La otra cara de la moneda

Rogelio López Guillemain
Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista
en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes,
Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes
(reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra
historia" por radio sucesos, Córdoba.
“La pregunta no es quién va a dejarme, sino quién va a detenerme”
Ayn Rand
Las malas noticias son por lo general, las que
tienen mayor difusión en los medios y repercusión entre quienes tenemos la
esperanza de una Argentina mejor.
No sé si esta tendencia se deba a un
sentimiento de alarma instintivo (como cuando nos ponemos tensos en una
situación de stress), a un simple tema de rating, o a un masoquismo intrínseco
de quienes nos preocupamos por nuestro país.
Sin embargo, hoy quiero resaltar la otra cara
de la moneda, reflejada en tres hechos que acontecieron en argentina en el
último tiempo y que mínimamente, despierta una luz de esperanza en nuestro
futuro.
1) Los Juegos Olímpicos de la Juventud,
representaron una muestra de clara muestra de que somos capaces de “organizar algo grande y bien”. Seguramente se cometieron errores, incluso
podemos debatir acerca de cuán oportuno era hacerlos con nuestra realidad
actual.
Pero, más allá de estas
contras, quiero centrarme en los deportistas amateur que “se deslomaron” para llegar allí.
Sueños, perseverancia, trabajo, privaciones y una voluntad inquebrantable,
son los valores que se reflejaron en cada uno de los competidores.
Respeto a las autoridades, a
los rivales y a los compañeros; alegría, gozo, agradecimiento y “orgullo propio por los logros alcanzados” desbordaban
en cada abrazo, en cada lágrima.
También se percibía el
espíritu guerrero del que quiere más, pero que no desconoce ni menosprecia sus
conquistas. Decía Sócrates en un rezo que
inventó para los dioses de la ciudad “conforme
más nunca satisfecho”; este es el espíritu de disfrute presente y de superación,
que brinda a las personas felicidad y prosperidad.
2) El futbol se sumó a la lucha
contra el cáncer mamario. Sin grandes manifestaciones, sin prensa
amarillista y sin “autobombo”; los
futbolistas decoraron sus camisetas con el estandarte que simboliza la
concientización que deben alcanzar las mujeres, acerca del poder que tienen “sus manos” en el cuidado de su salud
mamaria.
Más allá de la resolución de
AFA que dispuso la presencia del lazo rosa en la indumentaria, distintos clubes
y sobre todo, distintos futbolistas, solos o en conjunto con sus compañeros; a
través de videos, declaraciones, acciones específicas o alusiones en remeras
por debajo del uniforme; mostraron desde su individualidad, la inquietud y el
interés por este tema tan sensible.
Los jugadores del deporte más “machista” de nuestro país, hicieron más
por las mujeres con ese gesto, que cientos de pintadas vandálicas contra los
hombres, exposiciones impúdicas de cuerpos o declaraciones aberrantes y
violentas efectuadas por grupos radicalizados del feminismo.
3) El caso del juez y el policía
en Mar del Plata. "¿Usted
es juez? Usted es una vergüenza para la Nación si es juez. Maleducado,
corrupto, usted no tiene vergüenza si es juez, retírese. ¿Encima me quiere
hacer echar de la policía? Váyase, delincuente, usted no merece ser juez",
le dice a viva voz el policía al juez Humberto Noel, quien habría procurado “chapear” a los uniformados para que
soltaran al abogado Claudio Spinelli, quien presuntamente, habría entorpecido
la identificación de un sospechoso frente a un banco.
Los testimonios del abogado y
del juez fueron contradictorios y las imágenes subidas a las redes por una
vecina, mostrarían el lamentable accionar del juez y del abogado, a quienes el horroroso
Colegio de Abogados de Mar del Plata, en un comportamiento corporativo y
patético, defendió al manifestar su "más
enérgico repudio respecto de los hechos que (los) tuvieron por víctima, quienes
resultaran ofendidos en su honor en investidura por el desmedido y violento
accionar de los efectivos de la Policía Bonaerense".
Por su parte, la justicia hizo
un amague por acusar a los policías por la "infracción
a los artículos 35 y 74 inciso A de la ley 803/73, incitación a la
violencia", mientras que la Comisión Provincial de la Memoria, aseguró
que “sólo el análisis del video que se
difundió en las redes sociales y la prensa permite advertir la gravedad de los
hechos: uso injustificado de la fuerza física, agresiones, insultos y una falta
total de respeto hacia las instituciones y poderes que son pilar del orden democrático.
Así es cómo actúa la policía, en un
contexto donde no solamente no se sancionan las prácticas y procedimientos de
este tipo sino que, por el contrario, son constantemente promovidas desde el
poder político y los medios de comunicación hegemónicos”, es difícil
encontrar una posición más ideologizada de un organismo público.
Llovido sobre mojado, una
vecina denunció el robo de elementos de su vehículo un rato después de este
hecho y analizar las cámaras de seguridad que registraron el robo, ¡aparecería
el mismo delincuente!
Ahora preguntarás, ¿y cuál es
la otra cara de la moneda en este punto?
Pues es la valentía y el sentido del deber de estos uniformados, quienes
a pesar de las amenazas del magistrado; de la esperable y luego concretada
defensa corporativa y cómplice del impresentable Colegio de Abogados; del obsceno
alegato de la Comisión Provincial de la Memoria, que actuó como digna discípula
de Zaffaroni; y del inmoral clima “pro
derechos humanos solo para delincuentes” que prima en nuestra sociedad (engañada
y adoctrinada por muchos medios de comunicación e ideólogos progresistas); a
pesar de todo ello, los policías cumplieron con su mandato sin dudarlo.
Los argentinos debemos dejar de esperar que los
políticos saquen a flote a nuestro país, eso no va a suceder. Debemos desterrar a las nefastas corporaciones
sindicales, judicial y política, y terminar con sus privilegios; debemos
demostrar que nuestra aptitud y actitud no necesita de “favores” ni prebendas estatales, sólo precisa de los medios necesarios
y de libertad; y debemos seguir demostrándole a las feministas extremistas, que
no hace falta “matar al macho”, que
los hombres no somos enemigos de las mujeres sino más bien todo lo contrario,
somos socios en el juego de la vida.
Decía Juan Bautista Alberdi: “las sociedades que esperan su felicidad de
la mano de sus gobiernos, esperan una cosa que es contraria a la naturaleza”. Asumamos nuestra responsabilidad como dueños
de nuestras vidas y terminemos con “El Imperio de la Decadencia Argentina”.
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