La confusión liberal

Armando Ribas
Abogado, profesor de Filosofía Política, periodista,
escritor e investigador. Nació en Cuba en 1932, y se graduó en Derecho en la
Universidad de Santo Tomás de Villanueva, en La Habana. En 1960 obtuvo un
master en Derecho Comparado en la Southern Methodist University en Dallas,
Texas. Llegó a la Argentina en 1960. Se entusiasmó al encontrar un país de
habla hispana que, gracias a la Constitución de 1853, en medio siglo se había
convertido en el octavo país del mundo.
Cada día me convenzo más de la confusión prevaleciente respecto al
liberalismo y su consecuencia que es la falacia de la igualdad. De ella surge
la democracia determinante del éxito político del socialismo y su evidente
fracaso económico. Hablar de Democracia Liberal constituye la primera confusión
al respecto. La democracia tal como lo describió Aristóteles hace 2500 años
constituye la destrucción de la república. O sea implica la violación de los
derechos individuales.
Las ideas que cambiaron al mundo no son de ayer y como dice Richard
Epstein, “Los principios incorporados en la Constitución Liberal clásica no son
aquellos que operan solo en esta o aquella era. Son principios para todas las
eras”. Ese principio me parece fundamental y su ignorancia determina la crisis
que vive hoy el a mi juicio mal llamado mundo occidental.
Esos principios se impusieron por primera vez en la historia en la
Glorious Revolution de 1688 basada en las ideas de John Locke: 1) la limitación
de las prerrogativas del rey: los monarcas también son hombres. 2) El respeto
por la propiedad privada. Y 3) El derecho a la búsqueda de la propia felicidad.
Y éste lo consideraba el principio fundamental de la libertad. En función de
ellos se alcanzó la llamada Revolución Industrial.
Esa evolución llegó a Inglaterra no en virtud ni de la cultura ni de la
naturaleza anglosajona. Al respecto David Hume escribió: “Los ingleses en
aquella era estaban tan sometidos que como los esclavos del Este estaban
inclinados a admirar aquellos actos de violencia y tiranía que eran ejercidos
sobre sí mismos y a sus propias expensas”.
Aquellos principios fueron llevados a sus últimas consecuencias por los Founding Fathers en Estados Unidos a partir de la Constitución de 1787. Lamentablemente estos principios liberales han sido denominados en Estados Unidos como conservadorismo. Denominación que le ha dado una ventaja política a la izquierda en nombre de la falacia de igualdad, pues como también advirtiera Aristóteles: “Tengan cuidado que los pobres siempre van a ser más que los ricos”. Y como bien reconociera William Bernstein en su “The Birth of Plenty” el mundo hasta hace unos doscientos años vivía como vivía Jesucristo.
Al respecto de esta confusión pendiente podemos ver artículos recientes
de Foreign Affairs. En el primero Gideon Rose escribió “Los Estados Unidos y el
Orden Liberal”. En el mismo se refiere a la función de Estados Unidos en el
orden liberal del mundo, cuando la realidad es que no ha existido un orden
liberal en el mundo, pues Europa lo ha ignorado por siglos y hasta la fecha.
Como bien reconoce Ayn Rand: “La filosofía americana de los derechos del hombre
nunca fue reconocida completamente por los intelectuales europeos”. Y la prueba
de la inexistencia del orden liberal en el mundo es la crisis europea, que se
debe a la inclusión de la demagogia a través del socialismo, y su consecuencia
el aumento del gasto público. Ver cuadro
Otro aspecto ignorado por Rose es el que se refiere a lo que considera
la crisis de lo que llama el orden liberal. Al respecto considera que la causa
es el déficit fiscal e ignora que como bien reconociera Milton Friedman: “Lo
que importa no es el déficit sino el nivel del gasto, que es el costo que paga
la sociedad con impuestos, con inflación y con deuda”.
En otro artículo de Foreign Affairs “Cómo Termina el Orden en el Mundo”,
Richard Haass nuevamente insiste en el enfrentamiento entre China y Estados Unidos.
En el mismo se refiere a la Guerra del Peloponeso -Grecia y Esparta- como la
consecuencia de la aparición de otro gran país. Es decir que en su análisis está
tomando en cuenta el pensamiento al respecto de Thusídides respecto a la Guerra
del Peloponeso. En ese análisis ignora que en la actualidad el mundo enfrenta
la situación prevista por Alberdi: “Las guerras serán más raras cuando la
responsabilidad por su efectos se hagan sentir entre los que las incitan y
provocan”. La realidad de esa observación se produjo con la aparición de las
armas nucleares, que como bien dijera el Papa Juan Pablo II: “Las armas
nucleares no son bélicas, son disuasorias”. Y a esa realidad debemos que la
guerra fría quedara fría.
Siguiendo con esa línea de pensamiento respecto a la relación entre China
y Estados Unidos Oriana Skyler Mastro descree de la declaración de Wang Yi:
“China no repetirá, no repetirá la vieja práctica de un país fuerte buscando la
hegemonía”. Y al respecto Oriana insiste en que no obstante esa declaración la
China en la región Indo-Pacífico quiere el dominio completo. O sea que no cree en
la declaración de Trump en su reciente discurso respecto a su acuerdo comercial
con Hi Chimin.
Y por último
Elizabeth Warren escribió: “Strengthening Democracy at Home and Abroad”. Allí dijo: “en el mundo la
democracia está bajo asalto”. En ese juicio ignora que quien creó la libertad y
la creación de riqueza por primera vez en la historia, los Estados Unidos, los
Founding Fathers aborrecían la democracia y al respecto Thomas Jefferson escribió:
“Un despotismo electivo no es el gobierno por el que luchamos”. En virtud de
ese criterio se creó la llamada Justice Review, mediante la cual el poder
Judicial determinaba qué es la ley.
El verdadero problema que enfrenta el mundo occidental es
fundamentalmente interno y se debe a la democracia. El populismo llamado de izquierda y de
derecha – socialismo y nacionalismo- se alcanza democráticamente y a ello se
debe la crisis europea a la que me he referido. Y respecto a la China el
supuesto gobierno comunista no es comunista, si así fuera no estaría creciendo
a las tasas que lo ha hecho y continúa haciendo. A mi juicio en China ha
desaparecido Marx y retornado Confucio.
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