Scaloni: ¡Convocalo a Jagger!
Rogelio López Guillemain
Autor del libro "La rebelión de los mansos", entre otras obras. Médico Cirujano. Especialista en Cirugía Plástica. Especialista
en Cirugía General. Jefe del servicio de Quirófano del Hospital Domingo Funes,
Córdoba. Director del Centro de Formación de Cirugía del Domingo Funes
(reconocido por CONEAU). Productor y conductor de "Sucesos de nuestra
historia" por radio sucesos, Córdoba.
"La forma de empezar es dejar
de
hablar y empezar a actuar"
Walt Disney
Hace apenas algo más de dos meses, el cantante
británico Sir Mick Jagger fue intervenido quirúrgicamente, se le practicó el
reemplazo de la válvula aórtica de su corazón.
Hoy, este mito viviente de la música (que
también ha coqueteado con el cine), reapareció en el escenario junto a sus
Rolling Stones para tocar en Chicago, parte de la extensa gira que están
realizando por Estados Unidos y Canadá.
Esta legendaria banda lleva 56 años tocando
juntos y tres de sus miembros están desde siempre: Charlie Watts de jóvenes 78
años, Keith Richards y Mick Jagger, su vocalista, estos últimos de 75.
Realmente es llamativo ver como estos tres
colosos mantienen el espíritu emprendedor de toda su vida; pero, sobre todo, es
admirable la lucidez y la capacidad física del líder de la banda.
Reflexiones como “la función más importante de Internet, en mi opinión, es que rompe la
censura de los medios de comunicación” o “creo que, a veces, la gente cuando toma drogas es bárbara. No creo que
haya nada malo en eso. Pero si se hace todo el tiempo, uno no produce todas las
buenas cosas que podría. Suena como una declaración puritana, pero lo digo
basándome en mi propia experiencia”; nos presentan a un individuo que posee
un pensamiento crítico sobre la actualidad, capaz de ser políticamente
incorrecto en temas complejos como lo es el de las drogas, y apto para
reconocer sus propios excesos y sus consecuencias.
Pero, ¿por qué siguen tocando? Definitivamente no se debe a problemas
financieros, ya que la fortuna de Jagger ronda los 400 millones de
dólares. Entonces ¿qué los impulsa?, ¿el
hambre de gloria?, ¿la costumbre?
El propio músico responde: “hay días en que piensas: Dios mío otra vez un concierto. Es normal.
Pero en cuanto subes al escenario y ves cómo la gente responde, lo olvidas.
Sólo deseas devolver el sentimiento que ellos irradian”.
Pero también resalta el compromiso con quienes
los acompañan: “los Rolling Stones,
efectivamente, son una empresa y cuando salimos de gira hay un montón de
familias que dependen de nosotros”.
No tendría por qué dudar de estas razones,
aunque creo que hay algo más profundo, un motivo más esencial que quizás no
detecta, por ser parte de su naturaleza, o a lo mejor, lo silencia en afán de
no resultar vanidoso.
Tanto Mick Jagger, como Roger Federer, Steve
Jobs, Thomas Edison o Marcos Galperín (creador de MercadoLibre), son
emprendedores. Todos ellos parecen decir
“I can't get no, satisfaction”, son
personas de acción que no pueden estar sin producir, generar o engendrar. Y es precisamente
el verbo “engendrar”, el que quizás
mejor los describe, ya que sus obras son como sus hijos, que se fecundan en su
interior y que son concebidas por ellos sólos; hijos cuyo padre es el talento y
cuya madre es el esfuerzo.
Ayer, mientras miraba como “paseaban” por la cancha varios de los jugadores de la selección nacional
de fútbol, pensaba en qué falta le hacen a ese equipo los Mick Jagger; protagonistas
con sangre en las venas, conscientes de las esperanzas (aunque sea algo
frívolo) que muchos compatriotas depositan en ellos, personas que esperan una
alegría que no les cambiará la vida, pero que al menos les dibujará una
sonrisa.
Luego me puse a pensar en que falta le hace a
nuestra Argentina, cientos, miles de Mick Jagger, o de Marcos Galperín; argentinos
ansiosos de pararse en sus propios pies, individuos orgullosos de sus logros, ciudadanos
que sientan vergüenza de recibir una limosna del estado, hombres y mujeres que
sean responsables de sus actos, de sus vidas y de las de los hijos que traen al
mundo.
En las próximas elecciones, debemos jugar el
partido de nuestras vidas; no es una final, pero es una instancia muy
importante. Las absurdas y carísimas P.A.S.O.
(encuesta disfrazada de elección que debería desaparecer), nos ofrecen la oportunidad
única de sacarle algún tipo de utilidad.
Podemos votar sin miedo a favor
de aquello que creemos mejor, sin que ello tenga consecuencias institucionales;
NO HACE FALTA VOTAR POR EL MENOS MALO.
Es la oportunidad ideal para decirle a los
políticos que tengan cuidado, que quizás nos comience a gustar esto de salir
del Boca – River que siempre nos impone la política y que quizás llegó el
tiempo de apostar a la libertad, a los valores y a la responsabilidad.
Como dijo Winston Churchill, “nunca, nunca, nunca te rindas”.
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