Una oportunidad para el libre comercio
Jeremías Morlandi

Economía (UBA). Asesor financiero. Responsabilidad Social Empresaria en RM Holding Funds.



Ante el nuevo escenario internacional, planteado luego de la asunción de
Donald Trump, la economía mundial enfrenta una incertidumbre. Es que el
nuevo presidente de los Estados Unidos se ha planteado como objetivo el
proteccionismo económico. De hecho, esta semana ha firmado un
decreto en el que retira a Estados Unidos del Acuerdo de Asociación Transpacífico. Además, ha prometido endurecer los aranceles a la importación o hasta prohibir el ingreso de productos extranjeros e incluso revisar o anular NAFTA, el acuerdo de libre comercio que Estados Unidos mantiene con Canadá y México. Con este nuevo escenario, América Latina y, sobretodo, Argentina no pueden desaprovechar esta oportunidad para insertarse en el comercio mundial a través de tratados de libre comercio.
 
En Argentina, hay muchas presiones para que no se firmen tratados de
libre comercio. Alegando la protección de nuestra economía y de industrias que no podrían competir con productos importados, se vela por un sistema que no hace más que dañar la economía del país. Sin embargo, para responderle a los proteccionistas, tanto empresarios como sindicalistas y políticos, solo tenemos que remitirnos a mirar los datos de los países que han firmado tratados de libre comercio. Tomemos el caso de los TLC con la República Popular China, por ejemplo, que ha firmado nada menos que con 16 países, aunque mantiene negociaciones con varios más. Con excepción de Pakistán (2006), Nueva Zelanda (2009), Chile (2006) y Costa Rica (2011), el acuerdo con el resto de los países entró en vigor en 2010. Es más que interesante analizar indicadores de esos países antes y después de la firma de estos acuerdos.
 
Los detractores del libre comercio afirman que esos tratados destruyen las economías de los países periféricos que los firman. Sin embargo podemos observar que en el caso de Indonesia, un año antes del acuerdo, cerraba el 2009 con un PIB de 538 mil millones de dólares. En 2015 el PIB ascendía a 861 mil millones de dólares. Lejos de arruinar la economía, aumentar el PIB en más de 300 mil millones no parece nada despreciable. Podemos ver también como Singapur, que cerraba el 2009 con un PIB de 192 mil millones de dólares, en 2015, después de 5 años de la entrada en vigencia del TLC con China, tiene un PIB de 292 mil millones y con un PIB Per Cápita incrementado en un 26%. Si nos acercamos a América Latina, podemos observar a dos países cercanos de Argentina: Chile y Perú. Chile, cuyo tratado entró en vigor en 2006, un año antes registraba un PIB de 124 mil millones de dólares. En 2015 su PIB ascendía a 240 mil millones. Cabe mencionar que Chile también firmó un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos. Perú, por otro lado, mantiene un acuerdo con China que entró en vigor en 2010. Un año antes el PIB de ese país era de 121 mil millones de dólares, mientras en 2015 cerraba su año con la cifra de 192 mil millones.
El crecimiento también puede apreciarse cuando vemos el avance de estos países en el ranking del Índice de Libertad Económica, realizado por Heritage Foundation. Malasia pasó del puesto 58 al 31, mientras su PIB ascendía de 202 mil millones a 296 mil millones. Indonesia tuvo el enorme crecimiento del PIB mencionado anteriormente, mientras pasaba del puesto 131 al 105 y Perú hizo lo suyo mientras pasaba del puesto 57 al 47.
 
Este artículo no se escribe para defender un Tratado de Libre Comercio con la República Popular China, sino para mostrar al lector lo que un país con libertad económica puede alcanzar. Cerrar las economías no beneficia a la población, solo la envuelve más en la pobreza, en la decadencia y la deja a merced de empresarios ventajosos, sindicalistas con privilegios y políticos populistas. Tampoco debemos olvidar el rol del libre comercio en la solución de conflictos. En cada país existen empresas que producen bienes o servicios que otros países necesitan. Para que el intercambio pueda darse, debe haber cooperación internacional y diplomacia en la resolución de conflictos. Aquí hablamos directamente del libre comercio como garante y facilitador de la paz mundial, dado que como afirma el célebre economista liberal Frédéric Bastiat: "Si por las fronteras no cruzan los bienes, lo harán los ejércitos".
 
 
 
 

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