Fábula Mediocridad Ignorancia, el FMI que nos destruye
Rogelio López Guillemain
Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista
en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes,
Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes
(reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra
historia" por radio sucesos, Córdoba.
Culpar al Fondo Monetario Internacional de
nuestros males, es la máxima expresión del deporte nacional argentino, la
victimización. Nunca nos hacemos cargo
de nuestros errores, nunca nos hacemos cargo de nuestras decisiones y menos aún
asumimos sus consecuencias.
El perro es el mejor amigo del hombre, menos para nosotros…
el mejor amigo del argentino es el chivo expiatorio.
Aclaro, antes de que algún desvelado me acuse
de vende patria y esas pavadas, que considero que el FMI ni siquiera debería
existir; más en contra de él que yo, pocos.
Lo cierto es que el FMI seguramente impondrá ciertas
condiciones para entregarnos un préstamo, pregunto ¿y por qué no habría de
hacerlo?
A lo largo de nuestra historia, hemos sido
deudores incobrables en 8 ocasiones (algunos dicen que en realidad fueron 4
default puros) y no conforme con ello, la última cesación de pagos, la
festejamos ¡en el Congreso! más que si hubiésemos ganado el mundial de futbol.
Pedimos dinero y nos lo patinamos en gastos
corrientes, o sea en los gastos de todos los días. Desde hace casi 60 años (¡si si, 60 años!) gastamos más de lo que ganamos… y nunca
hemos mostrado ningún interés genuino en bajar ese gasto. Como el estado no puede cobrar más impuestos
a una sociedad asfixiada como la argentina (así es como “gana dinero” el estado), sólo le queda una única salida
definitiva, bajar el gasto. El resto es
pan para hoy y hambre para mañana.
Si viene un pariente tuyo a pedirte plata
prestada, el típico primo garca que labura a veces, que vive de prestado sin
devolver nunca lo pedido y al cual encima no le gusta privarse de nada en su
vida, ¿no le vas a preguntar para que quiere la plata?, ¿cómo la va a usar? ¿cómo
te la va a devolver? Bueno, eso es
exactamente lo que hace el FMI antes de prestarnos.
Pero volvamos al Fábula, Mediocridad e Ignorancia, ese FMI que nos acompaña
desde hace algo así como un siglo y que nos consume como un cáncer.
Fábula. El mundo fantástico en el que vivimos los
argentinos, es aquel en el que nos dicen que “estamos condenados al éxito”, es aquel en el que nos dicen que “con la democracia se come, se cura y se
educa”; cuando en realidad, EN democracia y CON esfuerzo se come, se cura y
se educa.
Es aquel en el que nos hacen creer, que los “buenos deseos” y la “sensibilidad social” tienen el poder
mágico de desafiar las leyes económicas y de resolver todos los problemas; del
mismo modo que Peter Pan podía volar tan solo con tener “pensamientos felices”, los políticos, periodistas y opinólogos “sensibles” nos dicen que alcanza con la
fe, la empatía y la solidaridad para que vivamos felices en la “tierra de nunca jamás”.
Nunca
jamás saldremos de este infierno, si seguimos
viviendo las alucinaciones de estos “encantadores”;
si queremos volar como Peter Pan, más que tener pensamientos felices debemos
COMPRAR UN PASAJE DE AVION… nada es gratis, todo tiene un costo. Como decía Karl Popper: “se puede llegar a ser los creadores de nuestro destino, cuando hemos
dejado de pensar como profetas” y agrega
“los que nos prometen el paraíso en la tierra, nunca trajeron más que infierno”.
Mediocridad. En la educación y en toda nuestra vida, debemos
apostar por la excelencia. Hemos hecho
un culto del igualitarismo, invisibilizando, destrozando y quitándole premio y
estímulo al que se esfuerza y se destaca.
El igualitarismo (que no es igualdad de derecho sino su opuesto, igualdad
de hecho), conduce irremediablemente a la mediocridad de “Cambalache”:
Hoy resulta que es lo mismo
Ser derecho que traidor
Ignorante, sabio, chorro
Generoso o estafador
Ser derecho que traidor
Ignorante, sabio, chorro
Generoso o estafador
¡Todo es igual, nada es mejor!
¡Lo mismo un burro que un gran profesor!
No hay aplausos ni escalafón
Los inmorales nos han iguala'o
¡Lo mismo un burro que un gran profesor!
No hay aplausos ni escalafón
Los inmorales nos han iguala'o
Ignorancia. Citando nuevamente a Popper, este decía que “la verdadera ignorancia no es la ausencia
de conocimientos, sino el hecho de negarse a adquirirlos”. Más allá de la falta de instrucción y de saberes
en una sociedad como la nuestra, sociedad en la que sólo la mitad de sus
jóvenes terminan el secundario (lo que acrecienta la mediocridad); los mayores problemas
son: la abulia, la falta de voluntad, la estigmatización de la autoestima, la difamación
del orgullo legítimo y la ausencia del deseo de superación.
Esto no sólo en los jóvenes, sino también en
los adultos. Hemos abandonado el culto a
los valores éticos y hemos desatendido los deberes ciudadanos. En una actitud de necia y sometida comodidad,
nos declaramos ignorantes de los temas cívicos, nos limitamos a sordas
protestas en las redes, exigiendo que “otros”
resuelvan los problemas del país. Como
decía Alberdi “La ignorancia no
discierne, busca un tribuno y toma un tirano” y agregaba “Los que se abstienen de participar en la
política de su país, pierden el derecho a quejarse de que son despotizados,
porque son ellos mismos los que se dan el déspota del que se quejan”.
La democracia es nada si no reina la república
y la república sólo se alcanza cuando se respetan los derechos de libertad,
igualdad ante la ley y de propiedad.
¿Libertad?; cuando para hacer un negocio
debemos someternos a una “burrocracia” asfixiante, que termina empujándonos a la
coima; ¿o acaso somos libres cuando un piquete nos tiene secuestrados?. No lo creo.
¿Igualdad ante la ley?; cuando un delincuente
tiene más prerrogativas que un policía, cuando un juez tiene exenciones
impositivas como privilegio, o cuando un preso gana más que un jubilado. No lo creo.
¿Respeto por la propiedad?, cuando un ladrón se
siente (y es) impune para robarnos y golpearnos, o cuando los “manifestantes populares” pintarrajean
los inmuebles o los autos, o cuando los corruptos saquean nuestro país, o
cuando los salvadores de la patria, por el sólo hecho de ser elegidos como
gobierno, creen tener el derecho de esquilmarnos y quedarse con al menos LA
MITAD del fruto de nuestro trabajo.
Definitivamente no lo creo.
Mientras no terminemos con nuestra relación
patológica con el Fábula Mediocridad Ignorancia que caracteriza El
Imperio de la Decadencia Argentina que padecemos, nuestro país no saldrá
adelante.
Es hora de asumir nuestra responsabilidad y
nuestro deber cívico, no alcanza con trabajar y ser buena persona; es hora de
desatar La Rebelión de los Mansos.
Últimos 5 Artículos del Autor
.: AtlasTV
.: Suscribite!
Dejanos tu email y recibí novedades y todo lo que te podemos ofrecer!