Tristeza y preocupación

Armando Ribas
Abogado, profesor de Filosofía Política, periodista,
escritor e investigador. Nació en Cuba en 1932, y se graduó en Derecho en la
Universidad de Santo Tomás de Villanueva, en La Habana. En 1960 obtuvo un
master en Derecho Comparado en la Southern Methodist University en Dallas,
Texas. Llegó a la Argentina en 1960. Se entusiasmó al encontrar un país de
habla hispana que, gracias a la Constitución de 1853, en medio siglo se había
convertido en el octavo país del mundo.
“Ver cometer un crimen en calma, es cometerlo”
Jose Marti
La
muerte de Fidel Castro hoy me está produciendo más tristeza que la alegría que
implica la muerte del criminal más grande que ha sufrido América latina. Es más
que incomprensible que el mundo ante la muerte de Fidel, pretende ignorar los
crímenes cometidos desde el inicio de su
gobierno, en conjunto con su socio el Che Guevara. Esa tristeza es un
sentimiento indiscutible de todos aquellos que como el que habla hemos sufrido
en algún sentido las consecuencias del arribo de la revolución castrista.
Nadie parece compartir la tristeza de los
que mataron, de los que murieron en su intento de abandonar Cuba en busca de
libertad a través del Golfo de México, algunos de los cuales fueron muertos por
los aviones cubanos. Por supuesto la tristeza de los familiares de las víctimas
de la Revolución, así como la separación de la familia ocurrida a través de los
años. Igualmente no hay que olvidar que una mayoría de cubanos perdieron su
fortuna pues en la Cuba precastrista no se sacaban los dólares porque había
seguridad jurídica y por ello los cubanos no distinguían entre un peso y un
dólar.
Más aún, se desconoce que Cuba en 1959
tenía el nivel de vida más elevado de América Latina. Cuando llegué a la
Argentina en 1960 el atraso de un país que había sido uno de los países más
ricos del mundo, era sideral. Todo lo que en Cuba se tomaba por dado en
Argentina no existía. Un ejemplo eran los teléfonos que en Argentina no
funcionaban y un teléfono costaba casi el equivalente del costo de un modesto departamento.
En Cuba por el contrario si uno se mudaba la compañía de teléfono le daba otro
número telefónico.
Otro aspecto que se desconoce es que la
llegada y permanencia de Fidel Castro en Cuba se la debemos a Estados Unidos.
Eisenhower ya antes de la llegada a la Habana era partidario de Fidel Castro y
lo ayudaba económicamente. Léase “El Cuarto Piso” del entonces embajador de
Estados Unidos Earl S. T. Smith, en el cual culpa indiscutiblemente al
departamento de Relaciones Internacionales americano de la llegada de Fidel
Castro. Ya en 1958 después de las elecciones para presidente que ganara el
candidato de Batista, Eisenhower le pidió a Batista que abandonara la isla y le
prometió una residencia en Daytona Beach. Quedó como presidente Urrutia durante
los primeros seis meses y los cubanos le llamaban cuchara, pues ni cortaba ni
picaba. Factualmente el que gobernaba desde su llegada era Fidel Castro y por
ello a los seis meses echó a Urrutia del gobierno.
Con anterioridad ya se había producido el
ataque al Cuartel Moncada por los guerrilleros al mando de Fidel Castro en
Santiago de Cuba. Allí asesinaron a algunos jóvenes militares cuando se estaban
bañando. Los guerrilleros perdieron la batalla con los militares y los pusieron
presos con Fidel incluido. Pero entonces el Arzobispo de Santiago de Cuba
monseñor Pérez Serante le pidió a Batista que los liberara y Batista cumplió.
Desde su llegada al gobierno Fidel Castro
comenzó la nacionalización de la tierra, razón por la cual tuvo una
discrepancia con su colaborador Huber Matos, en aquel momento gobernador de la
provincia de Camagüey. Fidel mandó entonces a Camilo Cienfuegos, otra de las figuras
fulgurantes de la revolución, a Camagüey para que hablara y lo convenciera a
Matos. El resultado del encuentro fue distinto y Camilo llamó a Fidel dándole
la razón a Matos. Entonces en su vuelo de regreso a la Habana cayó su avión,
nadie sabe por qué, y murió Cienfuegos. Asimismo cerró todos los colegios
católicos y expulsó a todos los curas extranjeros, cuya mayoría eran españoles.
Por supuesto eliminó la libertad de prensa y comenzó la represión a todo el que
manifestaba su oposición
Dicen que al principio Fidel no se
manifestó comunista y que quería un acuerdo con Estados Unidos. Yo por el
contrario recuerdo su primer discurso a su llegada a La Habana en el cual dijo:
“Nosotros no estamos aquí por el Pentágono, sino en contra del Pentágono”. Ahí
me di cuenta de lo que acontecería con la economía cubana, que dependía de la
relación con Estados Unidos, y así ocurrió. Comenzó entonces la nacionalización
de las propiedades de los cubanos y de los americanos sin compensación alguna. Se
estima que el valor de las propiedades americanas era de u$s 7.000 millones,
que hoy alcanzarían a más de u$s 80.000 millones. Igualmente expulsó al
embajador americano, y la consecuencia fue la imposición del embargo que hoy la
izquierda denomina falazmente como bloqueo y se pretende falsamente encontrar
en el mismo la causa de la pobreza en Cuba.
Fue entonces como consecuencia de la realidad
que se estaba viviendo en Cuba que se proyectó la invasión de Bahía de
Cochinos, inicialmente en acuerdo con el entonces presidente Kennedy. Así los
americanos habían prometido darles apoyo aéreo a los cubanos disidentes en ese
proyecto. Lamentablemente Kennedy finalmente aceptó la propuesta de Adlai
Stevenson de que Estados Unidos no participara de la invasión a Cuba. Por tanto
no les dieron el apoyo aéreo prometido y la consecuencia fue la derrota de los
cubanos a los cuales mataron o pusieron presos a perpetuidad. Seguidamente en
1962 se produjo la llamada crisis de los misiles. Los rusos habían decidido
mandar misiles a Cuba, lo cual Kennedy consideró una amenaza bélica, por más
que en aquel entonces el poder militar americano superaba grandemente al
ruso. Entonces le propuso a Kruhchev que
sacara los misiles y Estados Unidos, que no permitiría ningún ataque a Cuba y
tampoco que los cubanos se escaparan a Estados Unidos. Cuba así pasó a la
órbita soviética. También Kennedy se obligó a quitar los misiles colocados en
Turquía en defensa de Occidente.
Desde la llegada de Castro falta la
libertad en Cuba y se generó la pobreza de los cubanos en tanto que Fidel
dispone de un patrimonio de más de u$s 600 millones. Como bien señala punto por
punto en un artículo Gloria Álvarez, Cuba en 1959 era el primer país de America
Latina. Tenía ventaja telefónica, radial, televisiva, médica, el analfabetismo
era menor y se había adelantado en la tenencia de ferrocarriles. Hoy es más
pobre que Haití, y todavía aparece ante el mundo que fue el embargo el causante
de la pobreza en Cuba. Por ello en alguna oportunidad me opuse públicamente al
embargo, porque aparecía ante el mundo como la causa de la pobreza, y de hecho
era la justificación y la excusa de Fidel Castro por los desastres que había
hecho. El embargo sólo impedía comerciar con los EEUU, pero no con el resto del
mundo. De haber habido un bloqueo, Castro hubiera caído en cuestión de meses.
Si bien no puedo dejar de reconocer los
daños que le ha hecho Castro a Cuba, su muerte en sí no significa un cambio del
sistema totalitario que rige en Cuba, ahora bajo las órdenes de Raúl. No obstante
el acuerdo con Obama en Cuba no hay libertad y los cubanos no tienen derechos.
Ahora se ha hecho una manifestación por la muerte de Fidel a la que aparente
está habiendo una gran concurrencia. Pero tengo entendido que más allá de que
en la misma haya partidarios de Fidel, la concurrencia a la manifestación es
obligatoria y se penaliza a los que no van.
Cuando digo que la muerte de Fidel me causa
tristeza no es por el hecho en sí, sino por la evidente confusión que existe al
respecto en el mundo. El mundo manda condolencias a Raúl y una parte de los
presidentes de América Latina o sus cancilleres van a concurrir a Cuba. Ortega
de Nicaragua, Maduro de Venezuela, Bachelet de Chile y parece que Santos no
sabe. Macri no va pero va nuestra Ministro. La tristeza me ahoga “en este mundo
traidor en que nada es verdad ni es mentira y todo es según el color del cristal
con que se mira”. Y evidentemente se mira en rojo, y ello me preocupa pues ya
debiéramos saber los resultados.
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