“Puede ser momento de encontrarnos en el mismo sitio”
Blas Angelucci
Participante del Programa de Jóvenes Investigadores 2019. Estudiante de Ciencia Política (UBA).


El estado de situación de Argentina es, análogamente, similar al de un paciente en delicado cuadro de salud pero con la posibilidad de encarar un tratamiento que, escollos y tiempo mediante, puede sacarlo de dicha penosa situación. Esta simple comparación es para poder comenzar a exponer en pocas líneas algunos pensamientos sobre el presente y futuro de la política nacional de cara a los comicios del año próximo.
 
No voy a ahondar en descripción o análisis de los conocidos personajes que pretenden acceder al sillón de Rivadavia, son muchos y tristemente conocidos los nombres que asoman. La opción, ya entrado este 2019, parece estar únicamente entre “la exitosa abogada” o el “simpático ingeniero”, ambos peleando duramente por quién goza de menor grado de rechazo por parte de una sociedad malhumorada y confundida ante la falta de soluciones a sus ya muy viejos problemas.
 
Claro que hay otros nombres que suenan “presidenciables”, pero las únicas novedades parecieran estar en dos nuevas figuras, cuyos nombres son tan novedosos en una posible boleta como los sectores ideológico-políticos que vienen a representar. El primero de ellos es el economista José Luis Espert, que pretende posicionarse como el candidato que representa las ideas del raciocinio y del liberalismo clásico (con buena recepción en los grandes centros urbanos del país), y el integrante que falta para este dueto de novedosas figuras, es el diputado salteño Alfredo Olmedo que se posiciona como defensor de un sector de la derecha clásica (quizás algo más federal) enfocada en la defensa de la familia, la propiedad y los valores cristianos.
 
 Ambos, y me hago cargo de la apreciación personal, con pretensiones de apelar a un votante diezmado por el desencanto, si se quiere al ciudadano de a pie que esta cansado de ver como los gobiernos que han pasado dejan un saldo de sostenida decadencia económica, cultural y cívica. La estrategia discursiva de los candidatos es cierto que presenta diferencias tanto en estilo como en contenido, pero creo que ambos están claros en la exposición de sus ideas ante la posibilidad de que les toque tomar las riendas del ejecutivo (para mayor detalle, por favor acudir a la multimedia que ya hay sobre entrevistas que han brindado los mismos).
 
 Una aclaración rápida para aquellos que estén poco familiarizados con es uso de algunas categorías del análisis político. El arco ideológico de la derecha (entendiéndose el mismo como lo excluyente del arco de izquierda) está comprendido, básicamente por tres corrientes de pensamiento: el conservadurismo (en el que creo se encuadraría el diputado Olmedo), el liberalismo (en el que creo se encuadraría Espert) y el nacionalismo. De esta manera tenemos dos candidatos que, con atino, buscan marcar distancia del arco izquierdista que ha gobernado el país durante los últimos años, con resultados que oscilan entre lo  intrascendente y lo penoso (a los indicadores y a la empiria me remito, (lamento decepcionar a quienes han llegado a este artículo en busca de un debate sobre los matices entre los malos gobiernos que venimos eligiendo).
 
 Aunque la coyuntura llame a la coincidencia, es cierto pues, que ambas figuras estén posicionados ante un disímil perfil de votante,  sumado a que el diputado salteño y el economista de pergamino tienen su eje de campaña puesto en lugares distintos: Espert en sacar al país de la decadencia económica y Olmedo en la defensa de valores culturales tradicionales. Cabe aclarar, que no significa que sean excluyentes los intereses primordiales de uno y otro (de nuevo, para ahondar en sus opiniones y propuestas acudan a suministros externos).
 
 El cierre está orientado a una breve reflexión para los interesados en que el país cambie realmente de rumbo, haciendo caso a las ideas que impulsan al desarrollo a los países prósperos en el globo. No somos pocos los que creemos que lo que va del gobierno de Mauricio Macri es un fracaso en numerosos puntos, y que la palabra “cambio” representa mucho más un slogan separatorio del latrocinio kirchnerista que una dirección concreta en las acciones de gobierno.
 
 Así, el llamado es estruendoso hacia la novedad, aquel que sienta que los gobiernos anteriores no han dado mayor respuesta a sus inquietudes, hoy tiene posibilidad de votar por representantes de sectores ideológicos que no estaban presentes en las elecciones del año 2015, pero ellos presentan diferencias entre sí.
 
 Hay definiciones de uno y otro candidato que pueden no gustarnos, o incluso molestarnos hasta el enojo, pero la realidad es que si no se trabaja en conjunto (con apertura real al consenso y voluntad de construcción de poder) la suerte para nuestro país esta echada, al menos por cuatro años más. Es por eso tanto el votante de “José Luis Espert presidente”, como el votante de “Alfredo Olmedo presidente” creo tiene la responsabilidad de no difamar al otro contendiente en pos de intentar engrosar al de su mayor agrado.
 
…”Juntarse es un comienzo. Seguir juntos es un progreso”…
 
(“Mi vida y mi obra”, Henry Ford, 1922).
 
 Hoy, liberales y conservadores, tenemos la oportunidad de trabajar en conjunto para encontrar una salida electoral a la decadencia argentina (no somos pocos los que venimos escuchando a coterráneos resoplar porque las cosas en el país no funcionan hace tiempo); y claro está que las definiciones personales de los candidatos sobre determinadas temáticas no satisfacen al conjunto de los potenciales votantes. Mucho se ha avanzado para que hoy tengamos representación política real, intentemos que la coincidencia sea fervorosa y que la disidencia sea respetuosa…

 

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