Los productores argentinos consideran que el mayor desafío que enfrentan es "sobrevivir al entorno". Es decir, tratan de superar de la mejor forma un ambiente de negocios con una buena cuota de riesgos e incertidumbres a partir de una economía con alta inflación.

En cambio, para los agricultores norteamericanos, que no padecen las incertidumbres que provoca la política local, lo que los desvela en primer lugar es optimizar el margen económico. Es decir que mientras en Iowa los farmers están enfocados a ganar más plata mejorando sus procesos de producción, un chacarero de Venado Tuerto antes de sembrar el maíz está obligado a invertir buena parte de su tiempo a leer todos los informes económicos y políticos a su alcance para evaluar el riesgo que está tomando.

Una carrera productiva desigual, en la que los locales cargan con una mochila extra de problemas que son ajenos a la producción.

Estas conclusiones se obtienen a partir de los resultados de la encuesta sobre las necesidades del productor argentino, realizada en el segundo semestre del año pasado por el Centro de Estudios en Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral de Rosario, con la colaboración de la Bolsa de Comercio de Rosario y el apoyo metodológico de la Universidad Purdue (Estados Unidos).

La encuesta fue realizada a 770 empresarios que toman decisiones sobre 900.000 hectáreas. Esta muestra fue tomada sobre un universo de 7400 productores de las provincias de Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe, que representan el 70% de la producción de soja de la zona núcleo de la pampa húmeda.

De estos relevamientos que se vienen haciendo cada tres años y que ponen la lupa sobre los hábitos, preferencias, planes a futuro y comportamientos de compra de los productores surgen tendencias que vale la pena analizar. Por ejemplo, el desafío de los productores por "sobrevivir al entorno" ya era en la encuesta realizada en 2009 la respuesta que más pesaba. Pero lo que debería alarmar es que la preocupación de los productores creció significativamente en estos tres años. Mientras en 2009 obtenía el 17% de las respuestas, en 2012 se incrementó hasta el 38%.

 

El trabajo también revela que los desafíos que siguen en importancia a "sobrevivir al entorno", como aumentar los rendimientos, la productividad y la sustentabilidad, bajar los costos o mejorar la gestión y la competitividad de la empresa, tienen un bajo peso en la encuesta.

Es notorio cómo temas que están constantemente en la agenda del sector, como aplicar tecnología, agregar valor, la responsabilidad social empresaria y la agricultura certificada, son relativamente poco relevantes para los productores en términos de desafíos de gestión.

Otro de los aportes realizados por la encuesta efectuada por el Centro de Estudios en Agronegocios de la Universidad Austral de Rosario son las distintas reacciones que toman los productores según el tamaño de sus explotaciones. El trabajo segmentó el universo de productores en medianos, a aquellos que producen 750 a 1499 toneladas de soja; en comerciales, entre 1500 y 4999 toneladas, y en productores grandes, a los que superan este último tonelaje. Y a los que producen más de 25.000 toneladas de soja se los categorizó como megaproductores.

 

La actitud que tienen los productores para proyectar su futuro también cambia según el tamaño de las explotaciones. Por ejemplo, el desafío por crecer y obtener escala ocupa el segundo lugar en las prioridades que tienen los productores que pertenecen a la categoría inferior de esta encuesta, la de los medianos, mientras que en el ranking general este desafío ocupa la sexta posición. El desafío por crecer estaba presente entre los productores medianos en la encuesta 2009, pero estaba en el cuarto lugar.

Otra de las grandes particularidades que se desprenden del trabajo es que el 79% de los productores encuestados alquila al menos una parte de la tierra que cultiva. En este sentido, el 48% de los productores alquila más de un 50% de la tierra en la que opera, mientras que un 16% llega hasta alquilar el 100%. Y según los datos de la encuesta también se pueden correlacionar los alquileres de campo con el tamaño de los productores. Se concluye que cuanto más grande es el productor más alquila: un 66% de los productores grandes alquila más del 50% de la tierra en la que produce.

En este sentido, los productores de todos los segmentos piensan crecer en los próximos 5 años en los cultivos de soja, maíz, sorgo, trigo y cebada en magnitudes significativas: entre un 17% y un 50%. Vale también mencionar que son valores inferiores a los que estimaban tres años atrás.

De todas formas, es una continuación de la consolidación de los establecimientos de más de 250 hectáreas a tener operaciones más grandes. Una expansión que piensan efectuar por la vía del alquiler de tierras a pesar de los actuales problemas de márgenes y renta de los cultivos.

Con los datos de la encuesta se puede correlacionar que los productores con un perfil más conservador para hacer negocios y que apuntan a crecer menos son también los de más edad de la muestra y al mismo tiempo los menos capacitados que operan menores superficies y las mismas son en campos propios. En la otra punta están los más ambiciosos por crecer, que se encuentran en el grupo de productores más jóvenes y con mayor capacitación.

Por último, la encuesta sigue revalidando la alta estima personal y los altos puntajes en confianza que se tienen los productores. Características que parecen esenciales para "sobrevivir al entorno".

• 79%
  Alquila campo
  En este porcentaje los productores encuestados alquilan al menos una parte de la tierra que cultivan. Cuanto más grande es la operación, más se alquila