¿Cristina candidata?
Claudio Chiaruttini
Politólogo y destacado periodista.


Cristina Fernández comenzó a transitar el camino para ser candidata a Senadora Nacional el año que viene, pero busca un pedido de candidatura “por aclamación”.Sergio Massa y José Manuel de la Sota reunieron su tropa en Mar del Plata y relanzaron UNA. Una parte del radicalismo quiere romper “Cambiemos” y tener lista propia. El Gobierno está confiado en dividir a la oposición y en salir primeros en Capital Federal y Provincia de Buenos Aires. Sin embargo, todos quieren las PASO lo más amplia posible, para sumar hasta el último voto de cualquier forma.
Analizar el escenario electoral con las variables de 2015 pude ser una inmensa equivocación, que en el caso del PRO puede significar el fin del sueño de 8 años de gobierno a nivel Nacional y bonaerense; puede destrozar el proyecto presidencial de Sergio Massa y puede implicar el golpe final que necesita el kirchnerismo para que el peronismo logre recuperar algo de la independencia que tuvo antes de 2005.
Cristina Fernández confía en las encuestas que sostienen que todavía tiene 30% de imagen positiva e intención de voto y que puede salir electa Senadora. Sin embargo, sin la estructura peronista, los proyectos para mantener el Frente para la Victoria vivo y dominante pueden ser fantasioso, dado que el aparato territorial y el “cuidado” de las urnas siempre lo puso el peronismo y, lo cierto, es que el kirchnerismo hoy tiene pocos Gobernadores e Intendentes con poder real.
“La Cámpora” fue incapaz de arrastrar masivamente votos estando en el poder. Desde el llano, esa tarea parece imposible. Hoy, el kirchnerismo es una colección de ex funcionarios, ex beneficiarios de la prebenda del Estado y el dinero público y algunos artistas y gremialistas que esconden la cara cuando aparece otro caso de corrupción. Con esto, poco se puede hacer, políticamente hablando; y menos ganar una elección.
Pero el kirchnerismo caló hondo en una franja de la población. Son fieles al recuerdo, al subsidio, al “relato” que se le creó desde la Casa Rosada. Así como muchos votaron durante 30 años al peronismo “porque Evita le regaló a mi Vieja una máquina de coser”; no son pocos los que votarán por Cristina Fernández por un marca que le dejó en 8 años; o por mantener la mitificación de la figura de Néstor Kirchner.
El plan de Cristina Fernández es posicionarse como la peronista con mayor adhesión de voto, para obligar a Gobernadores e Intendentes a seguirla. Pero es una elección legislativa y, muy en el fondo, la ex Presidente de la Nación intenta tener fueros, retener la mayor cantidad de votos posibles en la Provincia de Buenos Aires y colocarse en mejor posición que el resto de los liderazgos en disputa en el peronismo. En el fondo, eso implica que ya no hay proyecto de país kirchnerista, sino sólo sobrevivir en Santa Cruz, Buenos Aires y un par de distritos más.
Tanto es así, que Cristina Fernández se reúne con Daniel Scioli, ambos muy complicados ante la Justicia y con necesidad de tener fueros, para analizar un trabajo conjunto en Buenos Aires. En el fondo, ambos, que se han odiado profundamente, están “rascando del fondo de la olla” para sobrevivir, política y judicialmente hablando, a la espera de que el macrismo deje rápidamente el poder y ser liberados de la Justicia por otro peronismo. Es una carrera contra el tiempo, no una lucha por acceder al poder.
En el fondo, las preguntas siguen siendo las mismas desde la derrota electoral del año pasado: ¿Cuánto de peronismo podrán retener Cristina Fernández y el kirchnerismo? y ¿Cuántos peronismo habrá en las elecciones legislativa, en especial, en la Provincia de Buenos Aires?
Hoy el peronismo es una caldera en el territorio bonaerense: “La Cámpora”, el “Movimiento Evita”, el massismo, el Grupo Esmeralda (conformado por los alcaldes peronistas del sur del Gran Buenos Aires), el Grupo Fénix (con los intendentes y candidatos que perdieron en sus distritos) y dos grupos de alcaldes del interior de la provincia.
A todos ellos hay que sumar los que puedan unirse a “Cambiemos”, como Joaquín de la Torre o Jesús Cataldo Cariglino y la duda donde se coloquen figuras como Diego Bossio, Julián Domínguez y Florencio Randazzo, que tienen cierta relevancia dentro de la estructura peronista de la Provincia de Buenos Aires; lo que confirma lo atomizada que están las huestes peronistas en el distrito que define todas las elecciones y diseña el 2019.
Hoy las encuestas son claras: ni el peronismo, ni el kirchnerismo tienen posibilidades de ganar en los 5 principales distritos del país (Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza), lo que implica que va a replicar parte del comportamiento electoral que el año pasado, con posibilidad de ir divido en varias provincias.
Sin embargo, el peronismo tiene una inmensa capacidad para “hacer ruido” y movilizar, por lo cual, en el marco de un escenario político agonal de macrismo – antimacrismo, el kirchnerismo va a apostar a encarnar el antimacrismo más furioso, con el fin de sumar la mayor cantidad de votos en contra de Mauricio Macri, justo lo que hizo Mauricio Macri para lograr ser elegido Presidente de la Nación con Cristina Fernández y Daniel Scioli.
Ahora: ¿La gente votará en 2017 con el clivaje macrismo – antimacrismo o por una opción potencial de recambio a “Cambiemos”?
Aquí está la apuesta de Sergio Massa, como quedó confirmada en la cumbre del Frente UNA, que se realizó en Mar del Plata. En ese marco, que la apertura la hayan realizado el radical Mario Meoni y el peronista Julio Barbaro es todo un mensaje. El massismo intenta volver a la “ancha senda del medio”, es decir, lejana del macrismo y de kirchnerismo, lo que hasta principios del año pasado, lo convertía en la opción “natural” contra Cristina Fernández.
Pero transitar la “ancha senda del medio” colocó a Sergio Massa tercero, mientras que la lucha agonal contra el kirchnerismo le permitió a Mauricio Macri ser elegido Presidente de la Nación. Si los votantes, el año que viene, buscan comenzar a construir una alternativa a Mauricio Macri, el ex Intendente de Tigre podría encarrilar su proyecto presidencial; pero si los votantes prefieren un “voto castigo” contra “Cambiemos”, tiene muchas chances de volver a quedar tercero.
Ahora, para ganar en la Provincia de Buenos Aires, Sergio Massa necesita del voto peronista. José Manuel de la Sota le asegura ese perfil. Margarita Stolbizer le aporte un caudal de votantes independiente de izquierda. Pero necesita intendentes bonaerenses para poder “defender” las urnas. En ese sentido, se espera que hacia fines de año o comienzos del próximo comience la “caza” de alcaldes. Todavía no es tiempo de que muchos den a conocer todas las cartas que tienen en la mano.
Para Mauricio Macri y para María Eugenia Vidal, los movimientos peronistas son claves. Cuanto más atomizado vaya el peronismo a las urnas, mejor. Sin embargo, la decisión de avanzar en la reforma electoral manteniendo las PASO puede ser contraproducente para “Cambiemos”, en contra de lo que estiman en la Casa Rosada.
Si el peronismo va con varias fórmulas a una misma interna, como ya está proponiendo el kirchnerismo, el sciolismo y los “Barones del Conurbano” de más rancia estirpe pejotista; lo que hoy aparece atomizado puede comenzar a hacer “masa” y escalar posiciones en una elección legislativa como la que debe enfrentar el oficialismo, dado que en la Argentina, son votaciones donde el apoyo al poder de turno cede posiciones.
La inmensa apuesta de la Casa Rosada es a la boleta electrónica, con el fin de destrozar los aparatos y el fraude que causan; y que en las elecciones legislativas, puede costar uno o dos Diputados a una fuerza política grande y que se encuentra gobernando.
Es, muy en el fondo, jugarse por completo a una sola opción: Apostar a desmontar el aparato peronista, como se hizo en la Ciudad de Buenos Aires, para ganar las elecciones. Sin embargo, la boleta electrónica no evitó que Horacio Rodríguez Larreta transpirara para ganar su cargo actual, ni su ausencia evitó que María Eugenia Vidal ganara en la Provincia de Buenos Aires.
Acá la discusión es de politólogos: ¿Cuántos votos le quita a la estructura peronista la boleta electrónica? Como ese número es indeterminado, la pregunta correcta sería: ¿Qué tiene que hacer el Gobierno de Mauricio Macri para ganar votos, hoy que pierde semana a semana imagen positiva y crece la negativa?
La imagen es fruto de la comunicación de la gestión. No hay imagen por afuera de la gestión sin comunicación o de la comunicación sin gestión. Hoy, el Gobierno tiene la imagen en baja porque los ciudadanos creen que se gestiona mal y llegan a esa conclusión porque se comunica mal. Por eso, el énfasis del oficialismo debería estar colocado en mejorar la gestión, en anotarse “goles”, en mostrar triunfos, antes de preocuparse por las estrategias y movimientos de Cristina Fernández o Sergio Massa.
Hoy, el Gobierno hace un esfuerzo enorme por ser el motor de la salida de la recesión. Todas las acciones están puestas a que el Estado sea el dinamizador de la actividad e impulsor del consumo. Todo a la espera de que lleguen las inversiones, o de que baje la inflación, o que suba el poder adquisitivo del salario.
Y, entonces, la pregunta es: ¿Por qué no hay confianza en el Gobierno de Mauricio Macri? Hacen mucho, solucionan problemas, tienen excelentes equipos. Sin embargo, la imagen que trasmiten es de un Gobierno que todavía no“arranca”, que se entierra solo en temas como la inflación o los desaparecidos; que tiene su mayor debilidad donde debería ser más fuerte, la economía; y donde sus anuncios no tienen repercusión en los medios.
Tanto Cristina Fernández, como el peronismo y Sergio Massa confían en que esto se mantenga. En el fondo, no serán sus estrategias la que le sumen votos, sino los errores que sigan cometiendo Mauricio Macri y sus ministros cada semana. Ellos, están construyendo el triunfo opositor.
 

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