Cada ciudadano tiene más poder del que piensa

Malú Kikuchi
Periodista. Conductora de "Cuento Chino" y "La Dama y el Bárbaro", radio El Mundo. Premio a la Libertad 2013, Fundación Atlas para una Sociedad Libre.
El 1/8, en el aula
magna de la facultad de Ciencias Exactas, ante una sala llena, se presentó el
precandidato a presidente de la Nación por el Frente de Todos, Alberto
Fernández. El acto venía precedido por 8.000 firmas de científicos y académicos
que avalaban la fórmula de los Fernández.
Ante un público
aplaudidor, en alguna parte de su discurso, Alberto dijo: “A ningún
investigador le voy a preguntar como piensa ni a quién vota. Así que…(le
pregunta a alguien por un nombre), Sandra Pitta no tengas miedo, te prometo que
te voy a cuidar como todos ellos, porque
vos valés mucho igual que todos ellos”.
¿Quién es Sandra Pitta?
Uruguaya, estudió en Montevideo, entre 1969 y 1977 en EEUU, llegó a la
Argentina en 1978. Dra en Biotecnología, investigadora del Conicet, Bioquímica,
especializada en ciencias Agrarias y Biología molecular. Investigadora de
Micología y Botánica. Una científica.
¿Quién es Alberto
Fenández para arrogarse el derecho de preguntar como piensa o vota otra
persona? Nadie tiene ese derecho. El sólo plantearlo indica un sesgo
autoritario. El pensamiento sobre lo que fuera y el votar a quien a uno se le
ocurra, es un derecho inalienable en un mundo libre.
Expresarlo
públicamente, como si fuera una merced real, “no voy a preguntar”, indica fallas
muy serias en la formación cívica del candidato. Al igual que en toda la
audiencia, donde a nadie se lo ocurrió decir que no tenía derecho ni siquiera a
insinuar que no preguntaría.
En personajes que no
cesan de parlotear sobre los derechos de las personas, nunca hablan de
“ciudadanos”, como si el pueblo estuviera compuesto por ilotas más o menos
ilustrados. O desconocen los derechos básicos de los seres humanos, o sólo
ellos son los dignos destinatarios.
Es difícil no pensar
mal cuando alguien dice, “te prometo que te voy a cuidar”. Parece que es la
frase predilecta de las personas a las que hay que temer. Probablemente no sea
el caso de Alberto Fernández, pero es obvio que rodeado de patoteros, se le
haya pegado el decir y… el pensar.
El 2/8 por la mañana le
“tuiteó” a Sandra (que a su vez le había contestado): “[…] Qué equivocada está.
No debe saber lo que a mi me marcó la noche. Yo no pego con bastones, ni con
decretos ni con nada a nadie y menos a los que investigan y educan. Sandra,
sacate ese miedo. Es un miedo incomprensible”. ¿Lo es?
Alberto Fernández es
abogado, debe conocer la Constitución Nacional,
¿qué quiere decir “menos con investigadores y educadores? ¿No son todos
iguales ante la ley (artículo 16)? Con un ciudadano de a pie ¿es menos
doloso? Por favor Doctor, no aclare más
que oscurece y mucho.
La Dra Sandra Pitta,
aunque no lo reconozca, tiene miedo. Y tiene razones para tenerlo. Su trabajo
depende del erario público, de ganar los Fernández las elecciones, su trabajo
como mínimo, tendría problemas. Y sus compañeros mirarían hacia otro lado, los
valientes no abundan.
Es bueno que estas
cosas pasen antes de las elecciones. Es bueno que la gente que tiene ganas de
comprender, comprenda. No está en juego una elección más, que puede girar más a
la derecha o a la izquierda y que a nadie le cambia la vida; está en juego la
libertad y con ella el miedo.
Vivir con miedo es
abyecto, pero si hay razones para tenerlo, forma parte de la naturaleza humana.
El gobierno actual ha cometido todos los errores posibles, lo ha reconocido y
se ha disculpado, pero como dice Santiago Kovadloff, “entre el error y el
terror, hay algo más que una letra”.
Sandra Pitta le escribe
en un tuit a Alberto Fernández: *“¿Una mujer sola los desestabilizó? ¿Una mujer
sin poder ni influencia ninguna? Quizás cada ciudadano tiene más poder del que
piensa”. Es cierto. Hay que usarlo. El domingo 11 de agosto se votan las PASO.
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