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Con  sumo placer se recibió la noticia del regreso a su función de la presidente de la Nación, afortunadamente recuperada de su dolencia.

Cuarenta y cinco días permaneció recluida en la residencia presidencial, alejada totalmente de noticias que pudieran importunarla, toda vez que los médicos que la asistieron fueron severos en su diagnóstico: total reposo y nada de diarios ni televisión que pudieran alterar su estado de ánimo.

Por ello, en cierto modo podría entenderse su alejamiento de la realidad del país, ya que en esos 45 días pasaron muchas cosas. Por ejemplo que perdieron más de un millón de votos y por ende las elecciones de medio tiempo (nada más y nada menos que en la provincia de Buenos Aires, entre otras).  La gente volvió a expresarse en contra de las políticas del gobierno, como lo hiciera en diferentes marchas, que no fueron comprendidas o negadas en sus alcances por la miopía imperante en el gobierno. Una especie de advertencia para corregir rumbos desestimada hasta hoy, que al cierre de esta edición, se vislumbra como más de lo mismo. Una profundización del gatopardismo al que nos tienen acostumbrados: cambiar las cosas un poquito para no cambiar nada.

El kirchnerismo armó a lo largo de diez años, una bomba de muy difícil desactivación. Los expertos utilizan cables de distinto color para saber cual cortar en caso de necesidad. El kirchnerismo armó la bomba con todos los cables del mismo color, por lo que entendemos, la bomba inevitablemente explotará porque es altamente improbable que puedan desarmarla. Pero viendo el lado positivo, (dentro de la tragedia), es que les explotará en las manos, antes del traspaso de gobierno.

El año que comenzará en pocos días, promete ser muy complicado para los argentinos, en lo social y económico. La inflación, el más injusto impuesto que licua los miserables haberes de los más sumergidos, continúa su carrera loca y cerrará el año con una cifra cercana al 30%. Una locura si comparamos los índices de los países de la región. 

El gobierno está desorientado y los manotazos de ahogado no hacen más que evidenciar sus errores. Un impuesto automotor que retrotraerá la industria automotriz a los años 60/70, en que todas las prestaciones eran opcionales, ya que los precios eran sobre unidades básicas. Para no elevarlos y ser alcanzados por los impuestos (que nada sirven sino para alejarnos del mundo moderno), las fábricas deberían volver a la producción de unidades básicas (con perdón de la palabra). El mundo avanza mientras nosotros retrocedemos…

La desesperación del gobierno por alcanzar metas que serían imposibles después del 10 de diciembre, está presionando a las cámaras de diputados y senadores para lograr la sanción de proyectos de ley  antes de dicha fecha. En nuestro editorial anterior “Eunucos al plato…” señalamos lo que hoy es público a partir de los dichos del senador Miguel Angel Piccheto que dijo en declaraciones públicas: “ pese a no estar de acuerdo con las modificaciones introducidas al Código Civil, haré lo que hice siempre: votar por disciplina partidaria”… ¿se puede llamar legisladores a esta calidad de políticos, (la mayoría) que aprueban leyes aún a pesar de cómo pueden dañar al país?  ¿Qué históricamente todos los colectivos los dejan en la puerta del gobierno de turno? Qué país generoso…¡¡¡

Los hechos destacados de parte de la presidente, a su regreso en la conducción del gobierno, es haber abandonado el “luto” por el fallecimiento de su esposo (que ya no conmovía a nadie), y el haber impuesto el nombre de Simón, al cachorro prometido por Hugo Chavéz…(Lástima que no le regalaron el perro que asesora al presidente Maduro…en una de esas…

 Los temas que preocupan a los argentinos: inflación, seguridad, corrupción, entre muchos otros parecieran no formar parte de su agenda, al igual que la excelencia en el nombramiento de jueces y funcionarios.

El despilfarro de subsidios y asistencialismos, entre los que se destacan Aerolíneas Argentinas, unos tres millones de dólares diarios, (una línea de “bandera” que sólo usan los ricos), el football para todos, y el crecimiento descomunal de gasto público, impiden, por falta de recursos, que los jubilados que cobran la mínima cuenten con el plus de fin de año, como sucedía en los últimos años.

Como dije en unas líneas más arriba: en medio de la tragedia, “la parte positiva es que la bomba les explotará en las manos”…