La final se juega en dos tiempos: 13 de agosto y 22 de octubre
Humberto Bonanata

Director de Notiar. Premio a la Libertad 2012, otorgado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.



A veinte días de celebrarse las P.A.S.O., una buena idea de Néstor Kirchner de 2009 aunque con malos fines de unificar en el extinto F.P.V. a todas las ramas del peronismo y pseudo peronismo, los argentinos deberemos concurrir en muchos distritos a votar listas únicas ya consolidadas, que poco tiene que ver con internas abiertas de países desarrollados.
 
Con un margen de error de tres puntos, Cambiemos y Unidad Ciudadana (nombre que integran Cristina Fernández –aún libre- y “el Ibérico” Taina, tristemente célebre por la bomba que detonaran en el bar del mismo hombre en Av. Córdoba esquina Uruguay el 4 de julio de 1975 en pleno gobierno constitucional de Isabel Perón y hecho del que muriera un mozo y una parroquiana), los bonaerenses se aprestan a dar “la madre de todas las batallas” en el territorio que abarca el 38% del total de la Argentina y que subtitulará los diarios del 14 de agosto y del 23 de octubre.
Es un mismo partido que se juega a dos tiempos.
El 13 de agosto tenemos la obligación legal de concurrir a fidelizar las listas de candidatos y de participar en una forzada encuesta.
Los números revelarán quiénes primerean los espacios y quiénes –desde el tercer puesto hacia abajo- no estarán condenados al éxito, al recordar al viejo golpista Eduardo Duhalde.
Nadie puede imaginar que el cercano 20% de los votantes de Massa y Randazzo de las P.A.S.O. vote por Cristina Kirchner. Ya en el ballotage presidencial del 22 de noviembre de 2015, el 70% de los votantes de Massa lo hizo por Macri. Y ahora la elección de octubre operará como una virtual segunda vuelta electoral.
Lamentablemente, el desguace del Estado recibido por el gobierno de Mauricio Macri y la temeridad manifiesta de Cristina Kirchner al buscar en su candidatura seis años de eventual impunidad tras una banca en el Senado de la Nación, siguiendo el camino de su ex maestro noventista Carlos Saúl Menem, ambos peronistas aunque es redundante aclararlo, sólo han logrado postergar inversiones genuinas extranjeras y encontrar en las LEBACS un refugio en pesos que rinde un 26,5% anual que nos recuerda viejos tiempos de “patria financiera”.
En la mentalidad argentina, a diferencia del resto de Sudamérica excepto Perú, el dólar juega como refugio de valor ante los constantes cambios de reglas de juego en las que sólo se salvaron los “timberos” o quienes compraron ladrillos.
A pesar de este marco, los préstamos con cláusula U.V.A. que ofrecen los grandes bancos estatales han posibilitado, especialmente en los jóvenes, alcanzar el sueño de la vivienda propia al mismo costo mensual que el pago de un alquiler.
Nada de esto hubiera sido posible sin la férrea política monetaria del Banco Central unida a las decisiones de los presidentes de las entidades bancarias.
Si en nuestro país se legalizara la libre circulación del dólar con el peso, tal como lo hizo Perú hace casi veinte años, de forma natural se inyectarían a la masa monetaria miles de millones de dólares que hoy millones de ciudadanos guardan en sus cajas de seguridad, posibilitando mayor capacidad prestable en las entidades crediticias a menor tasa de interés para los tomadores de crédito.
Esta medida es analizada en el cerrado círculo amarillo presidencial.
Semana histórica nos depara la política. Julio De Vido podría ser expulsado de la Cámara de Diputados de la Nación si el oficialismo logra reunir los 2/3 de los legisladores presentes en la sesión del miércoles.
Valga el homenaje comparativo de la corrupción kirchnerista a dos ex legisladores radicales: Luís Guillón en la década del 30 durante la presidencia de Agustín P. Justo, sospechado de haber intermediado en la compra de los terrenos de Campo de Mayo para el Ejército Argentino no soportó el agobio social y se voló la cabeza de un escopetazo; Eduardo César Angeloz –tres veces gobernador de Córdoba- fue desaforado a su pedido en 1996 por la Cámara de Senadores de la Nación en 1996 hasta tanto tuviera sentencia la denuncia en su contra, hecho que sucedió favorablemente en 1998.
El Senado de la Nación lo recibió con todos los honores en sesión especial.
Si Julio De Vido tuviera la honorabilidad que carece, pediría su desafuero hasta tanto la “justicia” lo declare “inocente” en los 6 juicios orales que deberá enfrentar y en las más de 130 denuncias relacionadas con el ejercicio en sus funciones durante 12 años y medio de kirchnerato.
Como indigno moral que es seguramente no lo hará y quedará en blanco y negro quiénes apoyan a los delincuentes de la corporación política y quienes desean que entre todos CAMBIEMOS una Argentina devastada.
 

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