Un verdadero cambio para el 2017
Rogelio López Guillemain

Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes, Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes (reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra historia" por radio sucesos, Córdoba.



Nadie sabe con certeza lo que nos espera el año que viene, si buscás un pronóstico preciso sobre nuestro futuro, sólo buscás que te mientan.  El Oráculo de Delfos dejó de compartir profecías después de la muerte de Sócrates.  Sólo nos queda analizar los hechos del 2016 y arriesgar algunas propuestas para el 2017.
 
Tampoco es necesario recordar (por repetido) la desastrosa “herencia” que dejó el gobierno anterior, máxima expresión de decadencia.
 
También son claros los logros y desaciertos del nuevo gobierno.  A favor, la salida del cepo y del default, la vuelta al mercado de capitales y la recuperación de la consideración de los países del primer mundo.
 
En contra, el des manejo del nombramiento de los jueces de la Suprema Corte y de la actualización de las tarifas; la pasmosa lentitud judicial en las causas de corrupción, la falta de medidas para terminar con las puertas giratorias de la justicia y la incapacidad para disminuir el gasto público.
 
La pregunta es ¿Y de ahora en más, qué?  Cambiemos está preocupado (y es razonable) por lo que pueda suceder en las próximas elecciones.  Las modificaciones estructurales que se deben realizar en el estado, significan un costo político muy difícil de asumir.  Por eso creo que “se debe correr por izquierda” (pero sólo en lo metodológico, no en el contenido) a los proyectos “políticamente correctos” de los demagogos.  Por ejemplo.
 
En un artículo previo sugerí aprovechar los millones de hectáreas de tierras fiscales y ofrecerlas a los desocupados, a los que tienen planes sociales y a todo argentino que quiera progresar, en una suerte de alquiler “todo incluido”; con asesoramiento del INTA y todo lo necesario para poner a producir tierras ociosas.  Un porcentaje de la producción sería para el estado y otro para el arrendatario.
 
Por otra parte, para mostrar una franca preocupación por la educación y la defensa de los derechos de los niños, el gobierno debería penar a los padres que no envíen a sus hijos a la escuela, retirándoles los planes sociales y disponiendo de escuelas donde los menores pudiesen pernoctar los días hábiles de la semana y así asegurar su acceso a la educación.
 
El estado no debería limitarseal fomento de la paternidad/maternidad responsable, a través de tibias políticas de planificación familiar. Tendría que premiar a aquellos padres de familia numerosa (que reciben planes sociales) que decidanincorporarse a estrictos programas de control de natalidad, entregándolesgenerosos subsidios que los estimulen a elegir la paternidad/maternidad responsable.  Pagar por tener “más hijos” no ayuda.
 
Se debería simplificar, pero simplificar de verdad, los trámites burocráticos para el establecimiento de nuevos emprendimientos y asistir a las PYMES para que puedan insertarse en el mercado mundial.
 
Hay que terminar de una vez con los piquetes y reglamentar la protesta para que NO lesione los derechos de quienes transitan las calles.
 
Los jueces deben ser responsables de sus decisiones y se debe evaluar su productividad.  Si existen problemas de falta de personal, existen varias áreas del gobierno, “abarrotadas” de empleados que pueden “prestarlestrabajadores”.  Si estos no están calificados para ese trabajo, pueden ser derivados a otros espacios sensibles como hospitales, escuelas o comisarías; y así cerrar despachos que sólo sirven para aumentar el gasto y los impuestos que VOS pagás.
Estas medidas no significan un costo político, al contrario; estas son las medidas que esperan los votantes de Cambiemos (los propios y los prestados) y que su falta de ejecución comienza a desilusionarlos.
 
El cambio más importante es moral y cultural, pero el cambio que más impacta en la gente (y que “voltea” gobiernos) es el económico.  Si Macri no quiere seguir “armándose una auto bomba” que le puede explotar dentro de un tiempo, debe realizar cambios concretos (aunque sean pequeños y simbólicos) que muestren un nuevo rumbo.  

Hace un año hubo una Rebelión de Mansos que terminó con un gobierno patético.  Señor presidente, no traicione a quienes lo apoyaron.
 

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