Trump retrocede, y China avanza en América Latina
Andrés Oppenheimer
Columnista del Miami Herald/el Nuevo Herald. Fue miembro del equipo ganador del Premio Pulitzer, y ha recibido el Premio Ortega y Gasset, Premio Rey de España y el Emmy.
¡Qué
vergüenza para la diplomacia estadounidense! Con una nueva serie de insultos
gratuitos y serios errores, el Presidente Trump está haciendo que Estados
Unidos pierda cada vez más influencia en América Latina, mientras que China
está avanzando económica y políticamente en la región.
El ministro de
Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, realizará su segundo viaje a
Sudamérica en catorce meses cuando visite Chile el 22 de enero para reunirse
con los cancilleres de 25 países de América Latina y el Caribe. La reunión
tiene como objetivo forjar nuevos planes para mejorar las relaciones
chino-latinoamericanas.
Mientras
tanto, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Rex Tillerson, aún no ha
puesto un pie en Sudamérica. Ni siquiera ha asistido a reuniones de cancilleres
del continente en el edificio de la Organización de Estados Americanos, que se
encuentra a pocos minutos de su oficina en Washington D.C.
Además,
el presidente chino, Xi Jinping, realizó tres visitas a América Latina en los
últimos tres años, mientras que el presidente Trump aún no ha visitado la
región. Y, salvo una gran sorpresa, Trump podría no ir a la Cumbre de las
Américas que se realizará en Perú en abril, lo que lo convertiría en el primer
presidente de Estados Unidos en no ir a una de estas cumbres hemisféricas desde
que se iniciaron en 1994.
Lo
que es peor, Trump no deja de hacer comentarios xenofóbicos o racistas. Hace
poco, se refirió a algunos países de América Latina y el Caribe como “países de
porquería” –usando una palabra aún peor– y comenzó su campaña el año pasado
llamando a la mayoría de los inmigrantes indocumentados mexicanos “criminales”
y “violadores”.
Se
retiró del acuerdo comercial del TPP con países asiáticos y latinoamericanos,
promete construir un muro inútil a lo largo de la frontera con México y ya
ordenó la deportación de cientos de miles de refugiados haitianos y
salvadoreños.
El
18 de enero, Trump tuiteó que México es “el país más peligroso del mundo”, una
flagrante mentira que contradice las advertencias de viaje de su propio
Departamento de Estado. Según la última alerta de viajes del Departamento de
Estado del 10 de enero, México es calificado como un país de “Nivel 2”, en la
misma categoría que España, Francia, Alemania y el Reino Unido.
¿Es
Trump tan irresponsable como para sacrificar las relaciones entre Estados
Unidos y América Latina –y el 25 por ciento del comercio total de Estados
Unidos que va a América Latina– solo para complacer a una parte de su base?
¿Tiene alguna idea de que Estados Unidos exporta tres veces más a América
Latina que a China?
Estuve
pensando en todo esto hace unos días mientras entrevistaba al canciller de
Chile, Heraldo Muñoz, quien será el anfitrión de la próxima reunión de
cancilleres de China y América Latina.
Muñoz
me dijo diplomáticamente que Trump tiene una “agenda diferente” a la de sus
predecesores, en el sentido de que no le gustan los acuerdos comerciales
multilaterales y favorece los acuerdos bilaterales en que Estados Unidos tiene
excedentes comerciales. Hay “un vacío de liderazgo” de Estados Unidos en la
región, y China “ha tomado este espacio”, dijo Muñoz.
Cuando
le pregunté si China está ganando cuotas de mercado a Estados Unidos en América
Latina, Muñoz dijo que “cuando hay incrementos importantes de comercio, son a costa
de otros”. Agregó que “Chile tenía hace diez años como su principal socio
comercial a Estados Unidos. Hoy día, es China”.
Es
cierto que se trata de una tendencia regional, que comenzó mucho antes de
Trump. El porcentaje de importaciones latinoamericanas provenientes de Estados
Unidos cayó del 50 por ciento de las importaciones totales de la región en el
año 2000 al 33 por ciento en 2016. Mientras tanto, las importaciones
latinoamericanas de China aumentaron del 3 al 18 por ciento en el mismo período,
según el Banco Interamericano de Desarrollo.
Sin
embargo, la arrogancia, el desdén, y los ataques verbales de Trump hacia los
países latinoamericanos están empeorando las cosas. El primer año de Trump en
su cargo ha sido un retroceso enorme –y gratuito– en las relaciones de Estados
Unidos con América Latina.
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