Rothbard y el camino hacia el desarrollo
Agustín Guardis
Participante del Programa de Jóvenes Investigadores y Comunicadores Sociales 2019 de Fundación Atlas.
El principal requisito para una
transición con éxito de una economía estatizada a la libertad económica es la
propiedad y la toma privada de decisiones en la asignación de recursos. No
puede haber ninguna duda por parte de los compradores de que un sector está
siendo impulsado mediante subsidios o privilegios especiales que distorsionan
los precios, productos o servicios. Un intercambio económico no puede existir
ni durar mucho sin confianza en la estabilidad y la fiabilidad del marco legal
e institucional, la aplicación de los contratos, los recursos legales y otras
instituciones del mercado.
Murray N. Rothbard planteaba en su época preguntas
interesantes y nos daba respuestas correctas sobre cómo ocuparnos del
berenjenal que quedó en todos los países postcomunistas por los planificadores
centrales. Y nos sirven de ejemplo para el gran problema que tenemos hoy en día
en el país.
“… ¿Cómo pueden entonces
desocializar los gobiernos y su oposición? Algunos pasos son obvios: legalizar
todos los mercados negros, incluyendo el de divisas (y hacer que todas las
divisas sean convertibles libremente con tasa de mercado), eliminar todos los
controles de precios y producción, rebajar drásticamente los impuestos, etc.
Pero ¿qué hacer con las empresas e instituciones del estado, que son, después
de todo, la mayoría de la actividad en los países socializados? La respuesta
fácil (venderlas, por contrato o subasta) aquí no funcionaría. Pues ¿de dónde
iba a proceder el dinero para comprar prácticamente todas las empresas
públicas?...”
Estas cuestiones son de máxima importancia, para
argentina y otros países en la región, en transición desde una economía
planificada desde el estado a otra de mercado. La actividad económica en los
países socialistas está subordinada al cumplimiento de los ideales políticos de
izquierda “a cualquier precio”. La escases de bienes de consumo las causa el
propio sistema. La necesidad de producir bienes en una economía violenta y
represiva, viene dictada por la necesidad de crear algún consumo diferente para
estimular el interés por el trabajo.
Los planificadores centrales o keynesianos tratan de
controlar totalmente la producción y distribución. La competencia se eliminó en
la década de 1930 con la aplicación del ISI modelo de sustitución de
importaciones y la creación de ministerios y secretarias de control de precios.
Como consecuencia, el sistema de precios dejó de existir. Fue reemplazado por
otro en el que los precios se calculan de un modo burocrático de “contabilidad
de costes” y que no refleja la oferta y la demanda. La asignación eficiente de
recursos se convirtió en imposible debido a la falta de información de los
precios. La única manera de hacer que funcionara este mecanismo, era
recurriendo al miedo. Se implantó el miedo en las mentes de las personas y este
remplazó a los incentivos económicos normales. El mercado fue remplazado por un
sistema de mando basado en el mecanismo de la planificación estatal.
¿Qué pasos debemos seguir según Rothbard para
convertirnos en un país desarrollado?
La
forma de Privatizar
La esencia del socialismo es la
propiedad pública, argumentaba Rothbard, y sin desmantelar este sistema nunca podrá
funcionar ninguna reforma económica. Los principales objetivos de la
privatización son introducir una sociedad basada en los principios de la
libertad económica y aumentar la eficiencia de la economía nacional.
“…La manera
adecuada de privatizar es, de nuevo, una radical: permitir que sus usuarios
actuales “ocupen” esos activos, por ejemplo, concediendo participaciones negociables
a prorrata a trabajadores en diversas empresas. Después de este poderoso acto
de privatización universal, los precios de las participaciones de propiedad en
el mercado fluctuarán de acuerdo con la productividad y el éxito de los activos
y las empresas en cuestión. Los críticos de la ocupación habitualmente
denuncian esa idea como un “regalo” o “ganancias injustas” para los receptores.
Pero, en realidad, los ocupantes ya han creado o tomado estos recursos los han
puesto en producción y cualquier ganancia (o pérdida) consiguiente será el
resultado de sus propias acciones productivas y empresariales…”
Rothbard creía correctamente que la
privatización por sí sola no podía resolver todos los problemas y debería venir
acompañada por una liberalización radical de la vida económica: una eliminación
total de los controles de precios y el fin del abuso de la imprenta por parte
del gobierno.
La velocidad de las reformas
“La sabiduría convencional”, escribía
Rothbard, “aconseja ir lento, ‘introduciendo’ libertad, en lugar de tomar el
camino generalmente denigrado del cambio social y económico radical y
completo”. Destacaba que “el gradualismo y el cambio poco a poco deberían dejarse
de lado, favoreciendo una revisión radical e inmediata”. Hoy es evidente
que Rothbard tenía toda la razón en sus predicciones.
Los Delitos y la Corrupción de los Gobernantes
La producción y el intercambio privados,
las actividades más comunes de los seres humanos siguen siendo cuasi delitos en
nuestro país actualmente, mediante un sistema fiscal confiscatorio y un monstruoso
mecanismo regulatorio. Si las organizaciones esperan que los beneficios futuros
se vean gravados fiscalmente, pueden sencillamente decidir no ser rentables en
la economía legal. La población ya se ha acostumbrado a un entorno falto de
legalidad, en el que los compromisos escritos no se cumplen. Debe señalarse que
los derechos de propiedad privada, un objetivo en muchos de los países
socialistas, no pueden existir en un sentido operativo sin legalidad en los
impuestos.
La corrupción se define normalmente como
el comportamiento de los cargos públicos que se desvía de las normas aceptadas
para servir a fines privados. La ideología de izquierda supone que los
funcionarios públicos, al ser servidores altruistas del “bien público”, actúan
sin egoísmo con las respuestas correctas proporcionadas por la “aproximación
científica” de su ideología. Pueden resolver y resolverán a largo plazo todos
los problemas sociales y económicos heredados del capitalismo por la sociedad
socialista. La realidad es distinta, lo vemos en todos los países donde
gobiernan estas ideas, incluido Argentina: los funcionarios del gobierno han
llegado a creer que la propiedad estatal les pertenece de facto, si no de iure. Las empresas de
propiedad estatal han sido un festival de corrupción por todas partes. El
número de estos burócratas en nuestro país es exorbitante. Dado que esa gente
“planifica” y dirige la propiedad estatal y la vida económica en general en su
propio interés, no es sorprendente que los burócratas se hayan convertido en la
élite económica más poderosa de argentina.
Las Inversiones del exterior
La inversión exterior requiere un
entorno amigable. Como mínimo, estas son las cosas a considera según Rothbard:
planes de transición extensos y radicales; provisiones de repatriación de
ganancias y pago de préstamos; infraestructuras institucionales gratuitas;
precios y condiciones de contratación mutuamente aceptables; perspectivas
satisfactorias de resultados financieros y económicos y un entorno cultural
favorable.
Las posibilidades a corto plazo para la
inversión extranjera en la economía actual siguen siendo muy limitadas. El
entorno empresarial seguirá siendo arriesgado mientras los inversores tengan
que preocuparse por la inestabilidad económica, la falta de una moneda fiable,
los conflictos políticos y la incertidumbre acerca del futuro de argentina. Es
evidente que las maneras de mejorar el desarrollo económico dinámico de argentina
pasan por atraer capital exterior, así como conseguir acceso al know-how y los
métodos de gestión modernos. Esto debería realizarse mediante inversión directa
por instituciones extranjeras del sector privado, que solo pueden atraerse
mediante un entorno político favorable. A largo plazo, hay requisitos objetivos
para la inversión de capital extranjero, incluyendo una mano de obra
cualificada y abundancia de recursos naturales y tierra.
Los inversores extranjeros se quejan de
que se piden sobornos y estos se llevan a cabo en todos los niveles de la
burocracia argentina. Sin ellos no se puede hacer nada en banca, construcción,
transporte y otros sectores vitales. La extendida corrupción como consecuencia
de la economía sobrerregulada se cita a menudo como uno de los principales
obstáculos para los inversores en el país. Argentina tiene hoy más de
69.000 leyes y regulaciones mercantiles arbitrarias, que son transferencias de
intereses especiales a través de la corrupción de los gobiernos nacional y
local. Tiene 160 impuestos federales y locales distintos con códigos fiscales
que nadie puede entender, salvo los burócratas que los redactaron. La Policía
Fiscal argentina, en su intento de conseguir más ingresos, puede violar todos
los derechos “garantizados” por la nueva Constitución de 1994. Lo absurdo en este
país llevó a ponerle Impuestos a la Exportaciones que grava fuertemente todo lo
que exporta (¡no mucho!) desde argentina.
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