Resultados de PISA, un baño de realidad
Edgardo Zablotsky

Ph.D. en Economía en la Universidad de Chicago, 1992. Rector de UCEMA. En Noviembre 2015 fue electo Miembro de la Academia Nacional de Educación. Miembro del Consejo Académico de la Fundación Atlas para una Sociedad Libre. Consultor y conferencista en políticas públicas en el área educativa, centra su interés en dos campos de research: filantropía no asistencialista y los problemas asociados a la educación en nuestro país.



El 11 de septiembre el ministro de Educación Alberto Sileoni escribió en su cuenta de Twitter: “No decimos que estamos en el paraíso, pero hemos reconstruido el sistema educativo y estamos construyendo un país distinto”.

Los resultados de la ronda de exámenes PISA 2012 reflejan otra realidad, tan lamentable como la generada por la ronda 2009.

Argentina obtuvo el puesto 59 en matemáticas, el 60 en lectura y el 58 en ciencias, sobre 65 países participantes. Si comparamos el rendimiento de los alumnos argentinos con sus similares de los restantes siete países latinoamericanos participantes los resultados son casi sorprendentes.

Chile encabeza el ranking en las tres áreas. Argentina ocupa el sexto lugar en matemáticas, superando solamente a Colombia y Perú; comparte técnicamente el quinto lugar en ciencias con Brasil y ocupa el penúltimo lugar en lengua, superando solamente a Perú, el peor país rankeado, sobre los 65 participantes, en cada una de las áreas de la evaluación.

Cuando en diciembre de 2007 se conocieron los resultados de la ronda 2006, el ministro de Educación Daniel Filmus sostuvo que “Chile y Uruguay tuvieron coherencia en las gestiones educativas y una tradición de trabajo fuerte. La Argentina tuvo 34 ministros de educación en 55 años”.

Por su parte, el secretario de Educación, Juan Carlos Tedesco, quien sucedería a Filmus días después, señaló que: “Estamos muy mal, especialmente en ese tramo de edad. Pero recordemos que PISA mide la historia educativa de alumnos de 15 años, que ingresaron en el nivel medio en plena crisis”.

Tres años después, en diciembre de 2010, al divulgarse los resultados de la ronda 2009, la reacción de Alberto Sileoni no fue distinta: “Chile encabeza en la región porque hace 20 años que viene invirtiendo en educación, aun con las tensiones que esto le significa”, y auguró: “Si nosotros persistimos en la inversión seguramente seguiremos mejorando”.

Es claro que la predicción no se cumplió. ¿Cuál será la explicación oficial en esta ocasión?

A mediados de marzo pasado se llevó a cabo en nuestro país el Primer Seminario Regional de Evaluación Educativa para el Mercosur. El ministro de Educación y sus pares de Brasil, Uruguay, Ecuador y Bolivia criticaron los exámenes PISA por no considerar la diversidad cultural de los países participantes. Sileoni manifestó que: “No esperamos que modifiquen el cuestionario, sino que lean sus resultados atendiendo a las diferencias que tenemos con otros países. Da la sensación de que a veces se compara lo incomparable”.

¿Comparar lo incomparable? Los resultados de PISA son un baño de realidad.

El costo de no admitir el estado de nuestra educación supera con creces el de negar la tasa de inflación o el valor del tipo de cambio. El futuro de nuestros hijos está en juego.
 

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