Lecciones para Neuquén: los casos de Texas y Alberta
Pablo Benitez Jaccod
Neuquén.


Los precios de los recursos no renovables, especialmente los precios del petróleo y gas, y los ingresos asociados a estos han disminuido considerablemente en los últimos años. Si a esto le sumamos un mal manejo de los recursos financieros la situación en Neuquén se ha tornado compleja. Por ejemplo mientras que el déficit fiscal del año 2013 en esta provincia fue de 882 millones de pesos; al año 2015 se había multiplicado y alcanzó la cifra de 3.500 millones de pesos. Ante este panorama los ingresos provenientes del petróleo, en esta provincia, aparecen como  insustituibles si se aspira a mejorar la situación fiscal.
 
Ante esta realidad aparece en escena el debate sobre la diversificación de la “matriz productiva”,  con el objetivo de morigerar la dependencia de los ingresos hidrocarburiferos. La gran mayoría del arco político local sostiene que es el estado quien lograra tal cometido. En Neuquén desde sus inicios como provincia la planificación del desarrollo económico se realiza a través de organismos estatales creados al efecto (Institutos Autárquicos, Consejos de planificación) básicamente a lo que se aspiro es a direccionar en forma conjunta el proceso productivo. Lamentablemente la diversificación tan anhelada nunca llego. Los casos de Texas y Alberta merecen ser analizados a los efectos de encontrar las instituciones que posibilitan la creación de riqueza en otras actividades, a parte de las hidrocarburiferas.
 
Texas es uno de los grandes productores mundiales de petróleo y gas, pero este sector representa tan solo el 11,0% de su Producto Bruto Geográfico el cual asciende en su totalidad a unos US$ 1.630,1 billones, ubicándose en el 2do lugar entre los PBG más grandes de EE.UU. El estado de Texas en el 2015, mostro un ingreso per cápita de 46.947 dólares. Para tener una idea de la magnitud, el PBI Argentino alcanzo en el 2015 la suma de US$ 630.448  mil millones y su ingreso per cápita fue de 14.616 dólares.  
 
La economía de Texas se encuentra totalmente diversificada. Componen su PBG empresas dedicadas a tecnologías y sector industrial, aeroespacial, de aviación y defensa, biotecnología y ciencias de la vida, tecnologías de la información e informática entre otras. El 16% de los puestos de trabajo en Texas se explican por la actividad exportadora de sus empresas, siendo el primer estado de los EE.UU en cuanto a proporción de puestos de trabajo creados por la actividad exportadora del país. El 60% de todas las exportaciones de Texas se dirigen a países con los cuales EE.UU. tienen acuerdo de libre comercio. Hoy ocupa el segundo lugar en el informe de TechAmerica sobre empleos de tecnología en EE.UU.
 
Alberta, estado de Canadá, presenta un caso similar, mientras su PBG en el 2015 fue de US$ 326.433 mil millones, el sector hidrocarburifero represento solamente el 18,3% del PBG. El resto los componen la industria petroquímica, la agricultura, los productos forestales, la metalúrgica, el turismo, sector de servicios financieros, las tecnologías de comunicación e innovación aplicada a la ciencia de la vida y nanotecnología. Su ingreso per cápita fue de 55.286 dólares. 
 
¿Cómo lograron Alberta y Texas diversificar su economía con altas tasas de crecimiento? Según  el informe anual titulado “Libertad Económica de Norteamérica” elaborado por el Fraser Institute, el cual mide la  relación entre libertad económica y prosperidad de las 92 regiones de América del Norte, las provincias que apoyan bajos impuestos, un gobierno limitado y legislaciones laborales flexibles traen como consecuencia un mayor crecimiento económico. Es decir que este índice mide el grado en que las políticas de las provincias y los estados contribuyen a la libertad económica, la cual consiste en la capacidad de los individuos para actuar en la esfera económica sin restricciones innecesarias. Las instituciones de la libertad, el respeto de la libertad de empresa y el derecho de propiedad, incentivan la llegada de inversiones que se asignan más eficientemente a sectores menos desarrollados pero que brindan buenas oportunidades de rendimientos, de esta forma se produce la diversificación económica cuando esto es sostenido en el tiempo. El estado de Alberta en Canadá es la que detenta mayor libertad económica en la región ocupando el primer puesto en el ranking. Texas es la zona de EE.UU. con mayor libertad económica en el informe.
 
Los pobres resultados de los Estados mexicanos comparados con las regiones de Canadá y EE.UU. se deben a su Gobierno altamente centralizado, encargado de legislar demasiadas áreas de le economía mexicana. Canadá y EE.UU. otorgan más autonomía a sus estados para decidir sus políticas económicas y tributarias, lo cual a su vez crea competencia entre las jurisdicciones para atraer inversiones. Un dato importante es la propiedad del subsuelo. La clave está en que mientras en EE.UU. las riquezas del subsuelo pertenecen al dueño de la superficie, en la Argentina —continuando con la herencia española— son propiedad del estado. El imperio del principio romano: "Cujus est solum, ejus est usque ad coelum et ad inferos" (aquel a quien pertenezca el suelo, también es dueño de todo lo que se encuentre por encima y por debajo por una extensión indefinida, hasta el cielo y el infierno) permitió que las riquezas del subsuelo en EE.UU. fueran propiedad de los individuos y no del estado, lo cual alentó la inversión, la toma de riesgo y la innovación tecnológica.
 
Más allá de la formalidad federal anunciada en la Constitución Nacional, la Argentina es claramente un país centralista con una tradición y un régimen fiscal unitario. Volver al federalismo de nuestra constitución, que cada provincia establezca su nivel de impuestos y la adhesión a las instituciones de la libertad económica son las lecciones que dejan Texas y Alberta si se quiere en el largo plazo la tan anhelada diversificación productiva.
 

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