20 de mayo en Venezuela, un problema de compromiso
César Yegres Guarache

Economista. MSc en Finanzas. Profesor universitario. Director Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cumaná. Mención especial, Concurso Internacional de Ensayos: Juan Bautista Alberdi: Ideas en Acción. A 200 Años de su Nacimiento (1810-2010), organizado por Fundación Atlas para una Sociedad Libre.


@YegresGuarache / cyegres@udo.edu.ve




Para el domingo 20 de mayo se tiene previsto realizar en Venezuela unas “elecciones” presidenciales adelantadas. La Constitución vigente, de 1999, señala que el período presidencial es de 6 años, por lo que tal proceso comicial debería efectuarse en diciembre de este año.  Sin embargo, una ilegítima Asamblea Nacional Constituyente (ilegítima, porque desde el inicio de sus operaciones en agosto de 2017, ha violentado lo señalado en la vigente Carta Magna respecto a su conformación y exclusiva función de redactar otra Carta) lo fijó para el quinto mes del año, usurpando funciones de otros organismos públicos. Cabe recordar que dicha Asamblea surgió como la respuesta del Gobierno de Maduro ante una oleada masiva de protestas de opositores -ocurridas entre abril y agosto de 2017, que dejaron un saldo trágico de muertos y heridos- y no es reconocida por decenas de países, a lo que se suma el fracaso de varias rondas de diálogo entre oficialistas y opositores en República Dominicana.
 
Desde que asumió el poder en 2013, Maduro se ha encargado de ejercer un control casi absoluto sobre otras ramas del Poder Público, resultando en apresamiento o inhabilitación política para numerosos funcionarios públicos y miembros de partidos de oposición con rasgos de liderazgo y opciones reales de salir victoriosos en comicios libres y competitivos. En virtud de ello, la Unión Europea, EE UU, la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, entre otros, han comenzado a aplicar sanciones a funcionarios del Gobierno venezolano y han anunciado que no reconocerán los resultados del 20 de mayo si se mantienen esas condiciones tan sesgadas y adversas para el ejercicio democrático.
 
Por otra parte, la ya fragmentada coalición opositora (Mesa de la Unidad Democrática), ha ido perdiendo arraigo popular al no postular candidato alguno para esos comicios y llamar a la abstención, pero sin ofrecer una clara estrategia alternativa. Ante ello, y de forma voluntaria, se han postulado cuatro candidatos contra Maduro. El más destacado es Henry Falcón, un militar retirado, antiguo miembro del chavismo y ex gobernador del estado Lara. Su pasado como miembro del chavismo y la postura crítica y semi independiente que siempre mostró ante la MUD generan múltiples dudas en los votantes. Así las cosas, el venezolano común se encuentra frente a un dilema terrible, a resolverse en pocos días: votar, aun en esas condiciones adversas, contrariando a la MUD y esperando que una masiva votación disuada al organismo electoral de alterar los resultados o abstenerse, y observar cómo Maduro es reelecto por 6 años más, en un escenario donde seguirían campeando la recesión económica, la hiperinflación y la violencia.
 
En casos como este, cabe plantearse escenarios propios de la teoría de juegos. Porque ante la ya mencionada falla de la MUD, los 2 jugadores serían la mayoría de los venezolanos y Maduro con sus instituciones, cuyas estrategias se limitan, respectivamente, a votar o abstenerse; y realizar los comicios bajo estas reglas o postergarlas con la oferta de concesiones de mayor competitividad. Pero ante los problemas de compromiso, ambos jugadores se enfrentan a resultados peores que los deseados. Los ciudadanos están fragmentados en su decisión de qué hacer ese domingo: amenazar con abstenerse o prometer ir a votar. Cualquiera de las 2, sin consenso, dejaría a Maduro como ganador. El Gobierno, por su lado, si cumple con su amenaza de realizar las elecciones en mayo bajo el sesgo ya descrito, resultaría un ganador ilegítimo, no reconocido por la mayoría del mundo democrático. Pero tampoco tiene la credibilidad necesaria en la promesa de postergarlas en un marco de mejores condiciones para la oposición.
 
El papel a cumplir en este tablero por actores internos como las Fuerzas Armadas; las Iglesias; los gremios de trabajadores y empresarios; los partidos políticos; las academias y los medios de comunicación, entre otros, además de  la comunidad internacional y los organismos multilaterales, podría resultar decisivo en los movimientos de los 2 jugadores en disputa. El futuro de Venezuela a corto y mediano plazo podría decidirse en cuestión de días.
 
 

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