Argentina en el ranking mundial de competitividad
Eduardo Maschwitz
Presidente del Consejo de Administración de la Fundación Atlas para una Sociedad Libre. Premio a la Libertad 2007, Fundación Atlas para una Sociedad Libre.



La prestigiosa universidad IMD ha publicado recientemente los resultados del ranking mundial de competitividad que realiza todos los años entre 63 países del mundo, dentro de los cuales se encuentra Argentina. El estudio analiza 235 indicadores para cada país siendo algunos de ellos datos estadísticos y otros que surgen de encuestas de opinión a ejecutivos, que luego se agrupan en cuatro grandes categorías de análisis:
 
    -Situación económica a través de la evaluación macroeconómica del funcionamiento de la economía doméstica, precios y tendencias de empleo
 
    -La eficiencia del gobierno examinando como las políticas públicas facilitan, o no, la competitividad de un país
 
    -Como el contexto domestico favorece a que las empresas y negocios funcionen con innovación, rentabilidad y en forma responsable o sea la eficiencia de las empresas y negocios 
 
    -Como las ciencias, la tecnología y los recursos humanos satisfacen las necesidades de los negocios y empresas
 
Destaca el informe que la competitividad es esencial para el buen funcionamiento a largo plazo de la economía ya que es la que permite a los negocios y empresas aspirar al crecimiento sustentable, generando puestos de trabajo suficientes, y por lo tanto mejorar la calidad de vida de los habitantes.
 
En general los países tienen comportamientos similares en los cuatro pilares medidos, aunque hay algunas diferencias entre ellos. Los 10 mejores países renqueados son Singapur, Hong Kong, USA, Suiza, UAE, Holanda, Irlanda, Dinamarca, Suiza y Qatar. Latinoamérica tiene un comportamiento muy pobre siendo Chile el país más competitivo ocupando el puesto 42, estando Brasil 59, Argentina 61 y ultimo Venezuela 63. Solo Mongolia y Venezuela califican peor que Argentina, que en el año 2019 cayo 5 puestos en el ranking. En Latinoamérica se miden 9 países y Argentina ha estado entre 3 peores lugares en los últimos 5 años.
 
Vayamos ahora a analizar el caso argentino. Más allá de la calificación puntual de este año, lo relevante es destacar que Argentina ha ocupado los últimos lugares desde siempre, es decir que sus problemas vienen de años atrás y no de alguna situación particular de la coyuntura actual.
 
Las calificaciones de Argentina son bastante parejas en los cuatro indicadores destacándose relativamente en algunos sub indicadores como   calidad de recursos humanos (39) y salud y medio ambiente (36).
 
En el último año Argentina mide muy mal en todos los indicadores que miden el funcionamiento de la economía, como la caída de PBI, inversiones, desempleo, deuda pública, déficit fiscal, prestamos, inestabilidad política, tasa de interés, y en su imagen global y muestra mejoras en la cantidad de días para iniciar una compañía, inmigración de jóvenes estudiantes, calidad de recursos humanos, y baja de la alícuota de impuestos a empresas.
 
Algunos sub índices donde hay una calificación destacada son los combustibles baratos (18), las bajas remuneraciones del malajemente (8), políticas inmigratorias (4), costo de la electricidad (4), algunos indicadores de salud y educación, bajo costo de alquiler de propiedades (11), y exportación de servicios (9).
 
Resumiendo, vemos que Argentina tiene un comportamiento pobrísimo (tanto en términos absolutos como comparado con los otros 62 países) y consistente en los 4 grandes factores analizados. En el primero, de eficiencia de la economía, siendo que arrastra desde hace décadas una inestabilidad macroeconómica formidable traducida en alta inflación, ausencia de moneda y crédito, bajas inversiones, bajo crecimiento de PBI y PBI per cápita, y bajas exportaciones. En el segundo, de eficiencia del gobierno, muestra una altísima inestabilidad cambiaria, un banco central no independiente, altísimas tasas de interés, leyes laborales inapropiadas, altísimos impuestos, finanzas publicas débiles y muchos subsidios distorsivos. En el tercero, que mide la eficiencia de las empresas, se ve ausencia de crédito a largo y corto plazo, ausencia de mercado local de capitales, bajísimos activos bancarios, mala imagen internacional, y una actitud negativa frente a la apertura y la globalización y una gran necesidad de profundas reformas estructurales sociales y económicas. Por último, el cuarto factor que mide la calidad de la infraestructura, se destacan la baja cantidad de graduados en ciencias, infraestructura energética inadecuada, la baja velocidad de internet, y pocas patentes. Quiero volver a aclarar que estos son datos que surgen del informe y no opiniones de algún autor.
 
No voy a agregar ninguna conclusión. Los resultados del informe no lo necesitan. ¿Cada uno deberá sacar sus propias conclusiones y pensar que país queremos para nuestros hijos y nietos, Venezuela o algún otro?
 
 

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