Ecuador: ¿cambio o continuismo?
Pablo Arosemena
El autor es Presidente del Directorio de la Cámara de Comercio de Guayaquil.
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Está terminando el atípico período presidencial de Rafael Correa en Ecuador. Atípico porque Correa dejará el poder luego de una década. Durante estos diez años participó en tres elecciones y en dos de ellas venció en una sola vuelta. Acostumbró a sus seguidores y a él mismo a ganar con márgenes holgados. Por eso, ahora busca un rol en una elección en la que no es candidato. Desafortunadamente para él, los pronósticos le son desfavorables.
El 19 de febrero el 61% de los ecuatorianos votó por un cambio. Es decir, votaron por otro candidato que no sea el oficialista Lenín Moreno. Este mensaje en las urnas trajo como consecuencia una segunda vuelta electoral en la que participarán Moreno y Guillermo Lasso (del movimiento CREO). Continuando con lo atípico, las autoridades electorales demoraron más de 72 horas en contabilizar los votos y declarar la segunda vuelta. Miles de ciudadanos se volcaron a las calles para exigir resultados y velar por la transparencia del proceso. En esta encrucijada los ecuatorianos se plantean dos preguntas: ¿continuismo o cambio? ¿Un nuevo presidente o un delfín de Correa?
Por el lado del continuismo, son claras las señales de que Lenín Moreno será un fiel discípulo de Rafael Correa. Tanto Moreno como su compañero de fórmula, Jorge Glas, fueron vicepresidentes de Correa. En lo de fondo, Lenín Moreno se ha esforzado por no revelar mayores detalles. Cuando ha osado desmarcarse de una política del actual gobierno, enseguida ha sido el mismo Rafael Correa quien aparece para desautorizarlo. Así sucedió cuando Moreno ofreció “revisar” el pago anticipado del Impuesto a la Renta para las compañías. En otros temas económicos, o bien no hay claridad en las propuestas o la propuesta es más de lo mismo. Los temas urgentes para el empresariado son la política arancelaria, las reformas tributarias, la deuda pública y la libertad de prensa. En ningún punto hay una diferencia marcada con Correa.
En lo de forma, el candidato Moreno busca presentarse como alguien más conciliador que Correa. Pero no lo logra. Esto se evidenció, por ejemplo, en su inasistencia al debate presidencial que organizamos desde la Cámara de Comercio de Guayaquil al que sí asistieron los restantes siete candidatos. ¿Su excusa? No le gusta la palabra ‘debate’, y no le gustó que lo organice un gremio empresarial. Tan continuista es su plataforma que parece que será Rafael Correa quien lleve la voz cantante en la segunda vuelta. El mandatario ya convoca a marchas en contra del candidato opositor, ofrece ruedas de prensa augurando su éxito. Incluso ha advertido que si pierde el oficialismo, le pedirá a su bancada legislativa que destituya al presidente y convoque elecciones anticipadas para tener un nuevo período Correa, lo que la Constitución ecuatoriana permite.
Por el lado del cambio, el candidato que pasa a la segunda vuelta es Guillermo Lasso. ‘Self-made man’, logró convertir uno de los bancos medianos del país en el segundo más grande de la nación. Su perfil y ofertas pueden recordar a Pedro Pablo Kuczynski: es un empresario de toda la vida con poca participación política, este es su segundo intento por la presidencia, y ofrece reformas económicas en pro del empleo. De hecho, se ha planteado como meta crear un millón de empleos. Su plan es la eliminación de 14 impuestos, abrir Ecuador al mundo negociando acuerdos comerciales y fortalecer la división de poderes y libertad mediática.
El desafío de Lasso es ganarse el voto de esa mayoría que no quiere el continuismo de lo que representa el partido de gobierno. Es decir, ganarse a la oposición dura y a los que están en el medio. Hay razones para pensar que lo logrará: la demora injustificada de las autoridades electorales al contar los votos fue un primer punto de convergencia. Esta situación generó protestas ciudadanas masivas que fueron respaldadas públicamente por diversos partidos de oposición. ¿La campaña está ganada? En absoluto. Ecuador tiene la oportunidad de elegir entre dos visiones. Cambio o más de lo mismo.
El autor es asesor económico de la campaña del candidato Guillermo Lasso.
 

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