Conservador y su disfraz de Liberal

Agustín Guardis
Participante del Programa de Jóvenes Investigadores y Comunicadores Sociales 2019 de Fundación Atlas.
El liberalismo y el
conservadurismo, dos filosofías que incluyen aspectos políticos, económicos,
sociales y culturales, se confunden en la actualidad por lo frecuente de su
asociación en los mismos individuos y movimientos políticos. También se
confunden por el intento de los conservadores de ocultarse tras las ideas de la
libertad para maquillar su lado autoritario en los aspectos sociales y
políticos. No obstante, desde un punto de vista teórico, empírico e histórico ambas ideologías se oponen mucho.
En la ciencia política, el término
“conservadurismo” hace referencia a la ideología que se focaliza en la
conservación de las instituciones sociales de un grupo determinado, que se
puede enmarcar en conceptos abstractos como “nación” o en otros más concretos,
como los Estados. También es muy frecuente que el conservadurismo se relacione
con la religión.
Los movimientos
conservadores suelen tener una visión del ser humano y de la sociedad que se
define como “natural”.
Las personas
conservadoras tienden a mostrar rechazo ante comportamientos e ideas que no se
corresponden con las normas sociales que defienden: aquellas que se asocian a
la cultura mayoritaria en una zona geográfica determinada. Así, el
conservadurismo defiende la tradición, que se entiende como una forma de
conservar la estructura social y la estabilidad.
La vertiente radical
del conservadurismo la conforman los movimientos reaccionarios, que se oponen
frontalmente al cambio y defienden la recuperación de “valores tradicionales”,
que en muchos casos prácticamente han desaparecido en la actualidad. Éste es el
caso de las corrientes antiabortistas que han tenido cierto éxito político en
Argentina en los últimos años 2 años.
Probablemente si existe
algún punto en común entre estas dos ideologías es que ambas apoyan la primacía
de la propiedad privada por encima de la pública, al menos en lo teórico, y
hasta que los conservadores se hacen con el poder estatal. Esta característica,
que se opone a los planteamientos del socialismo o a los de la
socialdemocracia, explica en gran medida las alianzas entre conservadores y
liberales.
Mientras que el
conservadurismo se asocia a la estructuración de la sociedad en función de los
grupos que la componen, como las familias, para el liberalismo el individuo es
la unidad humana básica. En este sentido hay presente un recelo claro en torno
a la conformidad con las normas sociales y con la subordinación de las minorías
con respecto a las mayorías.
En el liberalismo prima
la libertad religiosa de los individuos. Lo mismo sucede con los valores
morales, que no deben imponerse a otros más allá de unos mínimos
preferiblemente determinados por el conjunto de la sociedad. En cambio, el
conservadurismo suele usar la moral religiosa como herramienta de cohesión y
control social.
En las ideologías
conservadoras se aúnan de forma natural el ensalzamiento de la tradición, de
los valores compartidos y de la identidad de un colectivo determinado, esto
lleva con frecuencia a un nacionalismo fanatizado, que por consiguiente se
convierte en xenofobia y al proteccionismo. Los liberales suelen defender el
internacionalismo y la minimización de las restricciones al comercio a nivel
mundial.
Los conservadores, en
el sentido más amplio, creen que hay un orden natural de las cosas. Por
ejemplo, hay un orden natural en las familias. Si un hombre se casa con una
mujer y asume la responsabilidad primordial de la crianza de los hijos, habrá
los mejores resultados. Si un hombre se casa con un hombre y permite que el
estado críe a sus hijos, el resultado será una familia disfuncional.
Por desgracia, los
conservadores modernos, una vez en el poder, sufren el mismo defecto que los
socialistas; son estatistas. Es decir, quieren utilizar el poder del estado
para obligar a todos a comportarse de la manera que ellos quieren. Un ejemplo
básico es el matrimonio. Los conservadores quieren preservar la institución del
matrimonio tal como fue creado por Dios -el matrimonio entre un hombre y una
mujer. Otro podría ser las políticas anti-migratorias.
En términos generales, el socialista quiere usar
el poder de coacción del gobierno en asuntos de economía, tales como el
bienestar, la atención médica y el empleo, y los conservadores quieren usarlo
en asuntos sociales, como el consumo de drogas, los juegos de azar y el
matrimonio o sexualidad. Ninguno de ellos lucha correctamente por la libertad.
Los libertarios están
más orientados hacia la libertad. La buscan en todos las ámbitos, sociales y
económicos. Argentina fue fundada sobre ese principio. Los fundadores creían
que la única función legítima del gobierno es preservar la libertad individual.
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