Cómo funciona Bitcoin, la moneda virtual que crece como herramienta
Franco Amati
Cofundador de Fundación Bitcoin Argentina.
Hasta
inicios del siglo XX, en la Micronesia, los nativos de la isla de Yap ejercían
el comercio intercambiando discos circulares de piedra caliza. Estas piedras,
denominadas rai y oriundas de las islas de Palaos, eran escasas para los
habitantes de Yap, y su única función consistía en ser moneda (no tenían una
utilidad industrial, otro uso particular o valor decorativo). Bajo este
sistema, que nació de común acuerdo entre los habitantes, se sospecha que se
valieron por siglos.
A
grandes rasgos, debido a su escasez y uso exclusivo para intercambios, la
mayoría de las monedas digitales pueden ser un equivalente moderno de las
piedras rai. Bitcoin, la primera y la más popular de estas alternativas de
código abierto, tuvo su origen hace ya casi cinco años de la mano de quien se
hacía llamar Satoshi Nakamoto, pero cuya identidad real se desconoce.
Pese a
tener un creador, la moneda no es administrada ni por Nakamoto, ni por ningún
gobierno o empresa. Bitcoin, por el contrario, funciona mediante una red de
pares, donde los usuarios de manera descentralizada comparten una base de datos
distribuida que audita criptográficamente y registra, a manera de libro
contable, quién es el tenedor actual de cada moneda.
Las
ventajas de este tipo de herramientas son muchas. Para empezar, es la primera
vez en la historia que es posible transferir valor a cualquier lugar del mundo,
de manera casi instantánea, sin intermediarios, con costos ínfimos, y sin
suministrar nuestros datos personales. Podríamos decir que así como el email
simplificó el envío de correspondencia, de similar forma las monedas digitales
pueden alterar positivamente el envío de dinero.
Con
Bitcoin no existen engorrosas y costosas transferencias internacionales (SWIFT)
al pagar por un servicio en el exterior, no existen días inhábiles u horarios
de cierre para abonar electrónicamente una deuda, no existen grandes comisiones,
cupos, confiscaciones o pérdida de privacidad en el envío de remesas (Western
Union) o en los procesadores de pagos (Paypal), ni tampoco es necesaria
bancarización alguna para que una persona necesitada pueda recibir donaciones
de cualquier parte del mundo.
Sobre
sus aspectos monetarios, además de ser fungible, divisible, portátil, durable y
escaso, Bitcoin propone un sistema de normas claras y predefinidas, bajo el
cual no existen privilegiados que puedan alterar las reglas para su
conveniencia, y donde la emisión monetaria esta pautada de antemano para que
nunca existan más de 21 millones de unidades (divisibles en 8 decimales).
Ignorando
los miles de años de historia que los diferencian, podríamos comparar a Bitcoin
con el oro, cuyo valor actual se debe apenas en una reducida parte a su uso
industrial o en joyería, y al cual en cambio valoramos porque confiamos en que
otros en el futuro nos lo aceptarán como bien de intercambio.
En este
sentido, las monedas digitales también han comenzado a ser utilizadas como
refugio ante la inflación. Si bien cuentan con una alta volatilidad propia de
la incertidumbre de lo nuevo y de un mercado aún pequeño, la transparencia y
previsibilidad sobre su circulante, situación que en general no se replica en
los bancos centrales del mundo, han permitido que algunos usuales ahorristas
del oro se diversifiquen considerando a esta nueva alternativa. De similar
forma, el aumento de su demanda, junto a expectativa futura sobre su
crecimiento, atrae a inversionistas que esperan que la ley de la oferta y la
demanda les permita obtener una utilidad.
Argentina
no es ajena a Bitcoin. La comunidad usuaria de Bitcoin en el país es superior a
la del resto de los países latinoamericanos, y este pasado 7 y 8 de diciembre
se celebró en Buenos Aires LaBITconf , primer conferencia Bitcoin de
Latinoamérica, con más de 25 oradores internacionales, líderes y referentes del
sector.
Ser
moneda internacional, la obsolescencia del sistema bancario actual, o la
desnacionalización del dinero a la que apuntaba el Premio Nobel de Economía
Friedrich Hayek, son metas muy lejanas que pueden o no ser alcanzadas. No
obstante, Bitcoin está siendo una herramienta útil para muchas personas que
difícilmente quieran volver a la situación anterior, o que en ciertos casos
tengan modelos de negocio que directamente son imposibles sin la existencia de
monedas digitales.
Podemos
debatir entonces si Bitcoin u otras alternativas similares serán herramientas
masivas o de nicho; pero, más allá de una alta o baja popularidad,
probablemente hayan llegado para quedarse.
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