¨El que apuesta al dólar pierde¨
Alejandro A. Tagliavini
Senior Advisor, The Cedar Portfolio. Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland (California). Galardonado con el Premio a la Libertad, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.
Antes que nada, debe quedar claro que
adivinar el futuro no entra en las capacidades de los humanos, de modo que nadie
tiene certeza del valor que tendrá el dólar hacia fin de año, pero sí se puede
describir una tendencia cuando aparece con tanta claridad. También cabe aclarar
que, dada la “incertidumbre Trump”, al hablar de la divisa estadounidense quizás
deberíamos más bien pensar en otras “monedas duras” que podrían tener mejor
desempeño como el franco suizo o el euro.
Hecha la aclaración, digamos que el déficit
fiscal cerró en el 4,6% del PIB en 2016 y el Gobierno festeja porque estaría debajo
del 4,8% proyectado y porque asegura que cumplirá con la meta del 4,2% para
este año. Pero Agustín Etchebarne asegura que al 4,6% de déficit primario, habría
que sumarle 1,3% de ingreso por única vez del blanqueo -comprometido para
gastar pagando deuda a jubilados- y habría que sumar también los intereses de
la deuda que suman casi 2,4% del PIB con lo que el déficit real es de 8,3%, mayor
que el 7,1% de 2015.
En cualquier caso, según los cálculos de
varios especialistas, como venía el año el déficit debería haber cerrado en el 3,5%
con blanqueo y 4,4% sin él. O sea, que llegar al 4,6% de déficit -con blanqueo-
supone que el gasto creció 60% en diciembre. Es decir, la tendencia es hacia el
desboque y el gobierno noprevé realmente ajustarse. Por el contrario,Dujovne insiste
en hacer el gasto más “eficiente” y en que, buena parte del “costo argentino” es
culpa del sector privado que tiene que ajustarse porque “no van a desfinanciar
al Estado”.
Para avanzar en el mejoramiento fiscal, el
Gobierno apuesta a que este año el PIB crezca entre el 3 y el 4%, pero todo
indica que no ocurrirá sencillamente porque este gasto que viene aumentando es
parasitario del sector privado, que es el único que realmente produce y que,
así las cosas, se achicará.
De modo que el déficit va camino de aumentar
estrepitosamente y deberá cubrirse con más inflación, ya sea emisión monetaria
directa, Lebacs u otro tipo de endeudamiento estatal que provoca inflación,
entre otros motivos, porque toma fondos que, en consecuencia, no son dirigidos
a aumentar la producción induciendo la baja de precios. Frente a este panorama,
la meta del BCRA de una inflación de 17% sería fuertemente superada.
Ahora la autoridad monetaria, confiando en la
baja de la inflación, mantuvo la tasa de referencia, pero rectoró la de las
Lebac lo que impactó en que la tasa de plazos fijos a 30 días que quedó en 17,74%,
según informó el BCRA, o sea 1,48% mensual cuando la inflación esperada para
enero es del 1,8% según el Relevamiento de Expectativas Monetarias (REM) que
realiza el BCRA entre 50 consultoras. Así el plazo fijo ya rinde menos que la
inflación esperada. El fenómeno se alinea con la baja de todas las tasas del
sistema financiero.
De modo que muchos inversores que dejaron el
dólar para volcarse a las Lebacs y plazos fijos podrían volver a dolarizar las
carteras,por ejemplo, a través de las Letes, o yendo directamente al dólar a
falta de inversiones productivas rentables en un país con tan alto “costo
argentino” liderado por la presión fiscal, aunque el gobierno crea que es
liderado por el sector privado.
Ahora, vamos al comportamiento del dólar en
particular. Dado el costo argentino la cotización actual a $16,10 es muy
seductora y la prueba está en las larguísimas colas de argentinos que van a
Chile, Paraguay e, incluso, Bolivia y Uruguay para hacer compras. Considerando
que, en 2016, la inflación fue de 40%, la divisa de EE.UU. debería cotizar
cerca de los $19,50 y, si no lo hizo,básicamente fue por las Lebacs, y la
entrada de algunos dólares por la toma de deuda y el blanqueo, cosas que van
camino de acotarse.
Por otro lado, el “dólar
convertibilidad" -las reservas del BCRA en relación al circulante- arroja
un valor de $21 sin tener en cuenta a las Lebacs que, pueden engañar a la
opinión pública, pero no al mercado en donde funcionan como efectivo circulante
y cuya impresión durante 2016avanzó 90%, comparado con el 35% de los billetes. Aunque,
en rigor, el “dólar convertibilidad” es más bien sicológico porque el precio
real de la moneda dura -como todo precio- viene dado por la oferta y demanda.
Según el REM, el dólar cotizaría a $18,50 en
diciembre con lo que la devaluación del peso sería del 17% contra una inflación
que proyecta en 21%. Demasiado optimista, en mi opinión, dada las tendencias
que hemos visto que empujarían tanto a la inflación como al dólar con mucha más
fuerza.
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