior. Y quien tiene el control económico en Cuba es el yerno de Raúl, el general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, que maneja el conglomerado más grande del país. Al interior del gobierno, ya están realizando un inventario de propiedades y tierras. Para Rodiles, es evidente que las van a vender en un futuro para favorecer al pequeño grupo gobernante.

Rodiles aboga por presión internacional sobre el régimen castrista y se opone al levantamiento del embargo. Buena parte de la oposición no está completamente de acuerdo y favorece el fin a las sanciones económicas. Me parece que ambas partes tienen razón. El embargo no funcionó para promover la democracia ni los derechos humanos, y quitarlo no ha logrado hacerlo tampoco. Cualesquiera que sean las opiniones de uno al respecto, está quedando claro que lo que determinará el futuro de Cuba serán factores internos, entre los cuales la oposición está jugando un papel cada vez más importante.

Este artículo fue publicado originalmente en El Comercio (Perú) el 19 de diciembre de 2015.
 

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