Trump ¿Cómo te fue el primer año?
Ricardo Valenzuela


Los ataques sin tregua de los nuevos macheteros mexicanos en contra de Donald Trump, sumados a mi decisión de apoyarlo y darle mi voto, me han provocado situaciones que, en otra época, jamás hubiera imaginado me llevarían por ese oscuro laberinto que me planta ante un remolino de voluntades ciegas, para confirmarme un par de cosas: la hipocresía de cierto segmento intelectual del país, en donde mezclan sus odios, olas de una limitada ideología, y su libertad de expresión y elección que se acompaña con apéndices talibanes; la ignorancia de otro gran segmento en el que priva un autismo mental que no les permite cotejar palabras con los hechos, extingue la capacidad de pensar con lógica, razonar con puntería cerebral, y lejos de manejar sus vidas basadas en hechos irrefutables, lo hacen a base de emociones y sentimientos.
 
Estos dos segmentos, con sus desprecios y sus ataques, me llevaron inclusive, hasta el punto de triturar mi seguridad y en cierto momento, provocaban me sintiera culpable por no haberme sumado a sus hordas, y de mi decisión de dar mi voto a su nuevo chupacabras, Donald Trump. Un hombre que en México es más odiado que los saqueadores del país, más odiado que el mismo Antonio López de Santa Ana, el responsable de la pérdida de la mitad de nuestro territorio. Más odiado que el Sheriff Joe Arpaio, quien conozco y admiro, pero ante los ojos de los ilegales hispanos es más diabólico que Hitler, Idi Amín Dada, y Stalin. Con sus actitudes estos dos grupos se han convertido también, en un apoyo de gran valor táctico para el establishment mundial que está decidido a destruir a Trump.
 
Por ello me había apartado de todo ese vendaval tanto que, dejé de ver TV y leer artículos con informaciones políticas. Sin embargo, hace unos días, casi por accidente, mi computadora me llevó a un portal en el cual algunos miembros del Hoover Institute, organización con liga muy cercana a la Universidad de Stanford, publican sus notas y análisis a donde concurren mentes como la de Víctor David Hanson, Richard Epstein, Thomas Sowell, y en el navegar de mi computadora por el sitio, empecé a sentir que no estaba solo en este camposanto fedayín y mi seguridad regresaba. Me di a crear una capirotada de las opiniones de estos hombres en relación a los resultados del primer año de la administración Trump. 
 
Al finalizar el primer año de su mandato, el presidente Trump puede volver su mirada hacia atrás para apreciar su conjunto de impresionantes de logros, algo que raramente los presidentes ejecutan durante su primer año, menos uno que arribaba como billonario emergente del sector privado, sin experiencia política o militar. Como prueba de su logros, podemos observar la forma en que sus más fieros oponentes han transitado de, inicialmente calificarlo de incompetente, hacia elevar una voz de alarma y su preocupación por la forma en que se ha tornado súper efectivo—especialmente para dar reversa a la agenda progresista de Barak Obama. Sus grandes enemigos republicanos que formaran su grupo de “Nunca Trump”, han ya reconocido que ha logrado gran parte de lo que ellos alguna vez soñaron—desde su reforma impositiva y desregulaciones, hasta la forma de atacar las locuras del cambio climático, el final del mandato individual de Obamacare y, en especial, la expansión admirable de la producción de energía.
 
Hasta estos momentos Trump no ha activado su agenda retaliatoria para los Nunca Trump, EU no estará abandonando la OTAN. Tampoco está coludiendo con Putin, mantiene las sanciones contra Rusia y continúa armando a Ucrania. Tampoco ha iniciado una guerra de tarifas con China. No ha estado nombrando progresistas ni ineptos a las cortes federales. Organizaciones politizadas como el FBI, IRS, son unos de los muchos legados de Barak Obama, no creación de Trump como sus enemigos lo predijeran. Es un hecho que el movimiento Nunca Trump se ha calcificado como lo afirman sus ex miembros que lo han abandonado.
 
Por otra parte, el presidente todavía no ha iniciado la construcción del muro fronterizo, tampoco ha insistido en el comercio libre pero justo, con Asia y Europa, no ha iniciado el anunciado programa de reconstrucción de infraestructura. Pero sus millones de críticos no pueden argumentar que su record sea pobre, por lo que pasan a insistir que sus logros se los debe al congreso republicano. Definitivamente no pueden argumentar son legados de Obama. Entonces pasan a afirmar, se los debe a sus Secretarios a cargo de asuntos económicos y de seguridad nacional. Desesperados entonces tratan de opacar sus logros exhibiendo su odiosa personalidad. Luego él responde, el primer ministro de Inglaterra negociando con Hitler en los albores de la guerra, Chamberlain, era un tipo “muy fino, todo un caballero, y ¿Cómo le fue?”.
 
Pero al final de su primer año, el mercado de valores y la confianza empresarial se ubican a niveles record, la confianza del consumidor alcanza un nivel que no se registraban en los últimos casi 20 años. Las promesas hechas en su campaña de repatriar capital e industria a EU, ya no lucen quijotescos ni huelen a persecución, puesto que con su reforma fiscal y tributaria, los incentivos de la desregulación puesta en marcha, y su política de producción de energía a costos más bajos que Europa y Japón, está logrando su propósito a través de la mejor fórmula, la competencia. Por cada regulación que se activó este primer año, Trump canceló cerca de 70. Muy pocos creían que un presidente republicano podía haber reducido el impuesto corporativo de 35 a un 21. Estos son los puntos claves de una comprensiva reforma fiscal y una agenda que, sin lugar a dudas, proyectará la economía a un crecimiento mucho más agresivo que el logrado por Trump este año, con un incremento anualizado superior a un 3%. Los EU han iniciado la escalada del Índice de libertad económica para recuperar lo perdido con Obama.
 
Muchas empresas están ya transfiriendo la rebaja de impuestos a sus empleados a través de aumentos salariales y prestaciones, que la líder del grupo minoritario de los representantes en el congreso, Nancy Pelosi, ha calificado como viles migajas. Aumentos en los salarios de los trabajadores, anticipados créditos fiscales y ahorros para las clases bajas y medias, han dejado mudos a los viejos demagogos siempre acudiendo al gobierno exigiendo aprobar leyes mandatorias de salarios mínimos. La demagógica bandera del mandato individual de Obamacare—arma ideológica de su Afforadable Care Act—se pierde ante la fuerza de la lógica económica cuando se ha estado recalibrando para convertirse en empresa de mercados privados.  
 
Este año la producción doméstica de petróleo será superior a la del 2017, y muy pronto deberá alcanzar la increíble cifra de 11 millones de barriles diarios. El Peak Oil es ahora una osificada idea así como los proyectos de energía eólica o solar, estilo Solyndra, subsidiadas por el gobierno, igual que el proyecto imposible que persigue el Acuerdo Climático de Paris. Y es que la producción de gas, petróleo y carbón se proyecta tenga un crecimiento explosivo catapultado por las políticas e iniciativas de Trump para abrir el Refugio Nacional de Vida Salvaje en Alaska, promoviendo más la producción a base de la técnica de trituración en terrenos federales y aguas oceánicas, y completando la indispensable línea de tubería para su transporte, mientras se pasaría a promover las exportaciones por primera vez en muchos, muchos años.


 

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