Muertos por las políticas estatales de vivienda
Mary Theroux
Vicepresidente de The Independent Institute.



AP informa que “el dolor pasó a ser indignación” ayer, a medida que los sobrevivientes del infierno en una torre de departamentos de Londres se enteró de que la actualización "verde" del edificio el año pasado por parte de su propietario, el gobierno, incluyó la instalación de paneles aislantes exteriores que alimentaron la rápida propagación del fuego de un piso a otro.
La indignación de los sobrevivientes se dirige ahora al gobierno actual, individuos que pueden o no ser los mismos cuyas políticas produjeron la escasez de vivienda que hizo a los inquilinos del edificio depender de una vivienda gubernamental en primer lugar—o a aquellos responsables de los modelos climáticos que alimentan teorías de edificación “verde” como las que llevaron a la actualización—o, más cercanamente, a quienes decidieron utilizar paneles aislantes no resistentes al fuego,
Sin embargo, al menos su giro hacia la indignación contra el gobierno como el agente responsable de sus penurias es un paso en la dirección correcta.
Los manifestantes enojados con una falta de viviendas asequibles en ciudades “progresistas” como San Francisco deberían de manera similar abrir los ojos y ver al gobierno como el objeto apropiado de su enojo. Al contrario de la narrativa popular repetida hasta el hartazgo, ese “aburguesamiento” está poniendo los alquileres y los precios de las viviendas fuera del alcance de todos excepto los muy ricos—el precio promedio de una casa de San Francisco está actualmente llegando a 1.672.100 dólares, y sus calles llenas de personas sin hogar son el resultado directo de décadas de políticas gubernamentales más mortales que el incendio de Londres.
El crecimiento “inteligente”, las “viviendas asequibles” y otros reglamentaciones sofocan la construcción de viviendas privadas en un promedio del 30 por ciento. En un área de estudio, las leyes de viviendas asequibles provocaron una disminución de nuevas unidades que pasó de 28.000 durante el año previo a la legislación, a 11.000 tras su promulgación: una disminución del 60 por ciento.
Mientras tanto, las personas sin hogar tienen tres veces más probabilidades de morir en cualquier grupo de edad que la población en general, mientras que las familias trabajadoras corren mayores riesgos por el desplazamiento diario a sus empleos, los que crecen más y más debido a la distancia entre la vivienda que pueden solventar y sus lugares de trabajo.
Los gobiernos que privan a sus gobernados del acceso a la vivienda de bajo costo no es algo nuevo ni privativo de las naciones “desarrolladas”. En la década de 1960, mi padre construyó urbanizaciones a un costo extremadamente bajo, proporcionando por primera vez la propiedad de una vivienda a personas pobres en naciones en desarrollo desde Perú a la India. En un país tras otro, fue expulsado por gobiernos hostiles a los derechos de propiedad privada, hostilidad alimentada por la sabiduría colectiva de los expertos en “desarrollo” occidentales.
Es hora de que aquellos que son víctimas de estas políticas dejen de ser embaucados y se levanten: No están siendo reprimidos porque “los ricos son cada vez más ricos”. Están siendo asesinados y despojados por sus gobernantes que los “protegen” de una vivienda a la que puedan acceder y a la oportunidad de tener una vida mejor para ustedes y sus familias.


Traducido por Gabriel Gasave
Mary L. G. Theroux es Vicepresidente Senior del Instituto independiente. Recibió su Licenciatura en Economía de la Stanford University, es Director Gerente de Lightning Ventures, L.P., una firma de inversión del área de la Bahía de San Francisco, fue Presidente de la Junta de Asesores del Ejército de Salvación de los Condados de San Francisco y Alameda y es Vicepresidente de la C.S. Lewis Society of California.
 

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