El ridículo sabotaje de Trump a los ‘soñadores’

Andrés Oppenheimer
Columnista del Miami Herald/el Nuevo Herald. Fue miembro del equipo ganador del Premio Pulitzer, y ha recibido el Premio Ortega y Gasset, Premio Rey de España y el Emmy.
Qué ridículo! Este país acaba de sufrir una masacre en Las Vegas
perpetrada por un estadounidense que mató a 58 personas e hirió a otras 489, y
el presidente Trump sigue insistiendo en sus argumentos de que los inmigrantes
indocumentados son un peligro para la seguridad de los ciudadanos, y amenaza
con deportar a unos 700,000 “soñadores” que no han cometido ningún delito
violento.
Pensé
en esta ironía después de entrevistar a Bruno Villegas, un estudiante
universitario de Harvard que es un “soñador”, o uno de los jóvenes inmigrantes
que fueron traídos a este país cuando niños por padres indocumentados.
Como
la mayoría de los otros soñadores, Bruno apenas recuerda el país donde nació.
Bruno me dijo que fue traído por sus padres de Perú, y sólo supo muchos años
después que su familia no tenía documentos de inmigración.
Cuando
le pregunté qué hará si es deportado, me dijo: “No conozco el Perú, es un país
que apenas recuerdo”.
Bruno, que planea ser abogado, me dijo que “me considero un
norteamericano. Sé que es difícil, porque el gobierno no quiere reconocerme
como tal, pero este es el país que conozco, y donde quiero quedarme”.
Otros
soñadores que estudian en Harvard incluyen a Jin Park, un surcoreano que
estudia biología molecular, y Laura Veira Ramírez, una joven colombiana que
planea graduarse en química.
Los
sonadores se inscribieron en el programa conocido como DACA del ex presidente
Obama, que les dio un estatus legal temporal. Trump ahora está amenazando con
deportarlos en cinco meses a menos que el Congreso acepte un paquete de medidas
draconianas contra todos los indocumentados que ha presentado para aprobación
legislativa.
El problema es que la propuesta
de Trump es una gigantesca “píldora venenosa”, o sea, una oferta con demandas
imposibles de ser aceptadas por sus rivales políticos, para que estos últimos
parezcan ser los culpables de su fracaso.
A cambio de legalizar a los
soñadores, Trump exige que el Congreso apruebe que los contribuyentes
estadounidenses paguen por el muro fronterizo –sí, el mismo muro que Trump
prometió que sería pagado por México– y otras medidas extremas exigidas por el
ala xenófoba del partido republicano.
La serie documental Triunfar en Estados
Unidos: los dreamers te pone cara a cara con personas que han superado desafíos
y han creado su propio exito mientras ayudan a sus comunidades. La serie relata
los altibajos y los retos que han superado y siguen superando los inmigrantes
emprendedores.
Explica Media
En suma, Trump está
saboteando su propuesta de legalizar a los soñadores al mezclarla con un
paquete de medidas que, según él, es esencial para garantizar la “seguridad” de
los estadounidenses. Culpando a los demócratas de no aceptar su propuesta,
Trump dijo el 10 de octubre que “los demócratas no quieren fronteras seguras, no
les importa la seguridad de Estados Unidos”.
El 11 de octubre,
Trump volvió a citar la necesidad de proteger al país contra las “fronteras
productoras de delitos”, y de construir un muro con México. Mientras tanto,
Trump no dice una palabra sobre la necesidad de mayores controles de armas para
evitar nuevas masacres como la de Las Vegas.
De hecho, las peores masacres recientes de Estados Unidos fueron
cometidas por estadounidenses.
Stephen
Paddock, el asesino serial de Las Vegas, nació y se crió en Estados Unidos. Lo
mismo que Omar Mateen, el hombre que mató a 49 personas en el club nocturno
Pulse en Orlando en 2016; Seung-Hui Cho, el estudiante que mató a 32 personas
en el campus de Virginia Tech en 2007, y Adam Lanza, que mató a 20 niños en la
Escuela Primaria Sandy Hook en 2012.
Aunque
los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 fueron obra de
terroristas extranjeros, ninguno de ellos entró a Estados Unidos a través de la
frontera mexicana.
Si
Trump quiere proteger a los estadounidenses, debería hacer algo para evitar que
un demente como Paddock pudiera adquirir legalmente un arsenal de 47 armas y
dispositivos para permitir convertir armas semiautomáticas en automaticas.
¿Quiénes
son más peligrosos, los soñadores que están estudiando en Harvard y otras
universidades de todo el país, o trabajando de sol a sol, o quienes compran 47
armas con dispositivos para convertirlos en ametralladoras?
La
respuesta es clara, pero la maquinaria propagandística de Trump ha logrado que
el país esté hablando sobre las “fronteras productoras de delitos”, y muy pocos
se enfoquen sobre los asesinos seriales domésticos que pueden comprar
verdaderos arsenales de guerra. ¡Absurdo!
Publicado en Nuevo Herald.
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