La irresponsabilidad de Trump sobre el cambio climático
Andrés Oppenheimer
Columnista del Miami Herald/el Nuevo Herald. Fue miembro del equipo ganador del Premio Pulitzer, y ha recibido el Premio Ortega y Gasset, Premio Rey de España y el Emmy.
La decisión del presidente Trump de retirarse del acuerdo climático de
París –un acuerdo para proteger el planeta que fue firmado por prácticamente
todos los países del mundo con excepción de Siria y Nicaragua– fue un acto de
irresponsabilidad suprema que le costará caro a Estados Unidos.
La retirada de Trump del acuerdo de París confirma los temores de que
Trump ha renunciado al papel de liderazgo de EEUU en el mundo occidental. Su
egocentrismo e ignorancia parecen tener más peso que los intereses de Estados
Unidos.
Además de cometer la insensatez de pelearse gratuitamente con los
aliados tradicionales de Estados Unidos –México, Canadá, Alemania, Francia e
incluso Australia– mientras abraza a los dictadores de Rusia, Turquía y Arabia
Saudí, Trump ya se ha retirado del acuerdo comercial de la Asociación
Transpacífica y ahora se marchó del acuerdo de París para reducir las emisiones
de carbono que están poniendo en peligro el planeta.
En esencia, Trump no ha hecho más que pelearse con los amigos de Estados
Unidos, y abrazar a los enemigos de este país. ¿Para qué lado está jugando? No
me sorprendería que pronto veamos un nuevo eje para la defensa global de la
democracia y el libre comercio, liderado por Alemania y Francia, mientras que
China llena el vacío de Estados Unidos como campeón de la defensa del medio
ambiente.
Ya está sucediendo. Cuando le pregunté al secretario de Relaciones
Exteriores de México, Luis Videgaray, en una entrevista si el viaje programado
por la canciller alemana Angela Merkel el 8 de junio a México formará parte de
una creciente alianza informal “anti Trump” de las democracias occidentales, el
funcionario esquivó la pregunta.
Sin confirmar ni negar la premisa de mi pregunta, Videgaray dijo que
Alemania es el socio comercial más importante de México, y que el viaje de
Merkel era para clausurar un “año de amistad mexicanoalemán”.
Pero ¿no será más que eso?, insistí. Horas antes, Merkel había dicho que
Alemania ya no podía “confiar plenamente” en Estados Unidos como líder del
mundo libre. Y el 25 de mayo, Merkel había dicho, en una clara referencia al
muro propuesto por Trump en la frontera con México, que “no es el aislamiento y
la construcción de muros lo que nos hace exitosos, sino sociedades abiertas”.
Videgaray, que estaba en Miami para una sesión de la Conferencia de las
Américas organizada por Miami Herald, me dijo que “México está obviamente
haciendo un esfuerzo para acercarse y diversificar sus mercados” con países
como Alemania y China.
China ya está aprovechando las tensiones entre Estados Unidos y sus
aliados. Mientras hablaba con Videgaray en Miami y poco antes del viaje de
Merkel a México, el primer ministro de China, Xi Jin Ping, llegó a Bruselas
para una reunión con líderes de la Unión Europea, que Xi se proclamó como un
adalid de la lucha contra el cambio climático.
La propensión de Trump a pelearse con México y Canadá, los vecinos y
mayores socios comerciales de Estados Unidos, también podría tener
consecuencias políticas adversas para Washington. El próximo año, México
celebrará elecciones presidenciales, en las que el candidato populista de
izquierda Andrés Manuel López Obrador podría convertirse en el primer
presidente antiestadounidense en décadas, en parte gracias a un “efecto Trump”.
Mi opinión: Al retirarse del acuerdo climático de París, Trump está
defendiendo una industria moribunda que está envenenando el planeta, en lugar
de apoyar industrias de energía limpia que están a la vanguardia de la
revolución mundial de la innovación y que producen muchos más empleos en
Estados Unidos que las minas de carbón o los campos petroleros.
Al anunciar su decisión, Trump dijo que “fui elegido para representar a
los ciudadanos de Pittsburgh, no de París”. ¡Qué bobería mayúscula! Presidente
Trump, vivo en Miami, donde el nivel del océano está aumentando constantemente,
y también es parte de Estados Unidos. Y el propio alcalde de Pittsburgh se ha
manifestado a favor del acuerdo de París.
Al buscar señales de sensatez en el liderazgo global, tendremos que
mirar cada vez más a los presidentes de Alemania, Francia y otros miembros
responsables de la comunidad mundial. Trump prefiere estar solo, con Siria y
Nicaragua.
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