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Como candidato presidencial por el partido Colorado, Horacio Cartes presentó por medio de sus asesores su programa económico en el que aparecía el aumento de la presión tributaria. Y así ocurrió en función de gobierno. Del 13 por ciento se pasó al 18 por ciento, una carga considerada media baja si se la compara con otras de la región.

La presión tributaria establece qué porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) se lleva el Estado en concepto de tributos en general. Es un indicador importante en todos los países; pero, para el nuestro lo es todavía más.

La presión tributaria esconde la evasión que, para Paraguay llega a casi el 40 por ciento. Esto significa que la gente que no paga impuestos los traslada sobre la presión tributaria de los que ya están pagando.

Este dato no es un tema menor porque debido a la crisis financiera mundial en el año 2008 se produjo una desaceleración de las economías. Los gobiernos necesitaron dar una respuesta a la merma en sus ingresos fiscales y de ese modo las necesidades de financiamiento se volvieron cada vez más crecientes. Y el endeudamiento fue una de las respuestas.

Paraguay, desde luego, no estuvo ajeno a ese contexto. Los ingresos por los altos precios de loscommodities afortunadamente fueron un respaldo a las arcas estatales; sin embargo, el boom de las materias primas fue luego disminuyendo, lo que implicó necesariamente una reducción de las estimaciones de crecimiento.

Ante este escenario, los técnicos del gobierno actual dicen que la mejor política económica a llevarse a cabo está en estimular la inversión pública mediante el endeudamiento para así afectar el crecimiento. Y si bien durante la administración Cartes se ha perfeccionado la institucionalidad macroeconómica y la deuda pública todavía se encuentra por debajo del promedio de los países de la región (13 %) la misma se ha venido incrementando.

Pero lo que no se se puede minimizar es la relación entre endeudamiento y presión tributaria. El endeudamiento más temprano que tarde afecta la presión tributaria. En Paraguay la deuda es pagada por los pocos que ya cumplen con sus obligaciones tributarias, y esto condiciona la competitividad de toda la economía. No se han avanzado en las reformas de fondo, por ejemplo, en las empresas públicas, en el sistema previsional y la burocracia sigue conspirando contra los emprendedores.