Leyendo mal a Maquiavelo
Alfredo Bullard
Reconocido arbitrador latinoamericano y autor de Derecho y economía: El análisis económico de las instituciones legales. Bullard es socio del estudio Bullard Falla y Ezcurra Abogados.


“El fin justifica los medios”. No lo dijo exactamente con esas palabras, pero la frase se atribuye a Maquiavelo
Algunos la han convertido en la base de su acción política. Habrá escuchado “el Fujimori nos salvó del terrorismo. Para eso fue necesario sacrificar los derechos humanos”. O la repetida “qué importa que robe si hace obra”. 
Estemos o no de acuerdo con Maquiavelo (de hecho yo no lo estoy), él no hubiera justificado afirmaciones como esas. Su pensamiento es más complejo que la simplicidad que suele darse al argumento de “el fin justifica los medios”. El término ‘maquiavélico’ y la connotación negativa que se le da debe ser atemperada por el contexto histórico. 
Se reconoce su genialidad en explicar la acción política. Su pensamiento se da en medio de una seria crisis política en Italia. Él creía en la República como mejor forma de gobierno. No creía en la tiranía como fin. Pero trataba de explicar el tipo de acciones que un gobernante debía tomar si quería crear la institucionalidad necesaria para llegar a un buen sistema de gobierno. A fin de cuentas (y en eso se diferencia del fujimorismo), buscaba un buen fin. Existe un maquiavelismo ‘light’ del que el fujimorismo es una clara expresión y está pagando hoy los platos rotos de no saber leer. 
Es muy difícil saber lo que Maquiavelo pensaba realmente. Como él mismo dijo: “Yo no digo nunca lo que creo, ni creo nunca lo que digo, y si se me escapa alguna verdad de vez en cuando, la escondo entre tantas mentiras que es difícil reconocerla”. 
Pero al margen de ello, como dice Hannah Arendt, “la debilidad del argumento del mal menor ha sido siempre que los que escogieron el mal menor olvidan muy rápido que han escogido el mal”. Y eso es claro con el maquiavelismo ‘light’ del fujimorismo. 
Keiko, Kenji y su padre Alberto cometen un pecado adicional: no solo justifican el mal como medio, sino que persiguen el mal como fin. Al hacerlo, se muestran como maquivélicos no solo ‘light’, sino torpes, que conducen “al príncipe” a la cárcel. 
Se saltan a la garrocha una serie de consejos del autor italiano: “El primer método para estimar la inteligencia de un gobernante es mirar a los hombres que tiene a su alrededor”. O “un príncipe que no es sabio no puede ser bien aconsejado y, por ende, no puede gobernar”. Miremos quiénes rodean a los Fujimori y entenderemos en parte por qué están donde están. 
“Es mejor ser amado que temido, si no puedes ser ambos”. “Es un mal ejemplo no observar una ley, sobre todo por parte del que la ha hecho”. Y siguen los consejos ignorados. Mientras tanto, sentencia Maquiavelo, “si quien gobierna no reconoce los males hasta que los tiene encima, no es realmente sabio”.


Este artículo fue publicado originalmente en Perú 21 (Perú) el 14 de octubre de 2018.
 

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