Reducir gasto público
Eloy Soneyra

Doctor en Psicología de la Universidad de Belgrano especializado en Calidad y Factor Humano. Es autor y editor de libros como: “Gerencia y Excelencia, Calidad de la A a la Z” (el primer diccionario enciclopédico de la calidad y la gerencia en el Mundo), “Autodiagnóstico de la Gestión empresaria” (primer sistema cuantificado con las Bases del Premio Nacional a la Calidad). Director Ejecutivo del Estudio Soneyra, organismo destinado a la Psicología Aplicada a la Clínica y a asesorar a personas de empresas sobre Calidad y Factor Humano. Mención especial, Concurso Internacional de Ensayos: Juan Bautista Alberdi: Ideas en Acción. A 200 Años de su Nacimiento (1810-2010).



El gasto público debe ser reducido para permitir  bajar los impuestos especialmente los que gravan a la clase media y baja, como el impuesto a las Ganancias que debió haber caducado en 1937, el impuesto a la cheque que debió haber perdido su vigencia en 2002 y el IVA creado para aplicarlo en cada una de las etapas de la cadena de valor, bien  calificado por Richard Koch “un sueño insidioso y costoso de los burócratas” pues no hay ningún valor agregado en la venta de alimentos, ni en la  facturación de servicios.
Hay que acrecentar la posibilidad de ahorro e incrementar el comercio, y en tercer lugar permitir que los productores de bienes y prestadores de servicios vayan alcanzando competitividad en el mercado mundial. Muchos candidatos y periodistas cargan sobre los supermercados el costo de los alimentos, olvidando que un 42 por ciento de los precios corresponde  a impuestos, donde ese mismo IVA lo paga tanto el rico como el pobre,  y esos legisladores nada dicen de bajar impuestos a los supermercados, y al gasoil que usan los camioneros o al mismo peaje que  tiene también una fuerte carga impositiva, usando al sector privado y hacerlo chivo expiatorio de la inflación que carcome los ingresos de las clases media y baja, y  muy calladamente incrementan  sus  dietas, montos por viajes, y  permanente creación de organismos estatales que no proveen calidad de vida a los ciudadanos.
Reducir el gasto público además de eliminar los impuestos señalados, es dejar el Estado de atender con fondos estatales a organismos como “Futbol para todos” y “Tecnópolis”. Es pasar por atender a los ciudadanos en horarios semejantes a los privados de ocho horas diarias de lunes a viernes y sábados 4 horas, aquellos empleados que no puedan cumplir con ese tiempo de trabajo perderán el empleo (llamados en los primeros años de 1916 supernumerarios), cuya peculiaridad es ser un puesto innecesario para la vida ciudadana. Por esa vía todos los que no puedan cumplir con esa carga horaria deberán dejar de integrar los planteles oficiales nacionales¸ provinciales. Además, fijar por ley nacional la necesidad de no más un secretario por legislador. Asimismo, en los organismos oficiales no más de ocho ministros, cifra que se repetirá en los escalones siguientes de secretarios, suprimiendo los cargos de vice.
 La idea propuesta de horarios laborales semejantes en privados y estatales, tiene las siguientes ventajas:  a) le quita contenido partidario y político a la necesaria reducción de los planteles burócratas. b) se puede implementar por DNU del Poder Ejecutivo, c) el efecto de reducción de innecesarios es inmediato, d) obliga a no ocupar las vacantes ocurridas. e) tiene efecto concreto en la reducción del gasto público para terminar de subsidiar a 17 millones, con el despojo que los políticos concretan a 10 millones que trabajan.
 
 

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