La estética de la tragedia en la política

Rogelio López Guillemain
Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista
en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes,
Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes
(reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra
historia" por radio sucesos, Córdoba.
La tragedia como representación artística
se remonta al tiempo de la Grecia clásica; mientras que como expresión humana,
se pierde en los confines del tiempo, de manos de la mitología y de otras
manifestaciones.
A su vez, los gobernantes la han utilizado
a lo largo de la historia, para convencer a sus pares, pero principalmente para
infundir en el ánimo de los súbditos, valor y sacrificio en la batalla o resiliencia
en la adversidad.
Pero desde hace algo menos de un siglo, a
partir de los totalitarismos de mediados del siglo XX, se comprendió en
profundidad el uso de la tragedia como estrategia comunicacional en la
política.
Lo cierto es que los seres humanos somos
animales racionales; o sea, seguimos siendo animales, y la influencia de la
parte animal en nuestras decisiones es muy importante, tanto más mientras menos
espíritu crítico posea la persona.
En nuestro país, tenemos una vasta
experiencia en la utilización de los sentimientos y las pasiones como argumento
fundamental y movilizador de las masas.
Dentro de los sentimientos más explotados
encontramos diferentes tipos: el odio, el rencor, la envidia, el patriotismo,
el miedo y la empatía.
Me remitiré a unos pocos ejemplos
argentinos: odio a los ingleses, rencor con los chilenos, envidia para con los
yankies. Puntualmente con respecto a la
empatía, podemos señalar: la muerte de Evita y el robo de su cadáver, la muerte
de Néstor Kirchner y actualmente, la enfermedad de Florencia Kirchner.
No pongo en duda en este escrito la
veracidad de su padecimiento, así como tampoco los sentimientos que esto puede
generar en su círculo íntimo; lo que analizó, es el uso estético trágico en lo político
del mismo.
Se observa casi a diario, en los medios y
sobre todo en las redes, pedidos, reclamos, expresiones de dolor, de furia o de
desesperación, de miles de argentinos que se desahogan en dichos espacios
públicos. Pero todos estos tienen en
común una fuerte dosis de improvisación, de naturalidad; lo que se traduce en
un “descuido” por la estética del
mensaje, tanto en lo visual, lo gramatical y hasta en el propio contenido.
No sucede así con el vídeo que difundió
Cristina Fernández de Kirchner (coincidentemente tampoco paso así con el vídeo
de Thelma Fardin. Repito no analizo la
veracidad del contenido sino su uso político), el cual fue minuciosamente
estudiado; veamos algunos detalles.
La musicalización melodramática, la
selección de imágenes que despertaban ternura y empatía, y la falsa
improvisación marcada en el párrafo “retornó
al país ese 19 o 20, no recuerdo bien” (como si no hubiese podido
confirmarlo y escribirlo en un libreto cuidadosamente estudiado), son ítems de
forma.
En cuanto el contenido podemos rescatar
algunas partes:
Remarca el cumplimiento con el deber cívico,
como si fuese una virtud y no una imposición: “los mismos tribunales a los que ella, mi hija, concurrió cada vez que
fue citada”.
Se enaltece su auto sacrificio, su desprotección
y vulnerabilidad: “el brutal estrés que sufrió
devasto su cuerpo y su salud” y “luego
del vuelo su estado de salud se había deteriorado sensiblemente”.
Presume inocencia por desconocimiento o por
fatalidad del destino: “los hijos se
convierten en herederos forzosos de sus padres por la ley, no porque quieran
serlo”.
Dispone de un guiño a los seguidores de los
partidos de izquierda y de los movimientos sociales: “codirectora del documental: el camino de Santiago, sobre la trágica
muerte de Santiago Maldonado”.
Justifica el lugar elegido para atenderse (Cuba,
coincidentemente sin extradición): “por
el prestigio internacional que tiene el sistema de salud cubano, que como todos
saben, es de altísima calidad”. Utiliza la fórmula “como todos saben”, la que da por sentado algo como “obvio” (siendo falso), ante esta
argucia, el receptor del mensaje no se atreve a contradecir lo expuesto por
miedo a parecer ignorante (también se usa para hacer pasar por desalmado a
alguien: ¿no pretenderá que los niños dejen de tener educación (gratuita)?).
Un nuevo guiño a los partidarios de la
izquierda y a los grupos feministas y LGBT: “ella eligió otras vida, el arte y la militancia feminista”.
La victimización al referir que “la persecución que han hecho sobre ella y
que la ha devastado, es porque es la hija de Néstor y Cristina Kirchner” y “por eso les pido a
los que nos odian o que nos ven como enemigos que por favor se metan conmigo,
pero no con ella”. En esta última
parte, ella misma se ofrece como sacrificio (inválido porque la justicia no es
que actúa contra su hija EN LUGAR de contra ella, actúa contra su hija ADEMÁS
de contra ella), “inmolándose” por
salvar a su hija, transmitiendo un sentimiento de empatía; sentimiento que el
diccionario describe como la "identificación
mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro".
Nada nuevo bajo el sol. El uso perverso de las personas y su
manipulación a través de sus emociones y sentimientos, es moneda corriente en
nuestra historia; tal como lo visibilizó J.B. Alberdi “el amor a la patria de nuestros demagogos, es como el de esos seductores
que hacen madres a las niñas honestas: sincero como sensación, pero desastroso
para el objeto amado”.
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