La Argentina apuesta a una victoria de ¿Hillary o Trump?
Martín Simonetta
Es Director Ejecutivo de Fundación Atlas para una Sociedad Libre. Profesor titular de Economía Política I (UCES) y Economía Argentina, Economía Mundial y Principios de Economía (Cámara Argentina de Comercio). Autor de diversas obras. Fue elegido "Joven Sobresaliente de la Argentina 2004" (The Outstanding Young Person of Argentina-TOYP) por Junior Chamber International y la Cámara Argentina de Comercio (CAC), habiendo obtenido la mención "Animarse a Más" por parte de PepsiCo. Recibió diversos reconocimientos tales como la beca British Chevening Scholarship para desarrollar investigaciones en Gran Bretaña (British Council, la Embajada Británica y la Fundación Antorchas,1999). Académicamente es Licenciado en Relaciones Internacionales (Universidad del Salvador, Buenos Aires) y Magister en Política Económica Internacional (Universidad de Belgrano), habiendo realizado un Posgrado en Psicología Positiva (Fundación Foro para la Salud Mental). Ha desarrollado el programa "Think Tank MBA" en el marco de Atlas Economic Research Foundation (Fairfax, Virginia, y New York, NY, 2013).

Contacto: msimonetta@atlas.org.ar / Twitter: @martinsimonetta


¿Qué beneficiaría más a la Argentina? ¿Que gane Hillary o Trump? Más allá del mítico “anti-norteamericanismo” que supo reinar en la Argentina, en materia de comercio exterior hoy los Estados Unidos es el 3er socio comercial de la Argentina, luego de Brasil y China, tanto en materia de exportaciones como de importaciones.
 
Algunos estudios recientes señalan que nivel de “anti-norteamericanismo” en nuestro país no sería el supuesto, o el que hubiera reinado en otras épocas: por ejemplo, el análisis realizado por Pew Research Center -en un universo de 40 países y 45 mil casos- concluye que  43% de los argentinos tiene mala imagen de los Estados Unidos, pero asimismo 43% de los argentinos tiene buena imagen de aquel país. Datos interesantes que parecerían implicar un giro en la visión de la población sobre el país del Norte, lejana a la prevaleciente en la política de épocas de la Doctrina Monroe (“América para los Americanos”), “Braden o Perón”, etc.
 
Las relaciones entre la Argentina y los Estados Unidos se han manifestado históricamente de forma pendular, y también en el sentido de los vaivenes cíclicos que vivió  nuestro país. En las décadas recientes, hemos pasado en lo discursivo de las “relaciones carnales” de los 90 al “ALCArajo”, expresión popularizada por el entonces presidente venezolano Hugo Chávez en la cumbre de Mar del Plata (en contra del acuerdo de libre comercio hemisférico). Y recordemos que el discurso de Chávez-Maduro, también se contradecía con el hecho de que Venezuela exporta 1 de cada 2 dólares al país del “Tío Sam”. El corazón por un lado, el bolsillo por el otro.
 
¿Depende de ellos o de nosotros?
El inicio de la era Macri se caracterizó por un fuerte acercamiento a los Estados Unidos. Algunos meses atrás, la visita del presidente Obama a la Argentina representó un momento de nuevos aires políticos en el contexto de los primeros meses del gobierno. La habilidad en la comunicación y la efectiva  llegada emocional del primer presidente afro-americano del país del Norte –así como de su esposa Michelle- sembró una dosis de positivismo de la población, supuestamente “anti-norteamericana”.  A pesar del sesgo de “centro izquierda” que se le atribuye tradicionalmente al Partido Demócrata de Obama, la campaña de Macri se basó también en el espíritu pro-positivo de campaña de Barack. El exitoso “Yes we can!” (“Sí, podemos!”) fue tomado, en su versión argentina, como “Sí, se puede”, representando el convencimiento ciudadano de un cambio.
 
Sin dudas, los resultados electorales de los Estados Unidos tendrán un fuerte impacto para el mundo, pero tal vez más desde lo simbólico que desde lo material. Es posible que –en caso de ganar- Hillary, desarrolle un discurso y acciones que marquen una continuidad con la de su predecesor Obama. Asimismo, recordemos que el fantasma de un eventual cierre comercial de las fronteras económicas de aquel país –propuesto por ambos, pero más enfáticamente por Trump- es prácticamente imposible, debido a los compromisos de topes en los derechos de importación y límites a las barreras no arancelarias que tenemos todos los países miembros del GATT/OMC (Acuerdo General de Aranceles y Comercio / Organización Mundial de Comercio), salvo que se produzca también una revolución en ese ámbito consolidado desde hace más de medio siglo. La globalización y sus efectos parecen imparables.
 
Por eso sostenemos que el aprovechamiento de las oportunidades ofrecidas por la economía global depende más de la recuperación de la competitividad de la Argentina que de lo que suceda en Estados Unidos. Políticamente, el momento político es más interesante ya que la Argentina podría sustituir en el sur a un Brasil –institucional y económicamente- golpeado, como uno de los líderes de la región.
 
Repetimos que es de esperar que los vínculos comerciales y los negocios entre la Argentina y los Estados Unidos dependan mucho más de las capacidades de nuestro país de aprovechar las oportunidades del mercado internacional, de establecer horizontes institucionales de largo plazo que otorguen rentabilidad y atractivo a las inversiones, que de lo que determine el resultado de una elección. Destaquemos que –más allá de que triunfe Hillary o Trump- el país del Norte cuenta con una estructura de límites institucionales –frenos y contrapesos de la división de poderes- que impide que los presidentes apliquen automáticamente las políticas que desean. Sino miremos –a modo de ejemplo- qué porción de los múltiples anuncios de Obama en materia de política exterior se ha logrado implementar.
 

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