Desasosiego en Venezuela
César Yegres Guarache

Economista. MSc en Finanzas. Profesor universitario. Director Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cumaná. Mención especial, Concurso Internacional de Ensayos: Juan Bautista Alberdi: Ideas en Acción. A 200 Años de su Nacimiento (1810-2010), organizado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.


@YegresGuarache / cyegres@udo.edu.ve




 
Desde el pasado 4 de agosto opera en Venezuela una confusa e inédita Asamblea, viciada de ilegalidad según los expertos en el tema, por contrariar el espíritu y los principios de la constitución vigente desde 1999. Precisamente, por aplicar de manera sesgada, selectiva e interesada lo previsto en la Carta Magna respecto al procedimiento para la convocatoria, estructuración, funcionamiento y entrada en vigencia del producto final de las deliberaciones de una asamblea nacional constituyente, es que se ha generado un contundente rechazo en la comunidad internacional y en 8 de cada 10 venezolanos, convencidos de que no se solucionarán de esa forma los graves problemas nacionales.
 
No obstante, lo realmente neurálgico es el clima de desasosiego reinante estos días en Venezuela, como el derivado de una derrota, que no ha sido tal, pero así se percibe.  La instalación de dicha asamblea, en conjunto con el cambio de orientación de estrategia de la alianza de partidos políticos opositores hacia la participación en las elecciones de gobernadores de estado el venidero mes de octubre –aun en medio de adversas condiciones- y la represión parte  de las fuerzas de seguridad oficiales coadyuvaron al cierre del ciclo de protestas callejeras que se mantuvo durante 4 meses, con trágico saldo de más de 100 fallecidos, cientos de heridos y miles de detenidos.
 
En este escenario actual, el Gobierno parece haber tomado oxígeno y superado –al menos, temporalmente-  la resistencia dentro de Venezuela para avanzar con sus propósitos de estabilizarse en el poder, con el respaldo de las FFAA, de la mayoría de los poderes públicos y de una fracción mínima de la población venezolana, aun con las contradicciones y fricciones evidentes en su cúpula, la intensa presión internacional y un espantoso cuadro de destrucción económica y social. Al momento de redactar esta nota, muchas firmas de consultoría y análisis estratégico ya han reducido sus probabilidades de un rápido cambio de gobierno y extendido el plazo en sus escenarios de transición o negociación política.
 
Sólo el tiempo responderá las múltiples interrogantes abiertas sobre el devenir venezolano.  Pero si se consulta hoy al venezolano común, lo percibirá con una dolorosa mezcla de frustración, desesperanza y resignación. Esperemos que no sea así por mucho tiempo. 
 

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