Robin Hood, el símbolo de la bancarrota moral

Yanina Pantiga
Abogada. Desarrolló el Programa de Jóvenes Investigadores y Comunicadores Sociales 2017 de Fundación Atlas.
“¿Se
pregunta por qué el mundo se hunde a nuestro alrededor? Por eso estoy luchando,
Señor Rearden. Hasta que la gente aprenda que, de todos los símbolos, Robin
Hood es el más inmoral y despreciable, no existirá justicia en la Tierra ni
posibilidad de que la humanidad sobreviva”. (La Rebelión de Atlas, Ayn Rand)
Originariamente, Robin Hood era un hombre que
luchaba contra gobernantes saqueadores y les devolvía el botín a quienes habían
sido robados, pero ese no es el significado de la leyenda que sobrevivió.
Vulgarmente se recuerda a Robin Hood como un
hombre que robaba a los ricos para darles a los pobres. Un personaje que
practicaba caridad con la riqueza de la que no era dueño; simbolizando la idea
de que la necesidad, y no el logro, es la fuente de todo derecho.
Curiosamente, se puede
trazar un paralelismo entre la leyenda de Robin Hood y la famosa frase de Evita:
“Donde existe una necesidad, nace un derecho”.
De este modo, el símbolo de Robin
Hood y el Eslogan Populista se han convertido en la justificación de los seres
mediocres, incapaces de ganarse su sustento.
A continuación intentaré poner
de manifiesto dos de las contradicciones más burdas que presentan en común
ambas falacias:
1º Ambos
símbolos resultan contradictorios con la Teoría
Psicológica Conductista del “Condicionamiento Operante” o con lo que
vulgarmente conocemos como MERITOCRACIA.
Brevemente, se define al
Condicionamiento Operante como una
forma de aprendizaje por medio de recompensas y castigos. Este tipo de
condicionamiento sostiene que una determinada conducta y una consecuencia, ya
sea un premio o castigo, tienen una conexión que nos lleva al aprendizaje.
Básicamente, sostiene que un sujeto tiene más probabilidades de repetir
las formas de conducta que conllevan consecuencias positivas y, por el
contrario, menos probabilidades de repetir las que conllevan consecuencias
negativas.
En este orden de ideas, no
debe perderse de vista que los sujetos que consumen lo que no han ganado y
disfrutan de la riqueza que no han generado, reciben una recompensa por su
conducta improductiva. Y ante la consecuencia positiva que trajo aparejada su
conducta (o mejor dicho, su inconducta), se puede concluir que tenderán a
comportarse de la misma manera, a los efectos de continuar recibiendo
recompensas que razonablemente no merecen.
En contra de toda
expectativa razonable, en el mundo en que vivimos se premia al vicioso, otorgándole
el derecho de vivir a expensas del virtuoso. El fracaso te da derecho a
recompensas, no el éxito.
2º
Otra de las contradicciones más atroces se verifica cuando, a título
justificativo, se recurre a la antinomia “Derechos Humanos” vs. “Derecho de
Propiedad”, como si unos fueran posibles sin los otros.
Con el objeto de refutar esa
falsa antinomia realizaré un análisis muy básico: El derecho a la vida es la
fuente de todos los derechos y el derecho a la propiedad constituye el único
medio para implementarlo; ya que cada hombre debe trabajar para generar su
propio sustento (o “producir al menos lo
que consume” – 5º verdad peronista) y, consecuentemente, debe poder retener el producto de su esfuerzo. El hombre
que produce mientras otros disponen del producto de su esfuerzo, es un esclavo.
Máxime, no puede
desconocerse que el origen del derecho de propiedad es la ley de causalidad: así como no pueden existir efectos sin
causas, tampoco puede existir la riqueza sin su fuente: el trabajo del Hombre.
No puede haber riqueza sin causa. No es posible hacerse rico consumiendo sin
producir.
El gobierno no es el dueño
de las rentas de los ciudadanos y, en consecuencia, no puede tener un cheque en
blanco sobre esas rentas. Los parásitos utilizan la riqueza de los
trabajadores/productores, mientras nos destruyen. Utilizan los efectos mientras
niegan las causas. Proclaman su derecho a consumir lo no ganado e ignoran la
cuestión de quien lo produjo. Es como querer mantener la luz encendida pero
destruir los generadores.
Debemos comprender que la
realidad es un absoluto que no puede falsearse, que lo que no se gana no puede
ser disfrutado, que lo que no se merece no puede ser dado.
Ir en contra de la lógica
nos conduce a un inevitable colapso; el único acto que puede salvarnos es
PENSAR. No acepten pasivamente los dogmas que nos imponen. Analicen cada
postulado sin importar quien es el emisor y si trae intrínseco una
contradicción, ¡verifiquen sus premisas! LA NATURALEZA PROHIBE LO IRRACIONAL. LA
RAZÓN NO ACEPTA CONTRADICCIONES.
“El
único delito moral verdadero que puede cometer un hombre contra otro es el de
generar, por medio de sus palabras o acciones, una impresión contradictoria,
imposible e irracional, trastornando así el concepto de irracionalidad de su
víctima”. (La Rebelión de Atlas, Ayn Rand).
NO ELIJAN CREER EN LUGAR DE
PENSAR, ¡CREER ES NO SABER!
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