Las teorías conspirativas

Eitán Benoliel
“La historia no garpa, la
conspiración sí.
Por lo
general la falta de certezas sobre un tema puede
generar un montón de teorías al respecto. El conspiranoico, en
cambio, busca desacreditar lo que ya está probado bajo el manto de que todo se
trata de un complot "para que no sepamos la verdad". Sigue resultando
gracioso, hasta que se les pregunta a cualquiera –incluyendo a los
terraplanistas– quiénes estarían detrás de esos
complots: el judaísmo, la masonería, el imperialismo.”
Nicolás Lucca. Periodista de
Infobae.
Es
indudable que el internet es una creación muy poderosa y civilizadora, y quizás
el invento más importante del milenio. El acceso ilimitado a la información, la
posibilidad de navegar en las aguas del conocimiento a través de Wikipedia y
otros sitios similares, han acercado la ciencia, la historia, la filosofía, y
muchas otras ramas del saber humano, a cada persona en cada rincón de la
tierra. También ha convertido relaciones verticales (como la de los medios
tradicionales: TV, radio, etc.) en horizontales, gracias a las redes sociales,
donde todos pueden comentar y opinar.
Pero
quizás sea –paradójicamente- ese mismo acceso irrestricto el mayor peligro que
enfrenta la humanidad, y ese mismo acceso sea el que está pervirtiendo el
conocimiento, al darle voz a las opiniones anticientíficas que comienzan a
difundirse con facilidad a diferencia de otras épocas, en las que nadie las
aceptaría en los libros, revistas, o en la televisión, por ejemplo. La
humanidad es vulnerable a las teorías de conspiraciones dado que aún no ha
alcanzado el progreso suficiente como para que podamos llamarle “adulta”.
Es
cierto que se ha avanzado mucho desde la Revolución Francesa y que el siglo XXI
es mucho más avanzado que la edad media o que la edad antigua en todo o casi
todo, pero la proliferación de ideas ridículas dejan en evidencia que aún falta
un largo camino por recorrer.
La
tierra es plana, las vacunas son malas, la conspiración
judeo-masónica-comunista, el nuevo orden mundial, y muchas más ideas medievales
o antiguas empiezan a resurgir cuando se creían superadas.
De
hecho, hace pocas semanas salió en Infobae una excelente nota que no se debe
dejar de leer, titulada “La Tierra es plana, nacionalista, y antisemita” en la
cual se deja en ridículo a muchas de esas teorías conspirativas de las que
hablamos. Lo preocupante es, que cuando el lector baja a los comentarios se
encuentra con decenas y decenas (en fin, cientos) de comentarios insultando al
periodista Nicolás Lucca (incluso muchos acusándolo de “judío encubierto”), y
defendiendo la existencia de todas esas conspiraciones. A medida que continúe
bajando, se encontrará con 9 de cada 10 comentarios protestando contra la nota,
contra el medio, y contra el periodista. Preocupante en verdad.
Ahora
bien, ¿cuál es el riesgo para la
humanidad en su conjunto que un grupo de idiotas crean en esas imbecilidades?
El
riesgo es altísimo, por las graves consecuencias a las que esas ideologías
llevan. En la edad media y en la moderna se decía que los judíos usaban sangre
de niños cristianos para elaborar la “matzá” de las pascuas. El resultado:
pogromos que terminaban en destrozos y en el asesinato de judíos.
Así
también, cada una de las conspiraciones mencionadas y muchas otras, pueden
conducir a catástrofes que significarán una triste regresión para la humanidad,
y en próximas notas explicaremos las posibles consecuencias de cada una de
ellas.
Por
mencionar un solo ejemplo (en el que ahondaré en otra nota), gracias a los
movimientos antivacunas, en este preciso momento hay un brote de sarampión en los
Estados Unidos, y las instituciones científicas y médicas alertan sobre la
posibilidad inminente de una nueva epidemia de polio como la de los años 50,
entre otras enfermedades que podrían regresar en cualquier momento. Por el
crecimiento de la cantidad de gente no vacunada, es un polvorín esperando la
chispa. La epidemia se difundiría rápidamente.
Es muy difícil encontrar una solución al tema de las
teorías conspirativas. ¿Regular el internet?
¿Recortar la libertad de expresión? Es en verdad un desafío resolverlo, pero no
hay dudas de que es una cuestión grave a la que se enfrenta la humanidad, y que
le traerá innumerables dificultades.
“Si
creen que no estamos para tanto, les cuento que una médica con matrícula es defensora de la Nueva Medicina Germánica y
presentó en el Congreso de la Nación un proyecto de ley antivacunas.
Por algo se comienza.
Y ahí
ya no causa tanta gracia, ¿no?”
Nicolás Lucca. Periodista de Infobae.
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