Pronóstico sombrío para Latinoamérica
Andrés Oppenheimer
Columnista del Miami Herald/el Nuevo Herald. Fue miembro del equipo ganador del Premio Pulitzer, y ha recibido el Premio Ortega y Gasset, Premio Rey de España y el Emmy.


El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se aprestan a publicar sus pronósticos económicos anuales para América Latina, y — a juzgar por lo que he escuchado en entrevistas con sus principales economistas regionales — van a ser bastante sombríos.
La economía de América Latina caerá en el 2016 por segundo año consecutivo, dicen ambas instituciones. Lo que es peor, es probable que la economía de la región se mantenga deprimida por casi todo el resto de la década, aunque a algunos países les irá mejor que a otros, afirmarán los pronósticos económicos que serán dados a conocer el 12 de abril.
 
Pero antes de decirles porque soy algo mas optimista de que la región se recuperara antes del fin de la década, echemos un vistazo a lo que opinan las dos instituciones financieras.
El FMI hace sus propias proyecciones económicas, mientras que el Banco Mundial hace las suyas en base a una canasta de pronósticos. El FMI me habló con la condición de que no publique cifras específicas antes de que salga a la luz su informe, sino sólo los rangos de crecimiento que la institución proyecta para los países.
 
La razón principal del declive económico de la región es el colapso de los precios de las materias primas, de los cuales Sudamérica depende para una buena parte de sus ingresos.
Aunque ni el FMI ni el Banco Mundial lo dicen tan crudamente, muchos gobiernos sudamericanos despilfarraron la mayor bonanza de sus exportaciones de materias primas en la historia reciente en un festín populista — y repleto de corrupción — que dejo a sus países quebrados.
 
Ahora, es probable que veremos dos Latinoaméricas: una Sudamérica golpeada por el crecimiento mas lento de China y por la caída de los precios de las materias primas, y un México y Centroamérica creciendo a un ritmo mayor, gracias a sus estrechos lazos con la economía estadounidense, que sigue creciendo a un ritmo saludable.
En general, el FMI y el Banco Mundial calculan que la economía latinoamericana caerá entre el 0.3% y el 0.7% en el 2016. Esta cifra se verá influida en gran medida por las debacles económicas de Brasil y Venezuela, afirman ambas instituciones.
 
La economía de peor desempeño de la región será la de Venezuela, que se espera sufrirá una nueva caída de entre el 7% y el 8% este año, con una tasa de inflación anual del 700%.
“Mientras no haya cambios en el modelo económico de Venezuela, su economía seguirá cayendo”, me dijo Alejandro Werner, economista principal de América Latina del FMI.
La economía de Brasil caerá entre un 3.6% y un 4% en 2016, igual que en el 2015, por la crisis política de ese país, estiman ambas instituciones.
 
Argentina, donde el nuevo presidente Mauricio Macri ha prometido revertir las desastrosas políticas económicas de su predecesora, verá decaer su economía entre un 0.6% y un 1.2% en el 2016. Pero Argentina podría empezar a recuperarse a fines de este año, dice el FMI.
“Para el 2017, esperemos que Argentina muestre un crecimiento significativo”, me dijo Werner. “Eso se debe a que se verá un incremento de las inversiones con el regreso a un clima de certidumbre económica”.
 
Se espera que Chile, Perú y Colombia crezcan a tasas de entre 3% y 4%, mientras que Ecuador verá un fuerte declive debido a su excesiva dependencia del petróleo. “Ecuador es el país en que veremos el mayor cambio (negativo) este año”, dijo Werner.
Augusto de la Torre, economista principal para América Latina del Banco Mundial, me dijo que las economías de mejor desempeño en el 2016 serán la de Panamá (5.9%), aunque estas proyecciones se calcularon antes del escándalo de los Papeles de Panamá, la República Dominicana (4.9%) y Nicaragua, Costa Rica y Guatemala, que crecerán entre un 3% y un 4%.
 
Mi opinión: a pesar de los pronósticos sombríos de los economistas internacionales para los próximos años, soy algo más optimista de que Latinoamérica comenzará su recuperación mucho antes, porque los vientos políticos en la región están cambiando rápidamente. El ciclo del populismo está llegando a su fin, porque no puede haber populismo sin dinero que repartir.
Ya hay un nuevo presidente en Argentina que quiere atraer inversiones, y existe una creciente oposición a los gobiernos populistas en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Brasil.
Es posible que veamos pronto una Sudamérica distinta, gobernada por presidentes que entienden que sin inversión no hay crecimiento, y sin crecimiento no hay reducción de la pobreza. Y una región con más inversión acortaría mucho la actual recesión. Suena demasiado optimista, pero no me extrañaría que veamos la luz al final del túnel antes de lo que muchos creen.
 

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