Rosario: Uber o el oscurantismo de Fein
Federico Fernández
Senior Fellow del Austrian Economics Center (Viena, Austria). Presidente de la Fundación Internacional Bases (Rosario, Argentina). Premio
a la Libertad 2005, otorgado por la Fundación Atlas para una Sociedad Libre.
Las declaraciones acerca
de Uber de la intendente de Rosario, Mónica Fein, desnudan dos de los
aspectos más retardartarios del mal llamado “progresismo” argentino: son
anacrónicas y burocratizantes.
Puede que en el siglo pasado pintar
autos de negro y amarillo para agilizar el transporte urbano haya sido útil. Hubo
también una época adonde la única posibilidad de alojamiento en una ciudad eran
los hoteles. Las páginas amarillas de la guía telefónica cumplieron en su
momento un rol fundamental para permitirnos encontrar servicios.
Pero la tecnología y las sociedades
cambian, avanzan, evolucionan. Y normalmente lo hacen mucho más rápido que la
política, que por norma está atada a modos arcaicos y a una pasión por regular
antes de entender.
En el caso de la socialista Fein, la
falta de entendimiento roza lo escandaloso. Según publica el portal Rosario 3:
“La intendenta diferenció a Uber con el
actual sistema público que permite 'conocer el nombre del chofer y hacer
denuncias al 147: es un sistema muy regulado que siempre podemos mejorar pero
el Estado participa activamente'. 'Incluso podemos saber con GPS dónde está
cada taxi', agregó”.
Todos estos servicios son prestados por
la app de Uber desde hace años, con muchos más que permiten garantizar la
seguridad del pasajero (y del conductor).
La intendente rosarina también se jactó
de que los taxis “tienen seguros, una revisión técnica periódica de los autos,
deben incorporar procesos de mayor tecnología”. Poseer seguro y pasar por una
revisión técnica regular son requisitos para la circulación de cualquier vehículo.
Por otro lado, resulta muy enigmática la alusión a los procesos de mayor
tecnología. Sobre todo cuando el parque automotor de los taxis rosarinos está
compuesto en su mayoría por autos de la más baja gama de las terminales
nacionales, de un tamaño ínfimo y cuyo baúl está anulado por la presencia del
tubo de gas.
En cualquier caso, el principal problema
de la intendente Fein es que Uber escapa de sus garras regulatorias:
“Cualquier otro sistema [que
no sea el taxi] no tiene regulación y control. Sería un sistema donde el Estado
pierde ese control y se genera un nuevo proceso... Hoy no hay legislación al
respecto y hay que ser muy cuidadosos de la protección del pasajero. Nuestro
sistema de taxis debe ir mejorando y eso estamos haciendo”.
Hace unos meses me tocó moderar un panel sobre competencia
en el transporte público llevado a cabo en la Universidad Pompeu Fabra de
Barcelona. Uno de los puntos discutidos allí es el de la capacidad autorregulatoria
que tienen las plataformas como Uber. Incluso un miembro de la Comisión de
Competencia reconocía que las plataformas buscan dar el servicio más seguro y
eficiente a sus usuarios y es a través de sus propios canales de control y
reputación que se regulan. Gracias a la tecnología, el rol de la regulación
tradicional necesariamente tiene que retroceder, cuando no desaparecer por
completo.
De hecho, puede decirse que Uber es un instrumento
civilizador del transporte público. No sólo los pasajeros evaluamos a
nuestros conductores, sino que ellos también lo hacen con nosotros. Uber premia
con incentivos
económicos a sus choferes mejor calificados. Mientras que el servicio de
taxis es una cosa del pasado, plagada de contubernios políticos, sindicatos
extorsionadores y vetustas regulaciones, Uber te permite entrar a arreglos
normativos propios del Primer Mundo... ¡y todo desde una simple app en tu
celular!
La Sra. Fein reconoció que el sector del
taxi “está muy regulado y que tiene sus dificultades pero que siempre estamos
trabajando”. Sería bueno que también la intendente rosarina reconozca que
muchos de esos problemas se relacionan con la híperregulación que ella ahora
quiere extender a Uber. Porque en el fondo, lo que está en cuestión es lo
siguiente: ¿Vamos a extender el marco regulatorio del taxi a Uber o vamos a
desburocratizar al taxi y dejarlo competir?
Hay que tener siempre en mente que la
economía colaborativa, de la que Uber es sólo una expresión, surge gracias a la
combinación de cambios tecnológicos como la extensión de internet y GPS a los
dispositivos móviles y de la falta de regulación. Presenciamos una explosión de
creatividad e innovación en el sector justamente porque personajes como la
intendente Fein no lo han asfixiado aún con regulaciones y controles.
Fein y el socialismo rosarino quieren
regular algo que no necesita regulación o directamente prohibirlo para
preservar el establishment. Los verdaderos progresistas queremos que lo nuevo
tenga lugar y que sea la gente quien decida cómo quiere viajar. Ojalá gane el
progreso.
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